Infinitas posibilidades para ser el "héroe" que queramos

No son pocas las historias que se han contado en diferentes medios, desde el papel hasta las pantallas donde reproducimos diferentes contenidos multimedia. A pesar de este creciente número, el cual aumenta con cada nuevo lanzamiento a lo largo de los años, las historias que se cuentan tienden a caer en los mismos prototipos, repitiendo constantemente tanto clichés como personajes, un eterno bucle donde nos damos de bruces una y otra vez con lo mismo de siempre. Uno de los casos más sonados que podemos encontrar es el mítico viaje del héroe, aquel que recorre un protagonista, normalmente de origen humilde, en pos de salvar un pueblo, el reino o incluso el mundo, ayudándose de los poderes y capacidades adquiridas durante dicho viaje, llegando a cumplir su cometido correctamente. No son pocos los ejemplos que podemos encontrar, y en la industria del videojuego no iba a ser menos, pues contamos con casos tan sonados como la saga The Legend of Zelda y su título principal más reciente, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, donde nos encaminaremos hacia la salvación del mundo, la destrucción del mal y el rescate de la princesa a la que juramos proteger cuando no éramos mas que un soldado. Como he dicho no son pocos los ejemplos que pueden venirse a la mente, pues son más difíciles encontrar casos donde sea todo lo contrario o que por lo menos aporten una visión distinta de dicha estructura, aunque siempre hay esperanza, esperanza de no ser Nadie, o más bien, ser Nadie. Nobody Saves the World es el nuevo lanzamiento del estudio DrinkBox Studios, quienes dejaron su marca tras dos de sus juegos más famosos, Guacamelee! Y Guacamelee! 2, aunque en esta ocasión han abandonado ese componente de combos donde la lucha libre tenía un mayor paso para apostar por un mundo de fantasía donde verdaderamente sentiremos que no somos nadie, y a partir de una base paupérrima, iremos adquiriendo poderes para enmendar el caos de un mundo en las últimas.

Nobody Saves the World

Está claro que con la descripción que he dado se puede llegar a pensar que estamos ante un juego más donde la estructura del viaje del héroe sirve como esqueleto para la trama, y aunque efectivamente así es, su acercamiento está mucho más cerca del plano humorístico que del épico que suele imbuir a este tipo de obras. Obviamente el objetivo final sigue siendo una importante misión, pues nada más ni nada menos que el propio mundo depende de cómo afrontes dicha misión, pero esta vez partimos completamente desde cero, de ser nadie con todas las de la ley, y nuestro personaje al uso no conseguirá magníficos poderes que nos permitan hacer frente al mal, pues lo único que hará será transformarse y que dichas transformaciones sean más poderosas, teniendo siempre la opción de volver a ser un don nadie. Son estas transformaciones las que cogen el peso del título, sobre todo en el aspecto jugable, pues cada una cuenta con habilidades activas y pasivas únicas que la harán destacar en ciertos momentos frente a otras opciones. Es en esta casuística donde el gameplay logra aportar una ingente cantidad de opciones mediante las cuales iremos enfrentando los desafíos que se nos planten, pues conforme vayamos cumpliendo misiones las transformaciones irán subiendo de nivel, y a la vez nos irán desbloqueando otras nuevas como si fuese un árbol de habilidades cualquiera, ya que efectivamente es así. Estas misiones no serán más que meros escollos en el camino pues la mayoría estarán relacionadas con nuestros poderes, por lo tanto conforme usemos una transformación iremos avanzando en estas sin tener que hacer nada en especial. Sin embargo, una vez hemos avanzado bastante, llegado a cierto punto las misiones nos invitarán a mezclar pasivas y activas de otras transformaciones para así descubrir combos excelentes. Por ejemplo, podremos incorporar la pasiva de la babosa a la del ratón para hacer un daño crítico enorme a los enemigos con estados negativos. En este aspecto el título otorga total libertad al jugador para que experimente con las diversas combinaciones, pero es a través de las misiones avanzadas donde recomienda conjuntos de habilidades con sinergias remarcables entre sí.

Este es el principal punto fuerte de Nobody Saves the World, y lo sabe, pues logra que el jugador se enganche no solo para conseguir todas las habilidades de un personaje en concreto, llevándolo hasta el máximo nivel, pero además invita a que, poco a poco, vaya consiguiendo nuevos personajes y no se quede en dejarlo con las habilidades originales, sino que incita a mezclar y mezclar a conveniencia, ya no solo para crearte una build de cara a pasarte el juego, sino para que en cada mazmorra busquemos utilizar un personaje en concreto o un compendio de habilidades que necesitaremos para superarla. Las posibilidades son casi ilimitadas, dando total libertad al jugador para crear un ser descomunal, como un dragón que suelta slime o un monje que embiste como si fuese un caballo, algo que hasta cierto punto aporta un toque humorístico característico, algo que se ve reflejado en todos los juegos de la compañía. Al tener tantas posibilidades, no es raro que, perfectamente, un ratón utilice un arco, de la misma manera en la que lo puede utilizar un caballo, y el juego lo permite sin despeinarse, otorgando a todos una variedad bizarra de posibilidades, alcanzando un estado donde nos podemos permitir alejarnos de la epicidad de nuestra misión para relajarnos probando cosas mientras los enemigos caen a nuestros pies.

Nobody Saves the World

Obviamente el tono característico no se queda solo en las transformaciones e interacciones entre personaje y habilidades, sino que se extrapola a un mundo que no se toma en serio a si mismo, y eso está bien. En vez de plantarnos ante la decimonovena historia épica de lo que llevamos de año, Nobody Saves the World logra en su lanzamiento en consolas aportar humor ante la seriedad que implica la salvación de un mundo invadido por el…..CAOS, obra de la que perfectamente podría haber bebido si hubiese salido antes, y las similitudes entre ambos pueden ser bastante semejantes si este Final Fantasy no acabara pecando de ser un Final Fantasy.

Quién me iba a decir que podría salvar al mundo siendo un simple huevo, un culturista, o un maravilloso dragón, o todo a la vez

Galardón-Plata-HyperHypeNobody Saves the World sabe hacer las cosas bien, logra alejarse de la historia cliché de la misma manera en la que se aleja de los títulos que le precedieron, pero mantiene aquel humor característico que lo hace tan grande, algo perfecto para la aventura en la que se embarcó el estudio. Cada mazmorra tendrá sus particularidades y condiciones, variadas como las opciones que tendremos disponibles para lograr terminarla, un abanico amplio que no llega a sentirse abrumador, y que nos otorga un desfile de personajes únicos que, normalmente, no podríamos considerar héroes al uso. Quién me iba a decir que podría salvar al mundo siendo un simple huevo, un culturista, o un maravilloso dragón, o todo a la vez, y es que estas opciones son posibles.

La versión de Switch que he podido probar se juega excelentemente, sin sufrir la más mínima caída de frames ni tiempos de carga exagerados, una opción muy a tener en cuenta sobre todo teniendo en cuenta que ofrece juego cooperativo, algo que perfectamente podemos aprovechar en una consola así. No puedo dejar de recomendar Nobody Saves the World, especialmente si has probado alguna de las anteriores obras del estudio, pero sobre todo a aquellos que desean jugar a un título fresco que posiblemente no podamos encontrar en ningún otro sitio.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por popagenda PR.