Todos a bordo

Gran apuesta por parte de Supermassive Games de continuar con el camino que abrió su juego estrella Until Dawn (2015), pues no somos pocos los jugadores que nos quedamos con ganas de más después de habernos introducido en el terrorífico mundo de los psiquiátricos abandonados y los cementerios indios. El tema que nos ocupa es el de Man of Medan, un juego autoconclusivo e independiente de su antecesor, primera entrega que forma parte de la serie The Dark Pictures Anthology, que sigue los pasos ya propuestos para relatarnos otra escalofriante historia.

En este caso, la situación de partida resulta bastante familiar. Cinco jóvenes deciden hacer una exploración submarina en las aguas del Mar de la China Oriental, que fue testigo de naufragios y otros incidentes durante el período de la Segunda Guerra Mundial. Buscan el tesoro llamado ‘el oro de Manchú’, el cual se encuentra en algún punto de las profundidades, cuando en un momento dado unos piratas secuestran el barco. A medida que la historia se desarrolla los protagonistas se darán cuenta de que un secuestro en altamar no es lo más terrorífico a lo que tendrán que enfrentarse. Contamos con la presencia de caras conocidas del mundo del cine en el casting como Shawn Ashmore (X-Men), como ya lo fueron en Until Dawn Hayden Paniettiere (Heroes), Rami Malek (Mr Robot) o Peter Stormare (Fargo).

Man of Medan arranca con un corto capítulo a modo introductorio al estilo ‘años atrás en este mismo lugar’, para después pisar el acelerador y ponernos los pelos de punta incluyendo una intro de serie de televisión como ya hizo en Until Dawn, precisamente con el mismo tema musical ‘malrollero’ (O’ Death, interpretada por Amy van Roekel) en una versión más actualizada y rompedora que parece que será recurrente en el resto de entregas de la saga. No es lo único reminiscente: la figura del relator es permanente de nuevo, si bien en Until Dawn contábamos con la presencia del psiquiatra, que entre capítulos nos hacía preguntas que nos ayudaban a guiar nuestras acciones, en este caso encontramos al Conservador. El Conservador es un coleccionista de objetos esotéricos y estrafalarios que, desde su despacho, será el encargado de contarnos las historias que viviremos y darnos pistas que puedan facilitarnos un avance adecuado. Un personaje cuyo discurso puede invitarnos a recordar sagas de terror televisivas de los 90 como Pesadillas o El club de medianoche.

Las comparaciones son odiosas

La duración de Man of Medan ronda sobre las 4-5h, un tiempo satisfactorio y asequible que permite libertad a la hora de crear un amplio abanico de posibilidades sobre las que desarrollar la historia y quizá éste sea su punto más fuerte. Al contrario que otras aventuras gráficas cinematográficas del género, Man of Medan consigue exponer un cambio real en la diversidad de finales que propone debido a unas ramificaciones bien trabajadas. Debido a esto, quizá no inmediatamente después, pero pasado un tiempo disfrutaremos rejugándolo en varias ocasiones. En este contexto y como novedad, Supermassive Game ha incluido el modo ‘Noche de Películas’, el cual ofrece la posibilidad de completar el juego con amigos, asumiendo un rol y pasándose el mando. Interesante inclusión ya que muchos jugadores disfrutamos pasándonos Until Dawn de esta manera.

Sin embargo, la escasa duración de Man of Medan puede ser un hándicap, pues implica un vacío y superficial desarrollo de sus personajes (aunque la personalidad de estos sea de por sí bastante simple). Otras aventuras gráficas del género, tales como Detroit (Quantic Dream, 2018), lejos de ser perfectas consiguieron que el jugador tuviera la posibilidad de moldear a su gusto la personalidad de sus personajes y no sólo crear situaciones independientes a cada jugador, sino protagonistas diferentes que desembocan en experiencias de juego muy variadas. Until Dawn fue una apuesta muy estudiada por parte de la compañía, en la cual se dio un golpe sobre la mesa acerca de las aventuras gráficas en tono cinematográfico, y se tuvo en cuenta un objetivo muy claro: el de introducirnos en una película de terror comercial y ser parte de ella. Si bien el guion era simple, la inmersión era total debido a su tratamiento. Sorprendía y quedamos encantados. Otros elementos por los que Until Dawn funcionaba tan bien es porque era íntegro en el manejo del tiempo. Su duración era de 8-10h, lo cual correspondía al tiempo transcurrido en el juego en una noche.

La repetición de la fórmula, al priori ejecutada con menos interés que en su predecesor, no consigue satisfacernos completamente. El juego transcurre en su totalidad en el interior de un buque abandonado, oscuro, de largos pasillos y con estancias muy parecidas entre ellas, cuyo tránsito puede antojarse tedioso en un momento dado. La repetición de situaciones es constante, aunque, ciertamente, al ser tan corto no llega a ser aburrido.

Si bien estas apreciaciones pueden llegar a ser subjetivas y propias del jugador en un momento dado, existen otras que considero imperdonables a estas alturas de la historia. Hablemos del montaje. Es evidente que en este tipo de juegos, el montaje de cinemáticas es una tarea harto complicada, pues las combinaciones de las decisiones y las ramificaciones derivadas de estas exigen el uso y reuso de cinemáticas que deben combinarse para adaptarse a las elecciones del jugador. Encontramos muy numerosos fallos de raccord en estas situaciones, así como breves tiempos de carga en mitad de escenas, incluso entre dos planos consecutivos, que hacen que nos percatemos de todo el mecanismo y en qué punto exacto se encuentran las disyuntivas. Si seguimos hablando de fallos técnicos encontramos caídas de frames en momentos puntuales y dificultad en la carga de texturas, que podría quedar justificado en un momento dado por la gran calidad gráfica a la que nos enfrentamos. Un aspecto en el que por supuesto sobresale, como también en el desarrollo de animaciones faciales y de movimiento. Este último aspecto, acompañado de un hábil manejo de la cámara y un inquietante punto de vista durante todo el juego, contribuye a crear empatía con el personaje y a mejorar la inmersión.

Un inalcanzable compromiso entre funcionalidad y elegancia

Como contrapunto esto – y lo que considero un paso hacia atrás en la carrera de Supermassive Game – es el diseño de los materiales gráficos. Para algunos jugadores tal vez puede ser un aspecto menor, sin embargo los botones de interacción que aparecen en pantalla son grandes, toscos y poco elegantes para el ambiente en el que nos movemos. La oscuridad permanente del juego ha obligado a los desarrolladores a optar por un recurso barato y simplón para la interacción del jugador con los entornos, que es el de que los objetos brillen para notificar al espectador de que debe acercarse a ellos.

Detalles técnicos aparte, he de lanzar una pequeña recomendación antes de poner un punto y final a este artículo, y es que pienso que es un error jugar a Man of Medan y ponerse como objetivo llegar al final con todos los personajes vivos. Si bien es un reto, ya que el juego pone complicado llegar a esta situación, Man of Medan no se luce argumentalmente en estos entornos. El desarrollo de la historia es más rico y profundo cuando los personajes van muriendo, de hecho se revela información que aporta sentido al guion de una historia, ya de por sí, bastante simple. Datos tan importantes como el origen del buque SS Ourang Medan y su historia difícilmente queda justificada en todas las posibilidades jugables, así como otros datos de interés para quedarse satisfecho hacia el final. Las situaciones más emocionantes y entretenidas son aquellas en las cuales los personajes se juegan la vida, sin embargo, si eres buen jugador no tendrás necesidad de vivir ni la mitad de ellas, lo cual puede cambiar tu experiencia.

Al margen de esto el juego se vuelve emocionante en momentos críticos, ya que el jugador siente que las decisiones que está tomando realmente pesan sobre la vida de tus personajes y que decisiones pequeñas pueden acarrear consecuencias graves, es uno de sus puntos más fuertes sin ninguna duda. Entre todos los finales posibles, eso sí, está la posibilidad de que sobrevivan todos de manera independiente, es decir, existen cinco finales en los que solo sobrevive una persona, lo cual me parece un punto destacable.

Luchando por salir a flote

Man of Medan nos presenta un juego con clara correlación con Until Dawn. No obstante, la innovación, en este caso, es nula, siendo el aspecto diferenciador que le pasa factura cuando especialmente el jugador en cuestión ha disfrutado de las obras previas del estudio. Incluso aspectos como la toma de decisiones (en Until Dawn, el efecto mariposa, en Man of Medan, el cambio de rumbo) o los coleccionables que nos auguran presagios (Until Dawn, totéms; Man of Medan, pinturas de barcos) son reincidentes, aparte de los anteriormente mencionados. Como opción innovadora solo se incluye la opción de ‘no decir nada’ en decisiones durante conversaciones, un producto claramente heredado de las aventuras gráficas de Telltale, y que realmente no tienen un peso significativo en el desarrollo de los hechos.

A pesar de todo Man of Medan es un juego altamente disfrutable si eres fan del cine de terror, o de las aventuras gráficas en tono cinematográfico al nivel general. Su próxima entrega Little Hope, se encuentra anunciada para su lanzamiento en 2020, apostando de nuevo por caras reconocibles como la del actor Will Poulter (El corredor del laberinto). Esperemos que, para entonces, Supermassive sea capaz de levar anclas hacia aguas aún mejores, haciendo de este agridulce primer episodio un inicio maravilloso de una antología para la que no podemos esperar a descubrir más.


Este análisis ha sido realizado con una copia digital para PlayStation 4 cedida por Bandai Namco.