Calibrar el dedo delator

Durante las últimas horas de la tarde de este último viernes, la toxicidad volvió a correr como la pólvora por las redes sociales que, como Twitter o reddit, frecuentamos los más afines al medio; esta vez, en forma de carga fundamentada contra el recientemente desvelado doblaje de Control, la nueva obra de Remedy (Quantum Break, Alan Wake), cuya jugabilidad y localización pudimos ver en acción de primera mano gracias a las decenas de previews en vídeo que salieron a la luz en el día de ayer. La situación, a falta de semanas para un estreno previsto para el 27 de agosto, era absolutamente dantesca, conformando uno de los peores trabajos de doblaje de los que cualquier asiduo al audiovisual haya podido disfrutar en la última década, con graves errores ya no solo en una interpretación ampliamente mejorable – de obvio corte amateur, que parecía ser fruto de una importante desinformación durante el proceso de grabación – sino también de sincronización labial – los cuales, al menos, se espera que se amenicen de cara al lanzamiento -.

Parece que hayan cogido un diálogo de Aquí No Hay Quien Viva y lo hayan superpuesto“, comentaba ayer por el grupo de WhatsApp de la redacción, siempre en tono jocoso, nuestro querido JP. Desgraciadamente, y como bien suele ocurrir en este tipo de casos, no siempre el título suele ser objeto de bromas, sino también de desazonadas – y, usualmente, poco fundamentadas – críticas que, ciertamente, plantean un boicot justo y necesario, pero que erran enormemente en su planteamiento al atacar desbaratadamente a toda vía partícipe.

Informándome sobre el quién, el cómo y el porqué de esta localización, he llegado a leer cientos de mensajes de odio hacia el estudio desarrollador, quien considero exento de culpa, pese a disponer de control de calidad propio y de gran voluntad de elección en el resultado final de una obra que, recordemos, llegará – como buen doble A – a un número completamente absurdo de países, muchos de ellos con su correspondiente traducción. He llegado a leer, incluso, que “Remedy ya no es lo que era“, ya que, tras sorprender a propios y a extraños con unas primeras obras en íntegro español, acabaron por ofrecernos, como anticipo de la tragedia, un Quantum Break únicamente subtitulado, cuando los costes de producción de dicha propuesta fueron exclusivamente cubiertos por Microsoft; entidad que, por tanto, tenía la libertad y responsabilidad de escoger el reparto de los gastos.

Por tanto, el dedo delator, sin especial margen de duda, debería de apuntar en este caso en primera y última instancia a la editora, 505 Games, quien deliberadamente ha escatimado en recursos realizando un doblaje ‘low cost‘ a cargo de nada más y nada menos que VoiceSquad, una compañía inglesa de bajos recursos que realiza gran parte de sus trabajos europeos utilizando galerías de sonidos propios desde la misma Londres, donde un grupo de expertos residen y trabajan puntualmente en multimedia o publicidad a un precio muy bajo. Desde luego, es una decisión discutible, porque, como bien he leído en numerosos foros, en la más vasta plenitud de las circunstancias suele ser preferible una buena traducción en forma de subtítulos y textos a un caro pero inexperto doblaje que acabe arrebatándole a la obra cualquier resquicio de sentimiento y posibilidad de impactar al jugador.

No obstante, y aun siendo conscientes de los hechos, considero que, como partícipes de la pirámide consumista, tampoco nos concierne tachar de inepta a una distribuidora y productora que en otras ocasiones ha sido capaz de dejarnos con productos realmente brillantes, pero que desafortunadamente ha tropezado a la hora de realizar unos recortes probablemente necesarios, incentivados por las cuestionables ventas de entregas como Human Fall Flat, Bloodstained o Warhammer: Vermintide 2. Si no apoyamos a las compañías que nos gustan y de las que disfrutamos, es lógico que estas acaben bajando el nivel de sus producciones. No digo que haya que idolatrarlos por ello; ni tan siquiera perdonarlos, pero sí tratarlos con el respeto que se merecen y que, al fin y al cabo, llevan ganándose durante décadas. Que un borrón del que también somos culpables no empañe todo un historial de victorias.