Pan y circo

El año pasado hubo dos grandes lanzamientos que, por muy diferentes que hayan sido el uno del otro, compartieron el extraño fenómeno de que cada vez que sus fans compartían screenshots o clips de estos, casi nunca era del gameplay en sí. Uno de ellos fue Astro Bot, del cual apenas habré visto un par de clips de gente jugándolo; la gran mayoría se limitaba a compartir videos de alguna de las múltiples referencias a títulos que pasaron por el catálogo de las consolas de Sony que la obra de Team Asobi tenía repartida por todas partes. Siendo esta una de las razones por las cuales me dio tanta tirria con el juego (luego cuando por fin pude jugarlo para quitarme el prejuicio de encima me encontré con un collecthaton si no malo, del montón).

Pero eso no importa (más que nada quería quitármelo del pecho). A lo que quiero llegar con este texto es hablar sobre el otro juego cuya base de fans —y si es que se les puede llamar así, ya verán el porqué— no sólo apenas compartía gameplay del juego, sino que además compartían escenas o imágenes venerando lo voluptuosa que era la protagonista y lo reveladora que era su ropa. Como ya habrán imaginado, estoy hablando de Stellar Blade, el juego gooner por excelencia de 2024.

La guerra cultural como publicidad

shiftup project spiritsA estas alturas no sólo me resulta cansino hablar sobre los estafadores anti-progresismo que pululan las redes sociales (especialmente Twitter), sino que además ya poco queda por decir y darle atención a esta gente no hace más que desviar la atención de la discusión sobre el arte y la política a sus mínimos comunes denominadores.

Sólo lo traigo a colación porque resulta particularmente relevante en esta ocasión pues estos estafadores son precisamente aquellos que más celebraron la obra del estudio coreano ShiftUp y lo compararon incesantemente con los juegos “progres” de occidente cuyos protagonistas, según ellos, consisten en “mujeres feas, inclusión forzada y una reescritura de la historia”.

Lamentablemente, y como suele ocurrir con estos discursos que no llevan a nada productivo, toda conversación sobre Stellar Blade giró en torno a la apariencia de la protagonista y no sobre el juego en sí (el cual, siendo sincero, es bastante mediocre) y, como dice el dicho: Toda publicidad es buena publicidad. Y es que si hay algo que puede dañar a un juego más que cualquier controversia es la irrelevancia. No dudo que una minoría ruidosa haya comprado el juego sólo para defender su postura en la guerra cultural y otra minoría que haya estado interesada en el juego no lo haya comprado por la misma razón, pero la conversación alrededor del juego, el mantenerse constantemente en trending topic y haberse hecho forzosamente conocido incluso en gente que no se habría enterado de su existencia de otra manera, resultó en un neto positivo para ShiftUp.

No se necesita más evidencia para respaldar mi punto que ver el diseño de personajes femeninos del nuevo juego del estudio coreano: cuyo nombre previsorio es Project Spirits, el cual fue anunciado hace unos días a la fecha que escribo esto. Y no es que antes de Stellar Blade ShiftUp se dedicara a hacer juegos con una representación femenina respetuosa, pero después del éxito de, hasta ahora, su único juego para consolas de sobremesa, el estudio parece haber pisado el pedal a fondo. Después de todo, en el peor de los casos, siempre podrán contar con los estafadores anti-progresismo, quienes devoran lo que sea con tal de que tenga tetas y culos y, en el mejor, puede que la guerra cultural vuelva a hacer lo suyo y le dé un espacio en primera plana a un juego cuyo estudio no lo merece.