Fortnite y Minecraft son grandes puertas hacia los videojuegos

Hace unos días, durante la Cabalgata de Reyes Magos, había muchos niños esperando ansiosos el desfile de sus majestades. Entre los numerosos espectáculos, había uno que echó a bailar a varios niños, el de Fortnite. Si uno observaba fríamente la escena: niños bailando alrededor de personas con armas cuya premisa es matarse unos a otros hasta que sólo quede uno. No parecía indicado para niños por mucho que siga una estética cartoon. Existen muchos otros productos al estilo cartoon que no son precisamente para niños. Me pregunté: ¿cuántos niños habrán entrado y descubrirán los videojuegos gracias a Fortnite? De la forma que sea, es una tarea que exige una gran responsabilidad y que otorga un mérito al juego que capta la atención de los más pequeños.

Hoy en día, Minecraft y Fortnite constituyen las dos grandes puertas de entrada para los más pequeños en los videojuegos. Incluso juegos como Clash of Clans, Clash Royale y Brawl Stars acaparan la atención con la comodidad y disponibilidad inmediata de los móviles. Y salvo, estos dos últimos juegos, ninguno de ellos fue concebido expresamente para atraer la atención de los más pequeños. ¿Se realizan videojuegos pensados para los niños más allá del terreno didáctico y educacional? Lo cierto es que sí, aunque no dominan la coyuntura actual de los videojuegos.

Jugar en modo difícil no te hace mejor jugador que otro

La perspectiva desde y hacia los videojuegos ha cambiado mucho en estos años, aunque no nos demos cuenta de ello. Los videojuegos han pasado de ser un hobby solitario con connotaciones infantiles a ser un hobby más abierto que se puede compartir dando lugar a grupos o entornos de videojuegos más sociables. Sin embargo, quedan muchas cicatrices aún de esa época que para bien o para mal aún son latentes en las conductas de muchos profesionales de los videojuegos. A veces, con un resentimiento hacia lo tachado despectivamente de infantil o hacia aquello nuevo que genera ilusión entre los más pequeños. Ser jugador no es un currículum que se engrose con la experiencia de los años, aunque dicha experiencia si enriquece de cierta manera, no te legitima ni otorga más valor a tus opiniones sobre la experiencia de otros jugadores, por muy principiantes que sean. Ni jugar en modo difícil te hace ser mejor jugador que otro. Por definición, cualquiera que disfrute de un videojuego es un jugador con todo su significado.

Los primeros videojuegos de tu vida

Buena parte de la sociedad entiende ya que los videojuegos han crecido a la par que todos nosotros (incluso en distintas generaciones) por lo que comprenden la necesidad de que existan juegos capaces de introducir a aquellos que no han tocado un mando o un teclado en su vida. Los juegos didácticos, enfocados al aprendizaje, ponen en valor muchas cualidades de los videojuegos para potenciar la lógica, la inteligencia, la orientación espacial, la coordinación, la cooperación, la gestión de recursos… y un montón de cualidades positivas en el desarrollo de un niño que junto con buenos hábitos de vida constituyen una fuente de actividad saludable (más que otros medios como la TV en la que meramente ejercemos de espectadores pasivos). Otra forma de llegar a los pequeños es a través de sus hermanos/influencers o a través de las modas más juveniles como pueden ser Fortnite y Minecraft. Ahí radica la importancia y la responsabilidad que tienen estos juegos de ir por buen camino a la vez que mostrar la faceta más atractiva del medio. Juegos de construcción como Minecraft, Terraria o Creativerse en la que son capaces de montar su propia historia a través de la imaginación impulsan la creatividad del niño hasta límites insospechados. Incluso la resolución de puzles genera un vínculo con quiénes los crean en el que se forman comunidades de jugadores amables y cooperativas.

Ahora eso son los primeros juegos que marcarán sus vidas. En un ejercicio de empatía, deberíamos preguntarnos cuál fue nuestro primer videojuego que nos inspiró a seguir queriendo jugar a más videojuegos. Si estáis leyendo esto, os invito a responder en los comentarios. Seguro que en el porqué hallaréis la pasión más sencilla que puede desatar un videojuego. Y a la vez, la más pura de todas.

Existen géneros de videojuegos más enfocados a cumplir esta labor que otros. Desde hace un tiempo que estos géneros estaban desaparecidos (a excepción de los juegos de Nintendo) lo que nos dejaba un panorama frío donde predominaban los videojuegos violentos y macabros que servían como excusa a quiénes aún consideran los videojuegos como el mismísimo demonio. Sin embargo, con el auge indie de hace unos años han emergido videojuegos que claman esa necesidad de trasladar los videojuegos al público más joven. Por estas fechas, siempre he sido propenso a tener en consideración la labor de estos videojuegos y por ello os dejo aquí cuatro recomendaciones para disfrutar con los niños de la casa o con tu niño interior:

Melbits World

Es un juego del género arcade inspirado en el clásico Lemmings en la que unas encantadoras criaturas recorrerán un escenario isométrico mientras nosotros, con ayuda de nuestros móviles (PlayLink), moveremos las distintas plataformas para llevarlos de un sitio a otro. El juego fomenta la coordinación y la colaboración entre amigos. A pesar de sus mecánicas sencillas, tiene un cierto grado de dificultad por lo que a veces conlleva admitir la derrota de unas cuantas criaturas en favor de otras otorgando un espíritu de sacrificio sano y motivador. Melbits World está desarrollado aquí en España, por un estudio valenciano Melbot y está disponible para Playstation 4 en la PlayStation Store por 19,99€.

Deiland

Un bello juego inspirado en el Principito en el que gestionaremos un pequeño planeta con toques de aventura y RPG. Un juego que fomenta la responsabilidad de madurar, cuidar de un planeta y la solidaridad. Lo tenéis disponible en PC (Steam) por 14,99€ y en PlayStation Store por 7,99€ a fecha de esta publicación.

Spyro Reignited Trilogy

El remake de un clásico de plataformas muy conocido y muy recomendable para todos los públicos. Los tres juegos en uno que tiene este remake dará horas de diversión en el mundo de los dragones. Su variedad de paisajes, sus personajes carismáticos y sus plataformas desafiantes harán la delicia de los más pequeños. Un poco más gamberro (y demasiado difícil tal vez) está Crash Bandicoot N. Sane Trilogy. Y si queréis extender la experiencia de Spyro y haceros con un catálogo idóneo para los más plataformeros tenéis dos grandes juegazos del 2017: A Hat in Time y Yooka-Laylee.

Celeste

Galardonado como mejor juego indie de 2018, tenemos a Celeste, uno de los mejores juegos de plataforma de los últimos tiempos con una estética preciosa que esconde un trasfondo adulto pero a la vez mantiene una frescura infantil que llama la atención a los más pequeños. Lo tenéis en todas las plataformas y en PC (Steam) se encuentra a 19,99€.

Tampoco podría faltar muchos de los títulos de Nintendo, haciendo una inconmensurable labor por los niños con sagas como las de Mario, Luigi, Kirby y Yoshi. Haciendo especial hincapié en juegos como: Super Mario Odyssey, con el disfrute de sus mundos y exploración, Captain Toad: Treasure Tracker, en la resolución de puzles espaciales, Mario Party, como juego versátil para jugar en fiestas o reuniones familiares o The Legend of Zelda: Breath of the Wild toda una oda a la aventura y exploración.

Modos de ayuda a los más pequeños

Para terminar, cerramos este artículo haciendo mención a los nuevos modos de asistencia, ayuda, guía… que están incluyendo en los videojuegos de forma referida. Dichos añadidos están siendo criticados por los jugadores “hardcores” pero lo cierto es que el modo fácil siempre es una opción que ha estado ahí y que al tratarse de algo opcional, es tan válido como un modo difícil o superior. Al final, la opción recomendable de un desarrollador está sujeta a su propia experiencia como jugador y en ocasiones, siempre que la inmersión o el propio gameplay no lo exija, cualquier modo adiccional ayuda a llegar a un público mayor. La única razón por la que un jugador debería estar “obligado” a jugar la dificultad recomendada de su creador es porque de algún modo quiera entender el juego más allá de su propia experiencia, trasladarla a terceros, es decir, sea un analista o crítico de videojuegos. Para cualquier jugador estándar, deberá elegir el modo que mejor se ajuste a su habilidad, sin crear frustración, y que le permita superarse. El propio Celeste incluye este modo de asistencia porque, a través del tema de la depresión, nos quiere dar entender que independientemente de lo que uno haya aprendido a veces es mejor tomarse su tiempo y su espacio para asimilar los conceptos del juego. El juego pretende ser asequible a todo el mundo por la importancia que tiene aceptar que para alguien que pueda sufrir un transtorno depresivo, no siempre podremos subir la montaña. Esto crea una disonancia entre la jugabilidad que acompaña a la narrativa y la propia meta del juego que nos advierte a modo de consejo que deberíamos tomar nuestro propio ritmo. Esto daría para otro artículo pero resumiendo: “No todo el mundo tiene porqué pasarse todos los juegos”. Es algo que se puede entender dentro de una aventura gráfica o una aventura narrativa, pero que en otros juegos parecería que no disfrutaste o entendiste bien el juego si no lograstes completarlo. Tal vez el final de la historia no, pero una historia incompleta no deja de ser una historia. Y os revelo ya que muchos periodistas de videojuegos no han acabado muchos de los juegos cuyos análisis veis a diario en distintos medios.

No todo el mundo tiene porqué pasarse todos los juegos

Debido a mi afición por los videojuegos, he tenido la oportunidad de probar muchos juegos de diferentes categorías. Y juegos de corte juvenil como los anteriormente mencionados y otros como RiME, Freeze Me, Portal Knights, Oceanhorn, Alwa’s Awakening, Tiny Knight y Epistory que me han hecho disfrutar muchísimo. Incluso disfruté de juegos inspirados en lo retro como Aggelos con un recorrido de aventuras que sacó mi niño interior el pasado verano. Se ha hablado mucho en los videojuegos sobre la nostalgia de juegos como Tombi (únicos en su propio género) pero muy poco de aquellos juegos que marcan ahora a los más pequeños.

Démosle la misma oportunidad que tuvimos nosotros de tomar un juego a su manera, con su principio y su final. Nada de filtrar, saturar o abanderar unos juegos sobre otros. Sino respetar el gusto primario por un videojuego saboreando lo que tiene que ofrecer hasta el final. Porque así forjamos nuestras propias preferencias por unos juegos que por otros y porque así en un futuro serán recordados por lo que fueron y nos marcaron. Invitemos a quiénes aún no los conocen, regalemos juegos para niños (no necesariamente los que nos cautivaron a nosotros) y disfrutemos junto a ellos de la magia de los videojuegos. Empezamos un nuevo año por delante en el viviremos muchas aventuras y en el que ante todo, adultos y niños, recordemos ser buenos para que el próximo año los Reyes nos traigan más magia a nuestras vidas.