La venganza nunca muere

El ciclo de vida de todo juego suele constar de tres partes diferenciadas: un nacimiento, donde se experimenta la mayor tasa de crecimiento de jugadores, un periodo de evolución en el que se mantiene una cantidad más o menos estable y un inevitable declive donde poco a poco una gran parte de la población abandona el barco. La duración de cada uno de estos periodos puede variar sobremanera, sobre todo en función del tipo de juego. Para los MMOs, todas las etapas suelen prolongarse notablemente, como pude analizar hace no mucho tiempo en esta misma página.

Normalmente, estos periodos duran considerablemente menos para los juegos de un solo jugador, centrados en ofrecer una menor cantidad de horas, apoyándose en la historia. Esta contraposición con los juegos como servicio ofrece toda una amplia gama de experiencias para que el usuario pueda elegir que es lo que más se adapta a él. Es difícil encontrarse con un título que rompa la norma, pero claro, nadie había contado con Kojima.

Entonces… ¿nanomáquinas?

En 2013 veía la luz Metal Gear Rising: Revengeance, título originalmente desarrollado por Kojima Productions y cuyas riendas tomó posteriormente PlatinumGames. Abandonando las mecánicas originales de la saga, encarnamos a un cibernético Raiden que abandona el sigilo en pos de desmembrar a sus enemigos con una katana. Si bien vendió aceptablemente bien en su lanzamiento, el número de jugadores disminuyó de forma progresiva y natural.

Ahora, casi diez años después del lanzamiento, el número de jugadores simultáneos se ha disparado, con un crecimiento de hasta el 1000% respecto al año anterior.  Es cierto que los porcentajes pueden jugarnos malas pasadas al ser información relativa, y el número real de jugadores concurrentes es de algo más de dos mil, que sigue siendo una cantidad respetable para este contexto. ¿La razón de este crecimiento? Los memes. Situación todavía más curiosa al ser la saga Metal Gear una de las pocas en servirse del contexto clásico de la palabra: más allá de la evolución de los chistes a imágenes con texto, la palabra meme servía para describir toda información que compartimos a generaciones futuras que no se encuentra relacionada con el ADN. Cosas de Kojima, o eso dicen.

 

La experiencia jugable de Metal Gear Rising sigue siendo, diez años después de su lanzamiento, una oda al hack and slash, frenética y precisa; una ventana de escape del mundo real a seis horas de rallar queso con tropezones humanos. Esto ha permitido que mucha gente que ha accedido al título por primera vez de forma reciente se encuentre con una experiencia muy satisfactoria y disfrutable, más allá del contexto y la absurdez de algunas de sus situaciones (no conozco muchos más títulos donde el jefe final sea un senador de los Estados Unidos, ducho en política y en culturismo).

Este mercado es uno en continuo crecimiento y ampliación, pero una gran parte de los beneficios se dirigen a los títulos más mainstream del momento, diseñados para el consumo de masas, con las ventajas e inconvenientes que presentan los AAA. Que un día cualquiera un título tan interesante como este se posicione en las primeras páginas de muchos medios digitales es algo que me alegra y me incita a seguir jugando, descubriendo y sobre todo, disfrutando.