El 18 de enero de 2023, Stadia cerrará de forma definitiva

Esta mañana se ha confirmado lo que ya se venía tiempo prediciendo desde hace tiempo: el fin de Stadia. El servicio (o plataforma) de Google, basado en el juego en streaming ha recorrido un camino muy tortuoso desde su lanzamiento, llegando rápido y mal a un difunto final. Esta situación se ha dado a conocer a través de un comunicado de Google, donde aseguran que “pese a que la aproximación de Stadia al videojuego en streaming estaba construida sobre una poderosa tecnología, no ha conseguido atraer a los usuarios de la forma que esperaban”.

Así pues, termina un ciclo complicado, capaz de poner en duda la funcionalidad del streaming de videojuegos. El resto de compañías dentro de la competición siguen en pie, posiblemente gracias a plantear estrategias muy distintas a las dispuestas en el caso de Stadia. Gran ejemplo de ello es el servicio de Xbox Cloud Gaming, el cual ofrece el acceso al juego en la nube de los títulos disponibles en Xbox Game Pass, junto a la opción habitual de instalarlos en la propia consola u ordenador. Esto permite, entre otras cosas, acceder al catálogo de nueva generación desde una Xbox One/One X.

Nos hemos acostumbrado a pagar por una licencia temporal, de la misma forma en la que antaño alquilábamos películas o juegos en el videoclub de confianza. Nos hemos habituado de tal forma que es difícil pensar en el servicio de Stadia como uno que difiera del alquiler. En este punto radica uno de los mayores problemas del servicio: poca gente estaba dispuesta a comprar un juego para disfrutarlo de forma exclusiva en Stadia porque poca gente interpretaba Stadia como una plataforma más. El miedo a que la plataforma cerrase, o la intención de adquirir un nuevo ordenador o consola en un futuro construían grandes murallas a la hora de desembolsar el precio completo de un título para jugarlo únicamente a través del navegador.

Estaremos hartos de las suscripciones, pero no se puede negar que conforman un modelo económico muy rentable actualmente y bien aceptado por una porción considerable de los consumidores. Junto a sus pros y contras, aparece el hecho de que a causa de estos modelos se ha modificado la concepción de “poseer”. Es cuestionable que seamos propietarios de nuestra biblioteca de Steam (ciertamente, no lo somos), pero estas no son las preguntas que nos hacemos cuando adquirimos un mes de un servicio como Game Pass o PlayStation Now.

El servicio de streaming de Nvidia, GeForce Now, aparecía para tomar el camino contrario: puedes jugar en la nube, pero utilizando tus juegos de Steam. Si quieres pagar, puedes hacerlo para acceder a mejores resoluciones y prioridad en la cola. En este caso, aprovechar los errores del resto sirve como puente a un mejor futuro.

Pero, a fin de cuentas, Stadia se termina. Y si mala ha sido la gestión, peor ha sido la comunicación. Hace menos de medio año que desde la cuenta oficial de Twitter se aseguraba que no había una intención de cerrar de momento. Tal como se sostenía, el equipo se estaba centrando en traer nuevos títulos a la plataforma, así como a la suscripción de Stadia Pro. Hasta hoy, prácticamente nadie era conocedor de los planes acerca del cierre.

Esto, es algo pasable respecto a los usuarios, a los cuales al menos se les será reintegrado todo el dinero invertido en juegos y hardware, pero la historia ha sido distinta para los desarrolladores. Desde muchas compañías, aseguran no haber sido avisados del suceso hasta hoy mismo, incluso en casos donde estaban trabajando en el lanzamiento de juegos para la propia Stadia con fechas muy cercanas. Este silencio deja en duda si recibirán una compensación en base al contrato firmado, existiendo la posibilidad de que terminen con una mano delante y otra detrás.

Desde luego, en Google no han sabido tener al público en el bolsillo en ningún momento. Cabe recalcar que la llegada de Stadia coincidió con uno de los momentos más críticos de la historia del medio actual: una pandemia que obligó a un gran porcentaje de la población a confinarse en sus casas, una crisis de semiconductores que golpeó con mucha fuerza el mercado de componentes, reduciendo el stock de consolas y tarjetas gráficas a niveles casi inexistentes… el cóctel perfecto para triunfar con el juego en streaming. Pero como un camarero patoso, en lugar de aprovecharlo para servir un buen Martini, tropezaron dos veces encima del mismo cliente.

Con Stadia, Google se introduce de nuevo en los anales de la historia con uno de los mayores fracasos del medio. Con ello queda una mancha difícil de borrar sobre la viabilidad del juego en la nube y sobre si este es de verdad el futuro. No cabe duda de que al menos todavía debemos esperar un avance considerable en las redes y comunicaciones globales para llegar a unos estándares capaces de hacer sombra al juego en local, pero poco a poco este tipo de servicios cogen más y más peso, si es que no terminan hundiéndose.