Dime con quién andas y te diré quién eres

Efectivamente, volvemos a las mismas arenas en las que nos hundimos hace apenas unos años, el debate estéril que no tiene cuerpo, pues no hay nada que discutir por mucho que ciertos sectores rancios de la sociedad se empeñen en revalidar su posición con justificaciones de mierda. Perdón que me ponga así, pero me enerva de sobremanera todo lo que tiene que ver con esto, sobre todo cuando llegan a sectores muy amplios de la sociedad y normalizan este tipo de acciones, como es el caso de Final Fantasy. Esta última semana hemos recibido algunos datos muy interesantes tanto de los beneficios que ha tenido Square Enix este año, los cuales no paran de aumentar, como de algunos datos referentes al próximo juego de la saga, Final Fantasy XVI, como es la exclusividad de dicho título en la PlayStation 5 durante los primeros seis meses desde su lanzamiento, aunque esta no ha sido la información que más controversia ha levantado, ya que en una de las últimas entrevistas dadas por el equipo de desarrollo se ha hablado sobre la posible falta de diversidad en este juego y su justificación..

No son pocas las veces que en esta web he hablado sobre cómo la historia es cíclica, y estamos destinados a repetir nuestros errores una y otra vez, las polémicas naciendo, creciendo, estallando y desapareciendo entre las sombras, solo para volver una vez más tras pasar el tiempo, un ciclo sin fin que repetimos incesantemente sin posibilidad de detenerlo. En esta situación uno de los últimos ejemplos más destacados sobre un acontecimiento similar fue con Kingdom Come: Deliverance, donde solo se incluyeron a personas blancas en el juego justificando dicha decisión en que estaba ambientado en un lugar y contexto histórico donde no había más diversidad. A diferencia de con aquel lanzamiento, este Final Fantasy XVI, como es de esperar, se ambienta en un mundo completamente ficticio y fantástico, con criaturas mitológicas, poderes mágicos, pero nada de diversidad. Bajo el contexto de que es un país muy cerrado y que prefieren centrarse en el interior de los personajes más que en su aspecto exterior, dejan de lado cualquier tipo de representación que no sea la de caucásicos dignos de cualquier galería de modelos, sin duda lo más representativo de aquellas épocas, seguro, junto a las bolas de fuego o las invocaciones titánicas con las que ganar la guerra, utilizadas por monarcas tan ilustres como, yo qué sé, Carlomagno. Una de las múltiples excusas utilizadas apunta de manera indirecta a la globalización, como si no hubiese casos tan famosos como el de cierto samurái que rompió los estereotipos japoneses, o mismamente los emisarios de países más poderosos que los de esta Europa idílica. Es curioso que se saque a relucir el compromiso de una saga como Final Fantasy para hablar sobre sus historias y cómo estas representan los conflictos entre los poderosos y los subyugados, todo para defender una decisión cuanto menos desacertada, ¿convendría entonces sacar a coalición el conflicto presente entre la historia de Final Fantasy VII y cómo Square Enix se ha subido sin pensarlo al carro de los NFTs sin investigar el posible impacto medioambiental que pueda tener?

Final Fantasy

Una de las reacciones a esta noticia, inesperado

Obviamente no podemos poner muy altas las expectativas porque sin duda alguna nos acabaremos dando de bruces con la realidad, lo cual no quita que, aunque no estuviesen especialmente elevadas, siga sentando como una patada en el estómago. Cómo todo el contenido multimedia acaba orbitando en torno a los mismos temas, las mismas civilizaciones, las mismas representaciones está llegando a un punto enfermizo, y aunque muchos nos ataquen a aquellos que pedimos una mayor representación, la realidad les favorece a ello, pues todo sigue igual aunque pasen los años, una ambientación donde solo existe el hombre blanco heterosexual occidental, y cualquier “añadido” es forzado y con la única existencia de contentar a las masas progres woke, y es con juegos como Final Fantasy XVI, que llegan a un gran número de personas, donde de verdad habría que mostrar la realidad de nuestro mundo, pero temo que han decidido en qué lado prefieren estar.