El buen gusto y el buen hacer

De vez en cuando los astros se alinean y conjuran un tándem difícil de ver en la industria de los videojuegos: las buenas ideas, los buenos diseños y el gusto por lo retro. Los videojuegos clásicos es toda la historia de nuestro mundillo, pero su soporte es complicado a día de hoy. Hay que lidiar con máquinas que no siempre están en buen estado, cartuchos y CDs huérfanos y sobre todo con un buen espacio para almacenar todo eso. Por otro lado el mundo gaming por lo general peca de ser ostentoso y excesivo: de igual forma que un teléfono de 500 euros puede transformarse en uno de 1000 si le pones una manzana detrás, cualquier periférico de ese estilo tiene el mismo sobrecoste si incorpora lucecitas RGB. Y en cuanto a las buenas ideas… bueno… difícilmente llegan a buen puerto.

Por eso aplaudo esa bendita máquina llamada XBOX One S (y posteriormente la X). Las buenas ideas sobre su funcionalidad se materializaron en un bien ejecutado diseño honesto (literalmente inspirado en un maestro como Dieter Rams), y además esgrime toda una declaración de intenciones al apostar por la retrocompatibilidad y las copias digitales. Independientemente de los gustos personales de cada uno, y a pesar de que soy poseedor de una PlayStation 4, considero a esa XBOX no sólo la consola más bonita, sino también la salvación que necesitábamos en los sistemas AAA. Si PlayStation 5 ofrece finalmente todo lo que deseamos, será gracias a la competencia de Microsoft y su buen hacer.

El retro que nos gustaría sentir

Pero faltaba algo para lo retro, para todos esos cartuchos y CDs de hace años que queremos seguir disfrutando hoy en día. Ya se intentó crear en varias ocasiones plataformas de ese estilo sin ningún éxito. Lo más cercano a eso me atrevería a decir que es Analogue, compañía que ha creado clones actuales de SNES y MegaDrive. Y mucho ojo a la edición especial de SNES que hicieron junto al sello discográfico Ghostly (dedicado a la música electrónica), el cual le da dado un diseño fantástico y una animación de arranque creada por Phil Fish (autor de Fez).

¿Y a dónde quiero llegar con todo esto? Pues a Polymega, esa consola retro modular que se anunció hace un tiempo y parece que va viento en popa. La compañía siempre ha sido activa en redes sociales, pero desde hace una semana ha vuelto a subir vídeos en Youtube. Entre éstos tenemos uno anunciando las reservas de la consola (su lanzamiento está planeado para este otoño), asi como otros que se supone que muestran el resultado de cómo esa máquina mueve los juegos originales.

¿Y qué tiene de especial Polymega? Pues los tres puntos antes descritos:

  1. Una buena idea que parece seguir adelante. El poder jugar a multitud de plataformas gracias a módulos intercambiables donde insertar los cartuchos y los CDs que, además, permiten usar los periféricos originales si disponemos de ellos.
  2. El diseño está excelentemente bien ejecutado, y a falta de saber los materiales, sus acabados y su tacto, se ve preciosa.
  3. El gusto por lo retro no se ve empañado por la ostentosidad. Si acaso se inspira en el ya manido estilo de los 80 y los 90.

Gracias a todo eso prometen que se podrá jugar a 30 sistemas compatibles contando todas las regiones, y que en caso de no disponer de ediciones físicas podremos comprarlos en digital por precios que oscilan entre 4 y 6 dólares. Podría por tanto darle una nueva vida a esas viejas glorias en un nuevo hardware. También podría ser una clave para salvaguardar en edición digital dichos títulos de hace años, amenazados tras los recientes cierres de varias webs dedicadas a las ROMs. Ésto es un deseo de la propia compañía, la cual está asociada a la Video Game History Foundation, para preservar el legado de esta industria como parte de la cultura popular.

No es para todos los públicos (ni bolsillos)

¿Verá la luz definitivamente? Después de tanto como podemos ver, esperemos que sí. Y lo más importante… ¿cuánto costará? Pues obviamente no es un producto barato si tenemos en cuenta todo lo que ofrece. La unidad base con el lector de CD/DVD y un mando inalámbrico son unos 299 dólares, cada módulo (que incluye 5 juegos pre-cargados y un mando clónico adicional) cuesta 60 dólares, y cada unidad por separado de los mandos clásicos sobre los 25 dólares. Existe un pack especial con la base, el mando y los 4 módulos por 499 dólares. Podemos poner un poco más de contexto con las especificaciones técnicas:

  • Procesador Intel Coffee Lake S
  • 2 GB de RAM DDR4
  • Realtek RTL8822BE con Wi-Fi y Bluetooth, HDMI 2.0, Gigabit Ethernet, 2x USB 2.0 y bus de expansión
  • Almacenamiento flash eMMC de 32 GB. Expansiones para SSD M.2 y Micro SD
  • Lectores de CD/DVD a 8X
  • Módulos adicionales para cartuchos de NES, SNES, MegaDrive y Turbo GRAFX, entre otros.

No debemos fijarnos en la potencia bruta en sí, sino a qué la enfoca y cómo la ofrece. La modularidad en esto de la electrónica nunca fue especialmente barata (como ya hemos visto en los smartphones), pero creo que las “tripas” de la Polymega son más que decentes si tenemos en cuenta qué va a mover. Además hay que contar con su diseño y el desarrollo de las piezas intercambiables. Sin duda un producto de nicho enfocado a aquellos que realmente quieran disfrutar con gran calidad el mundo retro. Eso sí, habría que verla y probarla para poder decir definitivamente si es el producto que nos gustaría tener.