Medias tintas

Como saltar únicamente de un suelo flotante a otro a otra ha perdido toda clase de originalidad, el género plataformas lleva adjunta la ley no escrita de reinventarse. No basta con repartir obstáculos y enemigos envueltos bajo una estética agradable: hay que trastear en algún aspecto del juego que siempre se creyó invariable hasta ese momento

Cada uno innova donde quiere. No se trata de que el juego parezca un circo, sino cambiar sustancialmente algo atípico. Minit pondrá fecha de caducidad a tu vida, RunGunJumpGun fundirá las mecánicas de disparar y volar en un mismo control o Trine insertará la rotación de personajes. INK también juega. En su caso, el escenario es el gran protagonista.

Cada nivel de este plataformas 2D está oculto en un principio: únicamente se nos muestran los enemigos, la salida del sector y nuestro personaje, que no es más que un cubo.

Esta sencilla y directa premisa jugable se ve necesariamente aderezada con el factor de que cada vez que te alcanza un enemigo, caes al vacío o a algún obstáculo, explotas en cientos de colores que impregnan la parte del mapa en la que mueres. Esto te permite conocer con más detalle los distintos obstáculos ya que al morir no se limpiaran de estos colores del mapa. También se embadurnan las superficies con pintura cuando te desplazas o realizas un doble salto (los enemigos también pintarán dichas extensiones con su movimiento).

Las mecánicas se explican igual de rápido que la meta del título. Joystick para desplazarnos y “A”/”X” para saltar y, si pulsamos dos veces haremos un doble salto. INK no necesita mucho ya que modifica con sutileza detalles para construir este título. Hay un detalle de relevancia que debe ser nombrado: el cubo tiene una aceleración y deceleración que aporta más inestabilidad al controlarlo. Este simple detalle nos hará caer al vacío, pasar de largo de la puerta al siguiente nivel, aterrizar en un suelo y resbalar a donde no queríamos…

INK GIF

Una particular mezcla entre The Unfinished Swan y Super Meat Boy, en la que vuelve a llamar mi atención el reto de la simplicidad bien medida. El saber entretener con poco; el ser difícil pero justo con el jugador, y, por tanto, resultar lógico y satisfactorio.

Puedes tomártelo de dos formas: o eres paciente y estudias como es (o podría ser) el mapa, o mueres de esquina en esquina hasta que los elementos que necesitas conocer para completar el nivel. El jugador elige hasta qué punto se quiere implicar con el juego aunque, aun siendo puramente prácticos, nos costará esfuerzo pasárnoslo: su curva de dificultad está bien construida pero no deja de ser un juego difícil apto solo para “veteranos plataformeros” con nervios de acero. A la vez que sucede esto también encontramos en el escenario coleccionables que nos sugiere complicar más las cosas ya que, de recogerlo, no habrá más remedio que trazar una nueva ruta más dificil ya que fue pensada por el diseñador de niveles. Si cogemos dicho coleccionable pero morimos después… vuelve a su lugar.

Ensayo y error. ZackBellGames trata de ser imparcial y, aunque se inclina porque soluciones los niveles sin un rasguño… pues también premia la muerte. Se intuye por sus logros, pero se deduce por sus mecánicas y diseño de niveles. El juego se compone de 75 de estos, y lo cierto es que, por pocos que puedan parecer, la duración del título se antoja más que apropiada teniendo en cuenta la considerable cantidad de intentos que deberemos de llevar a cabo, lo cual acaba haciendo que invirtamos un mayor número de horas frente a la pantalla. Cada 25 niveles nos tocará luchar contra un jefe final. No son muy complejos pero, si lo suficiente para que cada enemigo sea diferente al anterior y supongan un reto interesante. Mantienen también las mismas formas minimalistas que el cubo protagonista.

Colorido y encanto

Estéticamente queda genial sobre aquel fondo negro todos esos colores. No es que se experimente la misma satisfacción al colorear que en De Blob, pero hace único a cada escenario en cada segundo jugado. Da gusto ver el escenario coloreado por completo – aunque eso signifique no hemos parado de morir-.

La banda sonora es magnética y envolvente – luego muy acertada -. Va a juego con esa cantidad abrumadora de colores electrizantes en constante cambio, aunque no dejan de tener mucho valor por separado, como pieza de arteDe hecho, tanto la OST de Vincent Rubinetti como el arte de Fellipe Martins están disponibles para comprar junto con el título de manera independiente vía Steam.

¿Al carro?

El género de las plataformas es uno muy específico, que solo recomendaría a alguien con algo de experiencia dentro de los videojuegos ya que requiere de reflejos y habilidad con los controles. No obstante, seas iniciado o experto dentro del género, INK me parece un juego que merece ser probado. Me ha tocado jugarlo en una época de puro nerviosismo, y de verdad que es, paradójicamente, considerablemente desestresante, pese a su estresante premisa.

No creo que sea lo mejor que pruebes este año (o, bueno, quizás sí, quién sabe), pero, desde luego, es un título que con los más nimios recursos te hace pasártelo bien, exprimiendo al máximo sus posibilidades como obra de entretenimiento interactivo. Y ese mérito, como mínimo, hay que reconocérselo.