Con el murciélago no solo muere la leyenda

Caray, que bueno es Dark Souls. Ya son 11 años desde su lanzamiento, tiempo suficiente para corroborar como un título puede dar nombre a todo un género. Sí, ya sé que cansa y sí, también sé que las comparaciones pueden ser odiosas, pero a veces no dejan de ser un mal necesario, un punto de mira para observar la evolución (o la involución) del medio. Gotham Knights, el nuevo título de Warner Bros. Games Montréal, no pretende tomar el relevo de Rocksteady Studios y la trilogía Arkham del murciélago. Esto no significa que se deba trabajar como si esta saga jamás hubiera existido. Debemos avanzar, intentando tomar aquello que funciona en pos de mejorarlo. Es fácil caer en aquello de “si funciona, no lo cambies”, pero más fácil es tropezar y terminar todavía peor al no saber exactamente, que es lo que hay que mantener. Este es por desgracia, el caso con Gotham Knights, cuyo mayor error quizás sea tratar de abarcar mucho, cogiendo poco y mirando hacia delante todavía menos.

Batman ha muerto. No es un spoiler, tranquilos. Con esta premisa comienza la aventura en Gotham Knights. Quedándose la ciudad sin el amparo del murciélago, son sus socios los responsables de mantener la estabilidad en Gotham. De esta forma, queda bajo los hombros de Batgirl, Robin, Nightwing y Red Hood el destino de esta urbe y sus habitantes. Si esta tarea es complicada de normal, mayor es el trabajo ahora, ya que está comenzando una guerra entre dos organizaciones secretas y con más poder del imaginado. De perdidos al río, o eso dicen.

Mucho crimen y pocas nueces

Tras estos hechos, comienza el juego en sí. A lo largo de la aventura de Gotham Knigths, tendremos que destapar los detalles detrás de la muerte de Batman y hallar una forma de terminar con esta batalla sin cuartel antes de que sea demasiado tarde. Para ello, habremos de avanzar a través de una narrativa capitular, donde cada misión principal revelará nuevos detalles acerca de la Liga de las Sombras y el Tribunal de los Búhos, las dos facciones enfrentadas y sus motivaciones. Me permito empezar por la trama dado que conforma uno de los aspectos más positivos del título. Sin tratarse de una narrativa deslumbrante, la historia de los caballeros de Gotham está a la altura de las vistas en muchos de sus cómics, así como de otros títulos de Batman. No necesita extenderse demasiado para ser capaz de contar una historia interesante donde viejos y nuevos amigos aparecen cuando menos te lo esperas. Cabe destacar que no nos encontramos en la misma línea temporal que la presente en la saga Arkham, por lo que los hechos de la trilogía no afectan al desarrollo de esta historia.

Pese a que este apartado cumple en cierta medida, no he estado exento de encontrar en él cosas que no me han gustado prácticamente nada. Ya en la historia principal es fácil cruzarse con matices que declaran las intenciones del título de convertirse en un juego como servicio. En esta aventura está presente un sistema de progresión del que hablaremos en mayor profundidad más adelante, pero este provoca que en más de una ocasión haya visto mis ansias por seguir avanzando en la campaña principal y en la historia, bloqueadas por la imposición artificial de subir uno o varios niveles antes de poder acceder a la próxima misión de una forma efectiva, sacándome completamente de la experiencia.

Para llegar a estos requisitos, nos veremos obligados a patrullar por la ciudad, en busca de pequeños crímenes que resolver a golpe de puño que, si bien en un principio pueden resultar variados y algo interesantes, a la larga se convierten en un mero trámite, un farmeo más antes de seguir con lo nuestro. Enhorabuena, has impedido este secuestro aleatorio, repítelo 9 veces más y quizás estés listo para tu siguiente aventura. De esta manera se alarga de forma directa la duración de la campaña principal que, sin ser demasiado larga, termina extendiéndose algo más de la cuenta.

Junto a las misiones principales, nos cruzaremos con algunos de los villanos favoritos de la saga, como Harley Quinn o Mr. Freeze a través de misiones secundarias, que como no, suelen necesitar de un grindeo repetitivo entre capítulos. Es en estos enfrentamientos donde se hace notable también la intención de dirigir el título al juego cooperativo. Porque sí, es posible jugar a Gotham Knigths de forma solitaria, pero os recomiendo encarecidamente que tratéis de buscar a algún conocido para compartirlo juntos. Los enfrentamientos contra jefes finales en este contenido no están planteados para ser jugados de forma individual. Suelen basarse en luchas contra enemigos con daño elevado y una gran barra de vida, de forma que la clave para la victoria es tan sólo aguantar más que ellos. En cada combate, contamos con un cierto número de curaciones, de forma que ganar es sinónimo de gestionarlas bien, porque vamos a recibir daño, y mucho. Jugando en equipo, aparece la posibilidad de levantar al aliado caído, lo que evita el tener que repetir un enfrentamiento (un enfrentamiento bastante largo) a causa de un pequeño error o desliz.

Progresa adecuadamente

Los caballeros de Gotham rigen su avance a través de un sistema de progresión típico de un RPG. Comenzando a nivel 1, accederán a escalones superiores gracias a la experiencia obtenida por superar combates o completar misiones o encargos. De esta manera cada nivel proporcionará mejoras en los atributos, como la vida o el daño, lo típico, vamos. Añadir este sistema no hace, sino que lastrar la experiencia del jugador. El nivel es la única estadística que importa para la resolución de un combate. Si tu rival es de menor nivel, lo derrotarás enseguida, si la situación es la contraria, prepárate por un enfrentamiento demasiado largo donde parece que tus puños estén recubiertos de gomaespuma. Estas dos situaciones son más comunes de lo que parece puesto que es realmente fácil llegar a una zona con mayor o menor nivel del adecuado, haciendo que la experiencia se sienta desequilibrada multitud de ocasiones.

A parte de ganar estadísticas, desbloquearemos puntos que gastar en los árboles de habilidades de cada personaje. Estos sirven para mejorar otras características, así como introducir nuevas mecánicas al combate de cada héroe que consiguen mejorar la experiencia de juego considerablemente, aunque esta no deja de ser relativamente simple. Pero estos detalles serían mucho menos molestos en caso de no contar con el sistema de equipamiento. Nuestros héroes podrán equiparse distintas armas, así como armaduras, que tendremos que craftear nosotros mismos. Esto implica por una parte un sistema de recursos confuso, donde a través de distintos tipos de materiales (los cuales parece que siempre sobran, al menos antes de llegar al endgame) crearemos unos nuevos nunchakus que mejorarán un 3% nuestro daño elemental. Sí, es tan divertido como suena. Los saltos entre niveles de equipamiento son lo suficientemente reducidos para que siempre necesitemos acceder al siguiente nivel y que no recibamos una mejora diferenciadora.

Para más inri, todo el sistema se sostiene sobre una interfaz cuyo diseño artístico parece extraído directamente de un juego de móvil cualquiera. Los menús se sienten exentos de ningún tipo de carisma, rodeados de infinidad de tareas “diarias” (respecto a los días en el juego, no en la realidad) que bombardean nuestra visión confirmándonos que siempre quedan cosas por hacer.

Esta no es mi Gotham

Creo que la ciudad de Gotham es mi urbe favorita del universo DC. Si metrópolis representa y se amolda al sueño americano, la ciudad del monorraíl representa las pesadillas más oscuras. Corrupción y terror se abren paso a través de la niebla, en una ciudad donde el gótico es el estilo predominante, saturada de enormes y recargados edificios y callejones oscuros por doquier. No diría que esta versión de la ciudad sea la peor jamás representada en un juego de Batman, porque no creo que pueda considerarse una representación. Avanzamos por un cascarón vacío, por el prototipo de una ciudad.

Encontraremos multitud de edificios característicos, como el Campanario o el Ice lounge, pero todos se presentarán carentes de esencia. No se trata de un mal trabajo en cuanto al nivel gráfico, sino de un diseño sin alma. A diferencia de otros títulos del universo, esta ciudad si estará habitada por ciudadanos de a pie, pero su presencia será más bien anecdótica. Algún coche por aquí, un policía por allá, mientras alrededor, estamos completamente a solas, pese a lo que aseguraba el director creativo.

A esto se le suman las mecánicas de transporte que, en resumidas cuentas, están por estar. Para movernos por Gotham nos serviremos de la Batmoto que, si bien en un inicio parece una buena opción, no tardará en mostrar lo monótona y simple que es de manejar. No pido un sistema de simulación al nivel de Gran Turismo pero estaría bien que al menos tuvieran en cuenta la aceleración. Junto al vehículo, podremos utilizar una batgarra para desplazarnos por los tejados, con un funcionamiento también simple y poco disfrutable, sobre todo viniendo del mismo equipo de desarrollo que diseñó la movilidad en Batman Arkham Origins. Finalmente, si avanzamos lo suficiente con un personaje, desbloquearemos un nuevo set de habilidades cuyo uso en combate mejora la experiencia, así como una habilidad de desplazamiento. De esta manera, Red Hood saltará por el aire gracias a la magia de la Liga mientras que Batgirl planeará como su mentor.

Un acercamiento muy diferente a la misma fórmula

Recomiendo entrar a Gotham Knights, sí, pero esperando algo más cercano a The Division o Marvel´s Avengers que a la saga Arkham. Pese a que Warner Bros. Montreal debió desarrollar un aprendizaje significativo trabajando en Arkham Origins, no parece aplicar nada de él. Entrar a esta experiencia en solitario no es uno de los mejores planes que podría proponeros, pero si contáis con amigos (o conocidos, al menos) con los que calzaros las mallas y poneros de patrulla, la cosa mejora bastante. Al fin y al cabo, todo debe de quedar en familia.


Este análisis ha sido realizado con una clave para Steam cedida por Ziran.