Una relación que no puedes sacar de tu corazón

No diría que Heartworm es un buen survival horror. La dificultad es muy baja, el progreso suele ser demasiado lineal incluso en los escenarios que se ven más enrevesados —aunque debo admitir que sí hay algunas excepciones— y la gestión del inventario no llega a ser un factor que se sienta presente durante la mayor parte de la aventura, especialmente dado que, salvo algunas excepciones que se pueden contar con los dedos de una mano, a lo más se necesitará andar con un solo botiquín de primeros auxilios o incluso sin ninguno, pues ya que la dificultad es baja, no será un recurso que se necesite tener en altas cantidades e incluso se puede pasar de este y usar los objetos de curación que vayan apareciendo en el camino; durante mi aventura no sentí nunca la presión de andar con muy pocos objetos de curación ni de munición tampoco, ya que estamos.

heartwormDicho todo esto, la verdad es que Heartworm no es un mal juego. Más bien todo lo contrario. Tuve una experiencia más que amena durante toda su duración y en ningún momento sentí que se estuviese estirando demasiado, algo que suele ocurrirme seguido en este subgénero del terror dado que siempre he preferido los títulos cortos con alta rejugabilidad antes que experiencias más largas.

El apartado visual —más de los monstruos, de los escenarios y muchos de los ángulos de cámaras fijas o dolly que de la protagonista en sí, cuyo diseño nunca llegó a convencerme del todo— es muy efectivo en transmitir en cada escenario una sensación opresiva, de estar siendo observado, de estar desligado de la realidad con tomas lejanas que ponen en primera prioridad algunas estructuras gigantescas por sobre la protagonista en sí, con la cual, aparte de algunas escenas en las que narra acontecimientos importantes ligados a cada “nivel” del juego, no tendremos una mayor conexión; es más un vehículo para la historia que el centro de esta.

Pero el elemento que fue más efectivo en transmitir los sentimientos que Heartworm desea transmitir es, sin duda alguna, la banda sonora. Ya hablaré de la historia en más detalle, pero tanto la nostalgia y melancolía que invaden a Sam —la protagonista— durante toda la aventura se ven reflejadas a la perfección a través de los variados y abundantes temas de la banda sonora. También, y junto a los efectos de sonido, vende muy bien el horror del juego. Hay una especie de enemigo en particular que siempre me produjo incomodidad e incluso tensión el solo estar en su presencia y no porque fuesen enemigos particularmente difíciles de enfrentar ni porque su diseño luciera amenazador, sino por lo que representan y, aún más, por el sonido que emiten. Estos enemigos son claramente copias de Sam, hechos completamente de estática de televisor y de los cuales se pueden escuchar gritos de agonía y pidiendo ayuda. Quizás habría sido más interesante que, en vez de que estos enemigos en vez de atacar al jugador, se escaparan de este o se quedaran quietos en algún lugar dentro de los escenarios del juego y que naciera directamente del jugador el eliminarlos para liberarlos del dolor que claramente sienten.

Inspiraciones y forjar un camino propio

Heartworm trata sobre Sam, una joven mujer que va a una misteriosa casa abandonada en medio de la nada deseando conectarse con algún ser querido que perdió recientemente. Se puede ver dentro de los archivos del juego una transcripción de una interacción que tuvo Sam en un foro en internet (y con esto ya pueden hacerse una idea de en qué época está ambientado el juego) sobre esta casa, los rumores que habían al respecto y la supuesta desaparición de una de las usuarias del foro que dijo que la visitaría a pesar del supuesto riesgo que conllevaba.

Ya con esto podemos saber que Sam no está interesada en preservar su propia seguridad y lo determinada que está en hacer contacto con sus seres queridos. En este sentido no puedo evitar pensar en Silent Hill 2 y la incesante búsqueda de parte de James de su difunta esposa Mary y el desinterés de este en su propio bienestar. Y es que, además, Heartworm claramente se inspira en la célebre saga de Konami para construir su propia historia.

Lo destacable, eso sí —y sobre todo considerando la ingente cantidad de survival horrors que se inspiran en esta saga y más específicamente en Silent Hill 2, incluso dentro de las mismas secuelas de este—, es que Heartworm toma esta base y la hace suya siendo mucho más directo con su mensaje y con lo que está ocurriendo a cada momento del juego. Muchos juegos inspirados en el opus magnum de Team Silent siguen la misma estructura de ser demasiado crípticos para, al final, tener un giro de trama que se reduce básicamente a copiar y pegar el de Silent Hill 2. Heartworm, por su parte, al ser más sincero y directo, se libera de las cadenas que suelen atar a este tipo de juegos y construye una experiencia mucho más honesta consigo misma, lo cual resulta particularmente refrescante sobre todo para un juego que se inclina tanto en lo retro.

Y esto se puede ver sobre todo en su gameplay, el cual, como ya mencioné, cuenta con la típica gestión de inventario que encontraríamos en cualquier survival horror de fines de los 90s y principio de los 2000s.

Al comienzo del juego podemos elegir entre jugar con controles relativos al personaje, también conocidos como controles tanque, (lo cual siempre recomendaré en juegos con cámaras fijas) o con controles relativos a la cámara y un modo de apuntado sobre el hombro o bien un apuntado más tradicional, como el de la trilogía original de Resident Evil, en este caso encuentro preferible el apuntado sobre la cámara ya que sirve tanto para apuntar con mayor facilidad y para ver con mayor detalle rincones que, por la naturaleza de las cámaras fijas, no se pueden ver del todo bien, aunque nunca llegue a ser realmente necesario, pero si se quiere explorar los alrededores con mayor detalle, es un punto a tener en cuenta.

Fantasmas del pasado

Dicho todo esto, Heartworm es un juego que logra vencer a los fantasmas de su pasado, forjando su propio camino dentro de los survival horror de fórmula clásica y encontrando su propia identidad, algo que resulta muy relevante en una historia que va precisamente de eso: una mujer atormentada por el duelo y por su repudio al presente y a la idea de seguir adelante con su vida. Puede que la fórmula falle especialmente en la dificultad, algo por lo que suelen destacar los survival horror clásicos, siendo una característica que los hace más aterradores de lo que serían siguiendo algún patrón diferente de jugabilidad.

Aun así, Heartworm es una experiencia especial y muy interesante dentro de su propia introspección. Es un juego que destaca mucho dentro de la oleada de juegos de terror que han usado la fórmula de la era dorada de los survival horror. Si Alisa es un Resident Evil, con una dificultad elevadísima y mucho más orientada al combate y a la gestión de inventarios, Heartworm es un Silent Hill, mucho más interesado en su historia y los sentimientos que busca evocar en el jugador y yo creo que logra hacerlo muy bien.

kofi

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Esta crítica ha sido realizada con una clave de descarga para Steam cedida por Evolve PR.