Más presentes que nunca

La rutina, dícese de aquella costumbre o acciones que realizamos repetidamente a lo largo de un tiempo. Estas acciones pueden formar parte de un amplio catálogo, no quedan reducida a despertarse a una hora e irse a dormir. La rutina de cada uno es compleja a nivel individual, pues cada uno la gestiona de una manera u otra, e incluso se dice que hay quienes, por suerte, no cuentan con una impuesta. Cuando hablo de rutina impuesta me quiero referir al peor aspecto de esta, una rutina que se ha visto forzada pues hay actos que, hasta cierto punto se escapan de nuestras manos, como podría ser el de ganar dinero (aunque vivamos de la plusvalía de los trabajadores). Mi rutina impuesta se compone, principalmente, del trabajo, que me deja libre a las 18 de la tarde, desde que me despierto hasta que salgo, todos los días de la semana laboral, mi rutina se conforma de esta única acción, y por tanto, cualquier otra cosa externa que quiera hacer he de moldearla en esta rutina para intentar buscarle hueco, como podría ser escribir estas palabras. Dicho esto, las rutinas no forman parte solo de nuestro mundo físico, pues se puede transportar al mundo digital, al de los videojuegos concretamente, y aunque hay muchos ejemplos de posibles rutinas dentro de una gran variedad de títulos, como podrían ser los juegos de granjas, donde replicamos una supuesta rutina laboral que se da en el mundo real, quiero centrarme en un género que desde hace unos años está viviendo una gran expansión, algo que ya había pasado antes y que ahora parece imprescindible para hablar de títulos “grandes”, y es que los juegos de mundo abierto están de nuevo en la cresta de la ola, y a mí me agotan.

Rutina

No son pocos los juegos que salen, en especial grandes producciones, que de una manera u otra intentan introducir este modelo en todos los lanzamientos, ya sea con un enfoque principal, como en Elden Ring, o con uno algo más de lado, reduciéndolo a la exploración y extracción de recursos, un lugar donde metería a No Man’s Sky. Con esta diferencia en mente, recogemos el testigo de la primera opción, ya que considero que es la que más se explota a día de hoy, pues son estos juegos, donde prima el moverte por el mundo para encontrar zonas especiales, enemigos o tesoros, los que más popularidad recogen. Tal vez no se note mucha diferencia entre los dos ejemplos que he mencionado antes, sobre todo tras hablar de la primera opción, ya que la diferencia principal la noto en los objetivos, pues mientras que en Elden Ring la importancia recae en los lugares o enemigos, en los aspectos más micro comparado con la extensión del mapa, en NMS es algo distinto, se centra en el macro, en moverte entre planetas enteros que investigaremos, y al fin y al cabo también tendrán esos lugares destacados, pero carecen de la importancia de, por ejemplo, los templos de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Dicho esto, en lo que llevamos de año no son pocos los juegos de mundo abierto que han salido, desde títulos esperados durante mucho tiempo, como Dying Light 2, hasta otros cuyo anuncio fueron más recientes pero las ganas iguales y mayores, como el ya expuesto Elden Ring u Horizon Forbidden West, siendo el enfoque de estos tres bastante similar, dando importancia a sus misiones, lugares emblemáticos y enemigos, algo que nos acaba haciendo caer en una espiral de tiempo donde la rutina encuentra su hueco. Todos estos pecan de los mismos “males” emblemáticos de los mundos abiertos, la repetición de misiones, la mejora del personaje con habilidades, la recolección, el farmeo, juegos que aunque de primeras parecen diferentes y hay quieres sitúan a unos por encima de otros, acaban siendo excesivamente similares, y eso es una realidad, pues los patrones son similares en ellos.

Rutina

Y hay un nombre para todo eso, claro que existe, la rutina. Dentro de estos juegos fantásticos donde prima la libertad, acabamos cayendo en las mismas rutinas que tenemos en la vida real, y lo peor es que las encadenamos, una tras otra, en un ciclo infinito del que las grandes producciones mas que salir entran cada vez más y más. No son pocos los juegos que quedan por salir durante el resto del año, pero solamente con los salidos en apenas tres meses, lograr pasárnoslos todos, tanto como críticos como jugadores, se hace casi imposible, pues si no es poco la rutina que se nos impone en nuestra vida, recaer en una lúdica acaba consumiendo.