Primeros pasos por el otro lado de Tokio

Las fórmulas del mundo abierto están manidas y explotadas en el videojuego hasta el agotamiento, y aunque eso no sea una barrera para que sigan siendo disfrutadas por aquellos a los que nos gustan, si que son un impedimento para la sorpresa y la innovación. Cada vez es más difícil encontrar juegos que logren dar una nueva vuelta de tuerca y retuerzan los cimientos para ofrecer una experiencia distinta. Difícil, pero no imposible. Y en Tango Gameworks lo han logrado, crear una obra con carácter propio a partir de elementos conocidos. Como hicieron con el magnífico The Evil Within en 2014, con Ghostwire: Tokyo han logrado crear un título especial mezclando y utilizando elementos ya conocidos en una receta diferente.

Pero, ¿qué hace distinto a Ghostwire: Tokyo si utiliza elementos que ya hemos visto? Bien, para empezar, debemos tener claro que esta pieza no es una análisis en profundidad (que llegará pronto), sino un avance centrado en los primeros compases del juego, pero será suficiente para vislumbrar lo que esta nueva IP tiene que ofrecer.

Teniendo esto en cuenta, vamos a empezar por exponer las cartas que el juego pone sobre la mesa, y, más importante aún, cómo las juega. Son tres cartas, tres conceptos con los que Ghostwire: Tokyo juega principalmente: el género del terror, los mundos abiertos y la exploración del folclore japonés. Lo especial está en cómo las combina, pues no se trata de un terror intensivo y constante (esto sería casi imposible de lograr en un juego largo y de mundo abierto), sino que lo ofrece en pequeñas píldoras. Lo combina con la fórmula de exploración de mundo abierto y con otros elementos distensivos que lo convierten en un título que camina entre varios géneros sin limitarse a ninguno de ellos. Gracias a esta combinación, además de otros elementos que detallaremos en nuestro análisis, la exploración de Tokyo logra una sensación especial en el jugador. A pesar de basarse en los mismos pilares básicos que el común de los mundos abiertos (misiones secundarias, coleccionables y ubicaciones), se puede sentir en todo momento que estamos jugando a algo nuevo. Una idea con personalidad propia. Y creo que el estudio nipón ha logrado esta sensación gracias al planteamiento argumental de su historia, además del coqueteo con el terror previamente mencionado.

El juego nos lanza de lleno, nada más comenzar, a una versión caótica de Tokio, en la que toda su población ha desaparecido por un motivo que desconocemos, y nos pone en la piel de Akito, un joven que debería haber muerto y que es devuelto a la vida por una entidad espiritual desconocida. Pero todo tiene un coste, dicha entidad se apodera parcialmente del cuerpo de Akito. El proceso le otorga al protagonista la habilidad de interactuar con “el más allá”, con la realidad que está invadiendo la capital de Japón. Este suceso da el pistoletazo de salida a la historia y justifica la base jugable de Ghostwire: Tokyo.

Y es que el juego nos propone la perspectiva en primera persona para explorar la ciudad invadida por unas criaturas del más allá, los visitantes, y nos otorga una serie de poderes espirituales para combatirlos. Estos poderes sustituyen a las armas de fuego típicas de cualquier FPS, y es una de las características que hace que el gamefeel de Ghostwire: Tokyo se sienta único. Cambiamos las ametralladoras y lanzacohetes por conjuros de viento, fuego y agua, y por talismanes místicos, para debilitar y exorcizar a los visitantes. Estos poderes servirán a Akito para lograr su único objetivo y motivo para aferrarse a la vida: encontrar a su hermana pequeña. Por otro lado, KK, la entidad que se introduce en su cuerpo, luchará por otros motivos que lo obligan a colaborar con Akito.

Sin embargo, los problemas de nuestros dos protagonistas no serán los únicos que se nos plantearán, y Tokio nos ofrecerá gran cantidad de contenido secundario que resolver mientras progresamos en la trama. Desde gran cantidad de coleccionables y power-ups hasta misiones secundarias, muchas de ellas con argumentos interesantes alejados de los típicos encargos recadero. Aunque no haya más seres humanos vivos en la ciudad, sí que nos encontraremos con espíritus que nos plantearán problemas que afrontar, y normalmente irán acompañados de pequeñas historias. Por su parte, los coleccionables serán de diversos tipos, desde objetos inspirados en el folclore y la cultura japonesa que sirven como refuerzo narrativo hasta elementos de mejora de atributos y poderes.

Una Tokio que promete

Así pues, nos lanzaremos a la exploración de Tokio, eliminando visitantes, purificando la ciudad, recogiendo objetos y mejorando nuestro arsenal espiritual para hacer frente a las crecientes amenazas. Amenazas que se materializan en un amplio catálogo de visitantes inspirados en el folclore tradicional de Japón, pero adaptado a los tiempos actuales. Será una exploración con bastantes posibilidades, pudiendo examinar la urbe a distintas alturas: callejeando, saltando entre azoteas o recorriendo las líneas de metro. Podremos entrar en muchos edificios para saquear o para completar misiones secundarias, a modo de pequeñas mazmorras. Habrá que seguir explorando las posibilidades que nos ofrece para formarnos una opinión completa y traeros un análisis extenso, pero, por el momento, apunta a ser un título muy recomendable.

El día 25 tenemos una cita con una aventura que promete marcar con un sello propio y personal el género del mundo abierto, y combinarlo con el terror y el folclore japonés. Una experiencia que, con lo experimentado hasta el momento, no puedo hacer más que recomendar. Estad atentos al análisis que publicaremos próximamente para conocer esta aventura con más profundidad.


Este avance se ha realizado con una clave para PlayStation 5 cedida por Bethesda.