Silencios injustos

No son pocas las ocasiones en las que, tras terminar de disfrutar de un juego y encandilados procedemos a hablar con la gente sobre el mismo, vemos que una buena parte de esta no conocen el título, o tal vez lo conocen de pasada. Esa sensación de tristeza cuando vemos que aquel juego que nos ha encantado no es tan conocido como pensábamos, y sentimos que hay mucha gente en el mundo a la que de seguro que le interesaría, pero por diferentes motivos que desconocemos no logra llegarles debidamente. No sé si os ha pasado alguna vez, pero a mí personalmente es una sensación en la que me he encontrado en alguna que otra ocasión y no es del todo agradable, no ya por mí, si no por los desarrolladores cuyo producto me enganchó y siento que no se ha recompensado debidamente. Estas últimas semanas he podido disfrutar como un crío de la última expansión de OlliOlli World, llamada OlliOlli World: Finding the Flowzone, donde tomaremos todos los conocimientos adquiridos a lo largo de la isla para explorar los cielos y encontrar la escurridiza ciudad de Radlantis, un DLC y un juego que creo que se merecen mucha más atención de la que se les ha prestado.

OlliOlli World: Finding the Flowzone

Never forget

El 18 de enero os contábamos qué nos pareció Olliolli World, un juego al que sin duda debemos de tener en cuenta si en algún momento hemos fantaseado con manejar una tabla de skate de la manera más profesional posible, pues fácilmente se ha convertido en uno de los juegos más representativos del género y también de los más frescos. Las novedades de este último título, perteneciente a una saga ya consagrada en el género, no pasan solo por las nuevas mecánicas, sino por el cambio extremo llevado a cabo en la dirección artística, desde el diseño de personajes y escenarios hasta la increíble personalización que ofrecen. Cada pantalla de Olliolli World es única, portando una personalidad reconocible que en un solo juego ya han hecho suya, como si fuese una cualidad innata con la que nacieron los títulos desde el principio, y este DLC no se queda atrás.

Finding the Flowzone nos transporta a las nubes, al mismísimo cielo a encontrar a la hermana gemela de Atlantis, y como no, lo haremos patinando, pero en esta ocasión, para lograr descifrar la localización de esta ciudad en un mar de nubes, tendremos que ir encontrando y recogiendo las piezas de un antiguo mapa que nos llevará directos surcando los vientos, de manera literal. La nueva mecánica presente es ni más ni menos que los vientos, los cuales se utilizarán de manera muy creativas, desde elevarnos o darnos impulso para hacer grandes saltos, hasta frenarnos y hacer que nos demos la vuelta para tomar otro camino que antes nos resultaba imposible. Una vez más desde Roll7 innovan y logran crear una mecánica que en ningún momento se siente pesada y siempre aporta, añadiendo un toque de dificultad extra para aquellos que quemaron hasta los cimientos las pistas de skate del juego original. Si entramos en el apartado artístico, nos volvemos a maravillar con la creatividad con la que cuentan y los diseños tan frescos que destacan sobre todo lo demás. Para quienes hayan amado mínimamente Olliolli World, OlliOlli World: Finding the Flowzone es sin duda alguna un regalo caído de los cielos que no se debe de perder por nada en el mundo, sin embargo, el problema que temo haber encontrado, es que no somos muchos los que nos adentraremos a estas pistas.

OlliOlli World: Finding the Flowzone

Es bastante extraño que si le preguntas a alguien que haya jugado a Olliolli World no lo considere mínimamente un buen juego, y es muy probable que lo tenga presente de cara a su lista de los mejores juegos del año, algo bastante interesante teniendo en cuenta la cantidad de grandes lanzamientos que ha habido durante este 2022, pero que deja constancia de lo buen título que es y cómo ha logrado perdurar en la memoria durante un año entero, sabiendo que su lanzamiento fue en febrero. Todo esto no quita que mi sentir particular me deje algo intranquilo, pues a pesar de que es un gran juego, y he visto a bastante gente dándome la razón, cuando intento consultar los datos de ventas, o de jugadores activos actualmente, me llevo una sorpresa y no precisamente grata, pues apenas encuentro a alguien. Tras haber completado OlliOlli World: Finding the Flowzone, que oficialmente se lanzó el 2 de noviembre, el logro final en Steam solo lo posee el 0,2% de los jugadores, una cifra que podría llegar a considerar normal si para acceder a dicha expansión solamente se pudiese lograr tras haber completado el juego completo, pero no es así, ya que tras finalizar el primer nivel de la tercera zona tenemos acceso directo a este nuevo mundo, algo no muy complicado. Podría llegar a entender también que apenas ha pasado una semana, y que al fin y al cabo no todo el mundo cuenta con una gran disponibilidad para terminar el DLC en este tiempo, pero mirando el número de jugadores activos, o los análisis y críticas subidas a Internet, no hayo un mayor revuelo por una expansión más que notable para un juego excelente, algo que en otras ocasiones suele inundar la red sin problema alguno.

Toda esta situación me lleva a algo sobre lo que ya se ha hablado en más de una ocasión, cómo dentro de todas estas redes, por mucha sensación de libertad que den, son meras cavernas donde se replica nuestra voz o las pocas voces que nos acompañan. En mi cabeza el recibimiento de este juego había sido mucho más espectacular de lo que me encontré en la realidad, y tal vez esa mezcla entre las altas expectativas y el ver a un par de personas a las que sigo hablando maravillas del juego me llevó a creer que había sido un éxito como pocos. Que conste que no estoy diciendo que el juego sea un fracaso: la crítica habló muy bien de él desde el principio, y parece que ha sido uno de los mayores acercamientos al público por parte de Roll7, alcanzando una notable cantidad de reviews en Steam y otras plataformas, e incluso superando en menos de 1 año la de los dos juegos anteriores. Desconozco actualmente cómo haya funcionado en el apartado económico, y espero que haya sido de la mejor manera posible porque se lo merecen, pero situaciones así me hacen pensar en lo cerrado que es aquello que debería de ser enorme, lo grande que es Internet, lo fácil que es acceder, pero cómo acabamos encerrados en pequeñas habitaciones donde tendemos a ver similar o hacer más grande aquello que miramos todos a la vez.

Fresh Prince

No sé si alguna de las personas que me estáis leyendo le quede alguien pendiente por jugar el Olliolli World, o incluso OlliOlli World: Finding the Flowzone, si es así, aunque no te atraiga mucho el género, aunque te dé cosa la cantidad de opciones que posee, a pesar de todo esto, te invito a que le des una oportunidad. Es uno de los juegos más frescos, de los pocos que han sabido dar un correcto lavado de cara a su legado, todo esto sin dejar de aportar cosas nuevas con las que jugar, pues el disfrute que sentimos a los mandos es inigualable, y eso no debería de perderse en las olas de los lanzamientos, entre los grandes, medianos y pequeños juegos que salen a diario. Salvemos aquellos títulos que nos llegan, compartamos el trabajo e intentemos que escapen de estos círculos viciosos herméticos.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PC cedido por Private Division.