Siguiendo la estela de PS4

Jim Ryan, director ejecutivo de Sony Interactive Entertainment, ha declarado en una entrevista al medio CQ el alto riesgo que existe en los juegos originales en la industria actual. En particular, refiriéndose a la pregunta de CQ sobre si veríamos la misma estrategia que en PS4: importantes exclusivos, una videoconsolas potente y lanzamientos de nuevas IPs.

Horizon fue una de las pocas IPs originales de PS4.

A lo que Jim Ryan ha respondido: “Ciertamente esa es la estrategia que lanzamos cuando se trata de juegos hechos por Worldwide Studios. Humildemente diré que no hemos estado en mejor forma que ahora” y posteriormente remarca lo conseguido durante la generación de PS4. “Es un gran punto de diferenciación e intentamos continuar potenciando esa capacidad“. Entendiéndose como que el crecimiento orgánico de sus estudios first-party o la suma de Insomiac Games seguirán contribuyendo como hasta ahora: “Hacemos grandes juegos ahora y planeamos continuar haciéndolos” aclara finalmente Jim Ryan. No obstante, estos juegos triple A (Blockbusters) según Jim Ryan no dejan de ser una apuesta arriesgada ya que su coste supera ampliamente los 100 millones de dólares en la actualidad. Jim Ryan resalta que al menos llegó a hacerse cuatro veces en la generación de PS4, con su respectivo lanzamiento físico.

En la entrevista con GC, Jim Ryan también habla de la variedad existente en el catálogo de PS4 y el equilibrio entre videojuegos como Horizon Zero Dawn y Spider-Man orientados al gran público y otro tipo de videojuegos como Death Stranding o The Last of Us Parte II. Jim Ryan alude también a otras sagas: más queridas como God of War y Uncharted, o nuevas licencias como Horizon Zero Dawn y Ghost of Tsushima teniendo siempre en mente ese balance entre lo conocido y lo innovador.

La originalidad no es una cualidad integral

En mi opinión, estas declaraciones son cobardes en el sentido de que mantienen y contentan las futuras expectativas de PS5, siguiendo una estrategia con la que todos estamos acostumbrados, pero realmente no es un plan sostenible. Por un lado está el coste de realizar un juego triple A, que ya de por sí descabellado para la incertidumbre que genera si el juego se vende lo suficiente o no teniendo que alcanzar cifras muy desproporcionadas. Esto independientemente de si el juego es original o no lo es. Y por otro lado, está la saturación de videojuegos que ante la duda, psicológicamente se opta por ir a lo seguro y conocido. Si bien sobre el papel los medios especializados, la divulgación en redes y a través de influencers ayudan a dar a conocer estos juegos más originales, en la realidad la mayoría caen en seguir las percusiones de popularidad sin depender de la originalidad. Salvo el valor cultural añadido de un juego original y la posibilidad de crear una brecha de género en el mercado, todo lo demás resulta bastante indiferente a la originalidad, nos guste o no.

En los comentarios de Jim Ryan, bajo mi punto de vista, subyace una falsedad y una certeza. La falsedad radica en considerar las nuevas IPs como juegos originales, cuando nuevas licencias como Horizon Zero Dawn y Ghost of Tsushima no es que sean innovadores precisamente, sin quitarle mérito, en lo jugable. La certeza es que Death Stranding o The Last of Us Parte II sí lo han sido en todo su contenido y ha sido posible solo, y solo si, han demostrado una trayectoria de éxitos no tan originales. Lo que reduce la originalidad al ámbito indie y a la consecución de una carrera de éxitos. Visto así, en el sentido más literal, puede llegar a ser asfixiante si reconocemos la originalidad en toda la extensión del videojuego, como una meta ardua o un declive persistente en los videojuegos.

Pero lo cierto es que la verdadera originalidad está en la mejora por imitación, en cada paso añadido que con el transcurso de los años va transfigurando un género sin darnos cuenta. La originalidad puede ser perfectamente la antesala de un clásico y no darnos cuenta de su existencia hasta que no pasan los años. No quita el hecho de que los éxitos y fracasos estén muy involucrados, como que el éxito de GTA V Online impidió la creación de nuevos GTAs que tal vez habrían podido ser cada vez más originales. O como sugieren estas preguntas: ¿La actualización continua de un videojuego puntual acaba con la originalidad? ¿Fortnite acaba con la originalidad de los free-to-play? No lo creo. La originalidad es más una lucha contra uno mismo. Epic Games deberá ser cada vez más original en cada actualización de Fortnite por menos juegos que se lancen en consecuencia. La originalidad exige más de sí, no se puede repartir porque perdería su valor de origen. La originalidad acaba siendo el High-Score propio, la puntuación propia que debemos batir en un videojuego y que por mucho que salten las comparativas entre unos y otros en diversas comunidades de jugadores, para la realidad de fuera resulta bastante indiferente.