¿Puede un indie permitirse el lujo de la imprecisión?

Pikuniku es uno de esos juegos que, a buen seguro, no tenías en el radar, por más que te diga que deberías de haberlo tenido fichado. Estoy generalizando, claro, pero me tomo dicha licencia porque está claro que ha sido uno de esos títulos que, hasta hace escasos días, han logrado inmiscuirse en nuestro calendario de lanzamientos sin hacer el más mínimo ruido; casi como si tuvieran miedo a ser descubiertos por el grosso de la comunidad. Como si buscasen una repercusión similar a su enfoque, tan cálido como minimalista. Como si no quisiesen que más jugadores de los necesarios cayeran en sus redes; en ese entramado conjunto de mecánicas de puzle y exploración que, en este caso, lo han hecho alzarse como la primera joya independiente de este 2019.

PikunikuPikuniku es, efectivamente, un sleeper más. Precisamente por ello, por su naturaleza de dudosa popularidad, me llama la atención el hecho de que Devolver Digital y Sectordub, principales responsables – respectivamente – de la distribución y el desarrollo del producto, hayan decidido escalonar su lanzamiento. Vale, que sí, que no se han marcado un Battlefield, y que la diferencia entre plataformas – justificada, además – es de apenas dos días, pero el titular sigue siendo que han escalonado su lanzamiento. Y digo que esta distancia se encuentra justificada porque el estreno previo forma parte de una promoción más de Twitch Prime, encontrándose el juego ya disponible de manera completamente gratuita para los adscritos al servicio. Cabe destacar que la promoción, que permite obtener la aventura de manera permanente, estará activa hasta el día 28, contando la entrega con un lanzamiento oficial previsto para mañana, 24 de enero, en PC y Switch.

Antes de nada, he de reconocer que, como desarrollador amateur, el concepto de vender tu proyecto el día uno directamente a una plataforma multimillonaria como Twitch, recuperando así gran parte de la inversión total realizada, me parece fantástico; ya le gustaría a todo el panorama independiente recuperar los costes del desarrollo antes del mismísimo debut. No obstante, el mero hecho de llevar a cabo esta acción, completamente lógica desde el punto de vista del pequeño trabajador, choca con la ambición propia que suele tener una compañía independiente; ese afán que tanto me enamora, y que me impulsa, en repetidas ocasiones, a experimentar, a hacer mis pinitos en el sector. Y es que, colateralmente, los chicos de Sectordub están renunciando a gran parte del boca a boca; a toda la repercusión propia que un videojuego de estas características, por el mero hecho de ser memorable, suele labrarse, y consecuentemente ver recompensada. Vender tu juego a un servicio así es una jugada segura, desde luego, pero está muy lejos de ser emocionante; se trata de seguir al cerebro, y no al corazón. Y no puedo evitar un cierto rechazo a dicha tendencia, por más que me empeñe en empatizar con unos responsables que, a buen seguro, tendrán muchas bocas que alimentar.

Llegados a este punto, muchos me apuntaréis con el dedo, y trataréis de preguntarme sobre la compatibilidad intrínseca existente entre este modelo de distribución y el modelo usual – del que en ningún momento se ha renegado, en este caso -. Pikuniku no es una exclusividad, y está claro que cosechará buenas cifras aún semanas después de su estreno. No obstante, el mensaje que quiero haceros llegar con mi reflexión anterior es que, a la hora de escalonar un lanzamiento, siempre se han de tener en cuenta los medios para transmitirlo; prácticamente inexistentes en el terreno independiente. Y un estreno así nunca deja de ser una confusión, de esas que te acaban mareando más de la cuenta y de las que le restan peso a la ya de por sí escasa publicidad de la entrega. Menos mal que existe peña como nosotros, que se encarga de hacerla sin cobrar ni un duro.

Que no te líen las fechas. Seguramente para cuando leas esto, Pikuniku ya estará disponible. Si no estás suscrito a Twitch Prime, corre a comprarlo, ya sea en PC o en Switch. No te arrepentirás.