Un vistazo tristemente realista del trabajo de oficina

Existen muchos juegos sobre el trabajo, en muchos de estos el gameplay loop gira en torno a éste. En su gran mayoría suelen ser juegos autodenominados wholesome que, por alguna razón, tienden a sustituir la violencia y la confrontación a temas difíciles con el sueño de tener un trabajo que realmente disfrutemos, después de todo para eso existen las fantasías escapistas. Pero son pocos los juegos que retratan el lado más feo de la labor, especialmente de sectores tan quita almas como son los trabajos de oficina.

Si me apuran sólo recuerdo uno, que es Yuppie Psycho, que combina una cultura laboral tóxica con jefes explotadores, trabajadores chupamedias con un terror surreal altamente psicológico y algo de body horror. Pero aparte de éste título no recuerdo otros juegos que usen esta actividad que consume la mayoría del tiempo de vida de una cantidad importante de la población para construir una narrativa o un gameplay loop acorde a ésta.

De burnout, trabajos de pesadilla y… ¿furros?

Ahí es donde entra Endless Monday: Dreams and Deadlines, juego cuyo mismo nombre indica el cómo éste balancea los sueños personales con las fechas límite para entregas de proyectos. En este título encarnamos a Penny, una ilustradora que tiene que entregar el día lunes seis propuestas diferentes para la campaña de marketing de un producto que ni siquiera conoce, el Zinebot 6000. Un proyecto al cual tuvo meses para dedicarle tiempo, pero que terminó dejando para última hora, si no hay cómo no identificarse con ella.

El juego transcurre desde el sábado en la noche previo a la fecha de entrega y viviremos las aventuras y desventuras de Penny para encontrar la inspiración para realizar las ilustraciones que debe entregar frente a un bloqueo mental de esos que tan bien conocemos los creativos. En esta dura travesía nos enfrentaremos a aliens, una tigresa antropomórfica cuya existencia se pondrá en duda hasta al final, viajes en el tiempo y, peor aún, al equipo de informática de la empresa.

Endless Monday balancea muy bien la fantasía más absurda e irreverente con la realidad de la vida adulta y los trabajos que odiamos. Desde el no llevarse bien con el resto del equipo de trabajo hasta una jefa abusiva que tiene como objetivo reemplazar a todos los trabajadores por inteligencia artificial; de nuevo, no hay cómo no sentirse identificado. Pero lo que realmente hace destacar a esta novela visual del montón es el guión, el cual está escrito muy bien, de manera realmente divertida y con gags graciosos por aquí y por allá.

El juego dura alrededor de un par de horas, las cuales pueden aumentar fácilmente gracias a la gran cantidad de diferentes finales que tiene y que el mismo juego motiva a sacar, no sólo para ver las distintas ramas que puede tomar la obra, sino que además por sí mismos son interesantes de ver, con opciones ridículas con referencias a juegos como Stardew Valley y Ace Attorney, otros sentimentales que atisban una esperanza más allá del trabajo corporativo hasta otros derechamente trágicos o, inclusive, aterradores. También cuenta con un minijuego a modo de juego de celular en el que debemos cortar árboles para obtener más leña y así poder avanzar para obtener más leña y así sucesivamente, el cual resulta intrigantemente enviciante y que por sí mismo puede desencadenar más de algún final, conversaciones extra con otros personajes o consecuencias negativas si es que se juega en demasía -vaya con la cualidad relacionable del juego, eh-.

No todo es trabajo

A pesar de que la temática central del juego sea el trabajo de oficina, Endless Monday: Dreams and Deadlines trata realmente del no trabajar, de las horas de ocio y de las consecuencias negativas del crunch. Una perspectiva que hace falta en el medio ante la falta de representación de una realidad que vivimos la mayoría de los empleados y que suele romantizarse sobre todo en la escena indie y los juegos wholesome.

kofi