“El buen diseño es obvio. El diseño genial es transparente” - Joe Sparano

Dentro del mundo de los videojuegos ha surgido hace unos años la corriente que se autodenomina gamer, un extranjerismo más comercial y cómodo que “videojugador” o similares más locales. Inclusive más socialmente aceptado que el mítico “viciado”, tan común en los 90, y que suponía un doble sentido entre lo bueno y lo ¿malo? del gusto sobre videojuegos. El caso es que con todo ello llegaron los diseños rocambolescos, las omnipresentes lucecitas LED y todo tipo de cosas que me atrevería a decir que son prescindibles, aunque se hayan convertido en todo un estándar del “buen gamer”. Prueba de ello son las sillas de gaming, destinadas más a un estatus social que a la practicidad en sí (porque sillas, sillones y sofás hay muchos y muy cómodos).

Siguiendo esa tendencia, Sony con su PlayStation se preocupó siempre de tener parte de ese nicho estético en consolas. Empezó con PlayStation 3, su forma ovalada y tipografía extraña (que irían rediseñando); siguió con una bastante acertada PS4 en forma de paralelepípedo, pero a la que añadió cuestionables y enormes luces LED en los mandos (incluso por duplicado en sus versiones posteriores). Ahora con la presentación de su quinta versión eso ha llegado a cuestiones bastante absurdas, con un diseño futurista poco práctico y bastante pretencioso, que aúna los defectos de la 3 y la 4. Para muestra, los constantes memes y comentarios de que es una consola fea. Y aunque es cierto que hay que verla en persona, para ser honestos no deja mucho margen para el optimismo.

PS5 bien podría haber sido diseñada por Santiago Calatrava… Esperemos que no se desmorone.

Por otro lado está Xbox y su aspecto sobrio, quizás con la excepción de la 360. La primera Xbox One pecaba de ser voluminosa pero no se puede decir que fuera fea en sí; como mucho podríamos tildarla de sosa, con poca gracia pero tampoco estorbaba. Sin embargo todo empezó a cambiar con su revisión, la One S, que con diseñadores como Andrew Kim, fanático de Dieter Rams y sus 10 principios del diseño, comenzaron a darle forma a algo que cambiaría las consolas. Por fin el hardware iba acorde a la filosofía del software, y su neutralidad y elegancia la convirtieron en la consola más bonita de la temporada. Parecía que había salido del estudio de diseño de Braun, e hizo las delicias tanto de los que entendían ese ámbito como de los que no. Podías ponerla en el salón de tu casa y se convertiría en una preciosa pieza digna de estar a la vista.

Buen diseño es crear algo comprensible y memorable. Gran diseño es crear algo memorable y que tenga sentido.Dieter Rams

Microsoft lo había conseguido, y por eso repitieron la jugada. Xbox One X seguía ese camino dándole una vuelta de tuerca más (nuevo sistema de refrigeración, lector de discos oculto bajo el módulo superior, etc), y ahora lo han hecho con la Series X. Aunque también hubo memes, desde luego pilló a todos por sorpresa: nadie se esperaba eso, nadie esperaba literalmente un prisma cuadrangular pensado para estar en vertical, y su mando seguía siendo tan bueno como el de siempre. Sobriedad absoluta, diseño bien pensado para la refrigeración y la gestión del volumen, y una vez más optando por la máxima de “diseño de larga vida y durabilidad”. Recordemos que la calidad de construcción de Microsoft es mejor que la de Sony, y su política de retrocompatibilidad y juego digital es sin ninguna duda fantástica para el reciclaje, evitar la acumulación de sistemas y poder disfrutar de tus juegos de siempre. Versión tras versión, consola tras consola, Xbox continúa ofreciendo un producto que estéticamente no es pretencioso ni intenta aparentar algo que no es. Todo lo que ofrece se comprueba con su funcionamiento y servicio, al mismo tiempo que la sencillez y calidad son su mejor baza estética.

xboxseriesx

Con esta nueva generación que se viene no me cabe ninguna duda: ambas son plataformas muy buenas, pero mientras PlayStation dispara con fuegos de artificio, Xbox sigue con una practicidad y empirismo aplastantes. Por ello la consola de Microsoft lleva la delantera desde hace tiempo y Sony lo sabe, quedando en el aire un par de cosas: el precio (muy importante) y la gestión de los juegos propios y exclusivos. No me extrañaría que, si Xbox juega bien sus cartas —y vaya que si tiene muchas a su favor— podríamos ver una época similar a la de PS3 vs Xbox 360, con una predominancia de Microsoft. Personalmente me voy a mojar y lo diré claro: es lo que deseo. Primero, porque Xbox lo está haciendo muy bien estos años y el mercado se vería beneficiado; segundo porque su mimo hacia los usuarios y proyectos independientes es fantástico; y tercero porque me gustaría que la nueva consola que comprase luciese con verdadero estilo atemporal, centrado en disfrutar de los videojuegos y dejando de fanfarronear de gaming por fuera.