Dos épocas, dos mundos

A veces, escribir sobre videojuegos, además de sangre, sudor y píxeles en pantalla, supone oportunidades y desafíos a partes iguales. En esta ocasión, la tarea es enfrentarse a la nueva entrega de una reconocida saga de aventuras gráficas como es Syberia: The World Before sin haber tenido apenas acercamiento previo a la saga o al género. Por pecado capital que pueda suponer, realmente Life is Strange (y la demo que suponía The Awesome Adventures of Captain Spirit) es lo más próximo tanto en tiempo como en forma a la aventura desarrollada por Microids. En mi casa eran más de Imperivm, Tzar y juegos de estrategia equivalentes, y crecí con ellos, en vez de tener Monkey Island o Day of the Tentacle entre mis primeras experiencias con el medio. Luego que por qué pierdo la vida en juegos de gestión. Pero en fin, al lío sobre hablar de las aventuras de Kate Walker.

Como ya he dicho, no he tocado ninguna entrega previa de la saga, y eso, inevitablemente, implica que el personaje de Kate Walker es totalmente nuevo para mí. Como parte de la documentación para escribir esto he descubierto que es la protagonista del resto de títulos, lo cual explica sobremanera que no haya ningún tipo de introducción para el personaje, que es algo que me chocó mucho inicialmente. Asumí que ya habría aparecido, con un papel más o menos relevante previamente, pero la nula introducción me pareció un problema notable en el caso de que nuevos jugadores optaran por hacer de esta su introducción a la saga. Sí, no es lo más lógico empezar una serie por el final, pero también lo hizo George Lucas y mal del todo no le salió. Sin embargo, Kate Walker no es la única protagonista en esta ocasión, ya que también contamos con Dana Roze, perteneciente a una época histórica totalmente distinta (los años 30, frente a los años 2000, periodo en el que vive Kate) como principal aliciente narrativo.

Si hay algo en lo que Syberia: The World Before no se corta un pelo es en señalar eventos históricos, pero con una ligera capa de maquillaje por encima. Dana Roze vive en 1930 (coincidencia número uno), pertenece a una minoría étnica (símil numero uno) y es perseguida por una organización fascista llamada la Sombra Marrón (coincidencia y símil para una combinación perfecta) en Vaghen, una ciudad ficticia que yo personalmente he querido relacionar con Viena, pero cualquier ciudad de la zona de los Alpes podría cumplir este papel (que sería otra coincidencia adicional en esta simple analogía a la actividad de los nazis en su periodo histórico, por si no había quedado claro aún por donde iban los tiros). Si dejamos esta contextualización, nuestra historia comienza con Dana graduándose como pianista en la ciudad, y Kate, por otro lado, estando presa en una mina, donde encuentra un retrato de (la que más tarde descubre que es) Dana, y se embarca en su particular misión para descubrir sobre su pasado y su vida.

Sin querer entra tampoco en detalles excesivamente profundos sobre la trama, ya que entiendo que es lo más interesante de Syberia: The World, y lo ya mencionado es exposición que se da en los primeros compases del juego, sin ser candidata al Óscar, se sostiene de forma más que satisfactoria a lo largo de muchas horas. Esto hay que cogerlo un poco con pinzas, al no estar yo precisamente versado en las aventuras gráficas, pero su duración puede irse fácilmente a las 15 horas, y la trama no flojea precisamente por intentar estirar el chicle más de lo necesario. Más bien al contrario. Sí que hay ciertos detalles que están poco justificados y que tienen que estar porque la trama necesita avanzar (cierta huésped de cierto hostal, por ejemplo), pero omitiendo estos casos puntuales, es sólida e incluso introduce decisiones que, aunque de primeras puede parecer que no tienen relevancia y que quedan más de cara a la galería, sí la tienen a la hora de la verdad. Además, una cosa que sí he agradecido es que, aunque tenga lugar en un universo alternativo con autómatas y demás inventos fantásticos, no hace un uso excesivo de clichés en los que podría caer por temática.

En un punto intermedio, relacionado con la narrativa pero no esencial, pero que sí me parece interesante el metacomentario que realiza sobre la gentrificación (proceso por el que los vecinos y negocios más pobres/poco rentables de la ciudad de Vaghen son expulsados de forma más o menos forzosa de sus vidas), punto algo oculto en torno al cual giran muchos de los elementos de la trama, y sobre el que continuamente se habla en todo momento. Más que desarrollarlo textualmente, en este caso me contentaré con dejar que sea descubierto por vosotros mismos.

En lo que lo nuevo de Microids no es tan sólido es tanto en la jugabilidad, como en lo que al apartado técnico se refiere. Por un lado, entiendo que está justificado por el género, como podría esperarse, pero aún así, me parece que la fórmula elegida tiene mucho margen de mejora. En primer lugar, jugar con mando se me ha hecho imprescindible, ya que con teclado y ratón el control de Kate Walker era excesivamente ortopédico. Y a pesar de ello, la continuo uso de QTEs (Quick Time Events) para prácticamente cualquier interacción con el escenario es muy pesada y repetitiva. Sí, tiene sentido en los puzles, de los cuales hay algunos (contados, por suerte) que son para dar de comer aparte, pero para inspeccionar un objeto que es a fin de cuentas irrelevante, un QTE es innecesario. Y ojo, esto no implica relleno jugable para llegar a la duración mencionada anteriormente, pero lo cortés no quita lo valiente.

Por último, quedaría mencionar el apartado técnico, en el cual me ha dejado ciertamente frío. No porque Syberia: The World Before se vea mal (al contrario, el diseño artístico me parece cuanto menos solvente, especialmente en lo que a lo sonoro se refiere) sino al rendimiento. Creado con Unity, no especialmente agradecido con la optimización, los requisitos técnicos en relación a la experiencia que ofrece son muy elevados. He jugado en un ordenador portátil que no es precisamente puntero en los tiempos que corren, pero que puede de sobra con proyectos más complejos, y en este caso hay que darle un palo a Microids porque hay margen de mejora. Cierto es que, previsiblemente, la versión de PlayStation 5 y Xbox Series no sufrirá problemas de rendimiento, pero no por ello hay que olvidarse de los jugadores de PC, que son los que, a fecha de hoy, pueden disfrutar del juego.

El mundo de antes, y el de ahora

Siendo justos, sé perfectamente que no soy el público objetivo de Syberia: The World Before, pero no por ello no voy a recomendarlo, aunque con unos cuantos avisos o “peros” delante. En primer lugar, si no hemos jugado a otros títulos de la serie, instaría primero a pasar por ellos, aunque la jugabilidad pueda hacerse arcaica (por los años en los que se publicaron), pero es algo que podríamos sufrir igualmente en este título por el excesivo uso de QTEs. Dejando a un lado este par de detalles, y lo relativo al rendimiento que acabo de mencionar, Syberia: The World Before es una aventura gráfica más que recomendable, y que los más adeptos al género podrán disfrutar con mucho gusto.


Esta crítica se ha realizado en base a un código para la versión de Steam cedido por Cosmocover.