El terror de Capcom vuelve - quizás, de forma un tanto oportunista - el 3 de abril

Sin lugar a dudas, la franquicia Resident Evil es de esas que nos llevan acompañando desde que muchos de nosotros apenas teníamos uso de consciencia. Desde que el primer titulo de la saga se lanzase al público en 1996, la saga ha contado ya con un total de treinta y un lanzamientos, contando juegos originales, remakes, spin-offs y derivados. No obstante, dicha cifra se verá incrementada muy pronto gracias a los chicos de Capcom, y a sus incansables esfuerzos por llevar de la mano los primeros capítulos a las nuevas generaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El pasado 2019 Capcom sorprendió con el lanzamiento del remake de Resident Evil 2, título que originalmente fue lanzado en 1998 para PS1 y que ya estuvo disponible para PS3. Ocupó también un hueco en la biblioteca de PS4, algo que muchos fans agradecieron dada su intachable calidad, pero que desde mi punto de vista sentí como poco menos que una pérdida de recursos. Gracias al éxito que consiguió, la empresa lanzará el próximo 3 de abril el remake de Resident Evil 3 tanto para PlayStation 4 como para Xbox One, siendo un juego que también estuvo disponible tanto para PS1 como PS3. Y entiendo que, ante la situación, fanáticos estén tachando los días esperando el lanzamiento, llegando al punto de hacer auténticas locuras – como filtrar una ingente cantidad de imágenes, que acompañan este artículo y me han servido de excusa para hablar hoy de la entrega – para amainar sus ansias, pero no puedo evitar preguntarme acerca de la necesidad de un lanzamiento que, inconscientemente, está impidiendo que otras IP se financien y salgan a la luz.

¿Son los remakes la mejor opción?

Como bien es tendencia en la industria actual, con el paso de las nuevas generaciones parece obvio el pensar que si tu producto es bueno, debes aprovecharlo y estirar su cuerda hasta el máximo posible. Con el devenir de los meses podemos ver cómo grandes títulos de su época llegan en versiones remasterizadas para nuevas plataformas; destacan los casos de Skyrim o The Witcher, que han sido capaz de remasterizarse para llegar a todas las plataformas posibles. Y comprendo que esto pueda ser una gran opción para muchos fans o nuevos jugadores de vivir la aventura en una mayor calidad a la ofrecida en su nacimiento, pero, ¿hasta cuándo merece la pena seguir perpetuando un legado prescindible? Si cada vez que llegue una nueva generación o una nueva consola los juegos más potentes de mercado tomarán la forma de revisiones de títulos ya desgastados, por atractivos que sean, ¿qué sentido tendrá dar el salto? 

Ante dicha situación, ¿no sería más fácil imitar, por ejemplo, lo que Nintendo ha conseguido con Nintendo Switch? La opción de lanzar dos aplicaciones gratuitas con la suscripción online, donde podamos disfrutar de los juegos NES y SNES, sin necesidad de una remasterización o pasar de nuevo por caja creo que sería una opción mejor aceptada que la repetitiva remasterización de estos. Alternativas a ella son el más que encomiable GeForce Now o PSNow, que cuenta con números viejos títulos en su biblioteca online a cambio de una suscripción mensual sí que ofrece la posibilidad de disfrutar de ellos en la nueva generación.

Con esto, no quiero decir que la remasterización – o, sobre todo, remake – de algunos títulos no sea necesaria, ya que siempre se agradece que un gran juego de 1997 se vista con las mejores galas de cada generación, pero que un mismo título llegue a todas las plataformas disponibles o que hayan estado disponibles me parece un abuso masivo que en cierto modo puede llegar a prostituir la obra original. Si por una vez se parasen a pensar más en el jugador y menos en la caja que pueden hacer con estos lanzamientos y aprovechasen los ya servicios streaming como lo es PSNow o Nintendo SNES para ir añadiendo viejos títulos que puedan ser jugador en una nueva generación, no provocarían la sensación de desgaste y ausencia de ideas que genera la industria cada vez que una entrega vieja sorprende con su remasterización.