La jugada se repite

Cuando Nintendo anunció, con motivo del 35 aniversario de la franquicia Super Mario, el recopilatorio Super Mario 3D All-Stars, y se descubrió leyendo la letra pequeña que solo estaría disponible por tiempo limitado (a la par que con ediciones físicas contadas), hubo dos lecturas mayoritarias. La primera, la menos retorcida y que dejaba en mejor lugar a Nintendo, era que se ofrecía por tiempo limitado como manera de realzar el concepto de homenaje a la saga del fontanero, mientras que la segunda, más mal pensada, era que se trataba de una prueba de mercado con usuarios reales para comprobar la respuesta ante este “nuevo” modelo de distribución.

Tras la pequeña polémica correspondiente (y otra adicional por el uso de emuladores, y otra por el precio de venta frente a las mejoras incorporadas sobre las versiones originales), amplificada como siempre en redes por encima del impacto real, la propuesta arrasó en ventas y la situación aparentó calma, a falta de ver futuros movimientos por parte de la multinacional nipona.

Ayer, casi por sorpresa, y cuando muchos esperábamos (aún) más personajes de Fire Emblem para Super Smash Bros., nos encontramos con un anuncio muy diferente, y sin casi exposición para la relevancia que tiene aparentemente. A través de sus cuentas oficiales en Twitter (medio Nintendo Direct Mini aunque sea), llegaba la noticia: Fire Emblem: Shadow Dragon and the Blade of Light aterrizará en Nintendo Switch el próximo 4 de diciembre. Se trata del juego original de la franquicia, y hasta la fecha no había salido de Japón, y lo hará con una edición física (con unidades limitadas, que no llegará a España) y una edición digital que solo se distribuirá en la Nintendo eShop hasta el próximo 31 de marzo.

Se puede aceptar que Fire Emblem sea tradicionalmente una licencia casi de culto (prueba de que sigue siéndolo en la actualidad es que el juego llega localizado al inglés, no al castellano), y que la versión física es una trampa para coleccionistas, pues el juego no viene incluido como tal, sino que se trata de un código a canjear en la Nintendo eShop. Y por si quedaban dudas, no estamos ante una versión remasterizada como sucedió con el fontanero italiano, se trata del juego original funcionando en Nintendo Switch. Atrás quedan los tiempos en los que la Consola Virtual tenía algo de relevancia (es un juego de la NES, por lo que no existe la excusa de que Nintendo Switch no dispone de esa funcionalidad) o, y no llegará el día en el que los suscriptores de Nintendo Switch tengan algún tipo de preferencia por el hecho de pagar, más allá del honor que supone engrosar las cuentas de Nintendo, evidentemente.

 

Con el movimiento realizado ahora, simplemente se confirma la teoría que implicaba a Super Mario 3D All-Stars como un globo sonda para comprobar la disposición de la comunidad ante esta práctica, y visto el camino que han tomado con Fire Emblem: Shadow Dragon, parece que el experimento ha dado resultado y les ha parecido una vía interesante.

¿Hasta que punto podemos pensar mal de Nintendo sin equivocarnos?

Como curiosidad, y tal vez sea rizar demasiado el rizo, es que los dos títulos terminan su disponibilidad el 31 de marzo, fecha que coincide con el fin del año fiscal de muchas empresas, entre ellas Nintendo. ¿Podemos estar ante una maniobra para forzar ventas que tal vez fueran a darse más adelante, con el fin de mejorar unos resultados económicos mermados por la pandemia global?