Un tropiezo sin detenerse

Fallout 76 ha sido un videojuego envuelto en numerosas polémicas, duramente criticado por flaquear en aquellos puntos que sobresalían a sus antecesores y le ha llevado por confrontarse consigo mismo, buscándose su propio camino y lugar en un mundo postapocalíptico para los juegos menos sobresalientes. No cabe duda que Fallout 76 tuvo un comienzo difícil, incluso cuando partía de una premisa ya consolidada como la que ofrecía el universo de Fallout: búnkeres, extensos parajes, elementos RPG, toma de decisiones, historias conflictivas… Lejos de todo prejuicio y alusiones, el período gratuito de Fallout 76 hasta el 16 de junio nos ofrece la oportunidad de probarlo de primera mano y constatar toda su evolución hasta ahora.

La puerta se abre

El comienzo de Fallout 76 no podría ser más Fallout, siendo uno de los supervivientes del refugio 76, este abre sus puertas a la humanidad para enfrentarnos a los desafíos y mutaciones del exterior.
Los primeros compases de Fallout 76 nos sumergen en la desolada Appalachia, donde encontramos a los colonos que buscan hacer del yermo un nuevo hogar mientras los saqueadores toman por propio lo que es suyo. Pronto descubriremos que no todo es blanco y negro, sino que atisbaremos pequeñas guiños y complejidades propias de juegos de Bethesda. Adecuarse a las interfaces y movimientos del personaje cuesta un poco, muy fiel a los demás Fallout, pero forma parte de la experiencia jugable.
Fallout 76 evidencia en su estructura, la ausencia previa de NPCs, lo que crea cierta desconexión entre lo que sentimos y lo que hacemos. Las primeras misiones resultan entretenidas con cierto artificio en su planteamiento que nos recuerda más a un tutorial que a un mundo en sí mismo. El componente de supervivencia del que tanto nos advertían al principio, antes de salir, se vuelve rápidamente obsoleto, a excepción de ciertas zonas de nivel más alto. Por lo que, para quiénes buscaban una experiencia de supervivencia al estilo Conan Exiles o Rust, no encontrarán ese comienzo difícil tan característico de los juegos de supervivencia. La supervivencia es una mecánica más, pensada para dar variedad a las situaciones de entorno y de enemigos, pero no es la mecánica principal por mucho que la temática incida en ello.

Las misiones que nos atrapan

Uno de los aspectos de los que más se ha vanagloriado en la saga de Fallout es las historias que se entretejen entre los NPCs a través de las misiones. Misiones que junto al entorno, son capaces de crear una narrativa emergente sin necesidad de una forma estructurada en un nivel cerrado, sino en la disposición abierta del mundo que se ofrece al paso del jugador. En ese sentido, Fallout 76 denota ese “aspecto” de cartón piedra en la colocación de misiones que, si bien logra ser satisfactorio y tocar temas interesantes, acaban volviéndose predecible; y en consecuencia, repetitivas. Pareciera que nos topemos con el diseño de misiones más propio de un MMO que de un Fallout; y tratándose de Fallout, le resulta contraproducente. La auténtica chispa de las misiones llega con la historia de la Hermandad de Acero, un capítulo cuyo mayor contenido se ubica en el endgame. Es por tanto que Fallout 76 tira mucho del aplomo del jugador, siendo insistentes en esa travesía hasta que encontremos las primeras situaciones con gancho; al contrario que la mayoría de juegos.

El saber hacer de Bethesda en diseño de misiones ha empezado a dar sus frutos pero se ve empequeñecido frente a problemas de ritmo y de cohesión en la progresión del juego; algo que se suma a la imagen dañada del videojuego. Para los más cercanos, Fallout 76 es un videojuego que está mejorando cada vez más. Bethesda ha acertado en virar el juego hacia lo que demandan los jugadores en cuanto a posibilidades, especialmente, en lo referente a cosméticos. Convirtiendo Fallout 76 primero en un juego de nicho con posibilidades de llegar al gran público.

Lo necesario e innecesario cabe en una mochila

En las expediciones a lo largo de Appalachia, uno no puede evitar la sensación de que ser un acaparador nato de objetos que, si bien ocurre en muchos juegos de Bethesda, en el contexto de un juego de supervivencia supone un problema de perspectiva. Ese tratamiento por igual deja al jugador el peso de sostener el juego a través de lo que pueda marcarse él mismo y al factor social. En mi caso, no he tenido oportunidad de jugarlo en cooperativo o con ayuda de otro jugador, pero Fallout 76 gana con creces en esa modalidad. Un factor social que en otros juegos solo ha sido posible de la mano de un estricto PvP mientras que Fallout 76 tiene una comunidad sana que propicia la solidaridad entre jugadores. Los pocos encuentros que he tenido en Appalachia, han sido positivos, casi rozado el roleo natural que sienta tan bien en este tipo de juegos. Lo ideal es jugarlo con amigos, algo que la suscripción premium Fallout 1st permite con la creación de un mundo privado.

Volviendo al tema de los objetos, reconocer los objetos más útiles cuesta de primera mano pero todos ellos sirven al reciclaje para construir todo tipo de estructuras, elementos, muebles y decoraciones para nuestro refugio a través del artefacto llamado C.A.M.P. En lo particular, la construcción en Fallout 76 es tosca y tediosa, pero completa en todas sus vertientes, pudiendo construir todo tipo de estructuras y edificios. Bethesda ha hecho lo posible por acomodarnos como jugadores a la construcción y decoración ofreciendo mucha personalización y cosméticos. En mi opinión, Fallout 76 podría mejorar en la calidad de vida del juego pero si somos capaces de acostumbrarnos, pronto construiremos un hogar capaz de hacernos olvidar del yermo postapocalíptico en el que nos encontramos.

¿Es este Fallout un Minecraft postapocalíptico? Nada más alejado, pero sus pocas similitudes están en consonancia para hacer de 76 un buen videojuego, tanto como para que los jugadores tomemos la propuesta como un videojuego propio. Si nos dejamos llevar con el título con eso en mente, el videojuego va tomando la forma idónea para disfrutar de él. Uno de los puntos que distinguen a Fallout 76 de otros juegos de mundo abierto como Far Cry, por ejemplo, es el desarrollado sistema de combate, muy similar a sus antecesores pero sintiéndose anticuado en la práctica. Una problemática más bien ligada al motor gráfico que emplea Bethesda que al propio videojuego en sí, pero que afortunadamente ya están poniendo solución con el anuncio del nuevo Creation Engine 2. No obstante; si resumimos lo visto hasta ahora nos encontramos un juego desangelado que tiene que valerse de la experiencia del jugador y, en corto plazo, de una historia que nos enganche.

El acero tras el yermo

Como decía antes, es fácil entender el porqué Fallout 76 no ha convencido a una gran mayoría de jugadores. Bethesda, consciente de sus propias limitaciones y su maestría como conductor de historias, ha puesto sobre la mesa la llegada de facciones a Appalachia para reavivar el videojuego por aquello que mejor se les da: el diseño de misiones. Aunque nos topemos con las diferentes facciones del juego relativamente pronto no será hasta la llegada de la Hermandad del Acero cuando empezaremos a disfrutar de esta faceta del videojuego. Las misiones toman mayor épica y empezamos a vislumbrar una variedad de armas y armaduras mucho más devastadoras y divertidas; siguiendo una línea más radical y espectacular.

Bethesda no ha querido quedarse sólo ahí, sino que nos lleva al final del arco de la Hermandad de Acero haciéndonos volver a Fuerte Atlas en la próxima expansión: El Reinado del Acero que estará disponible el 7 de julio de 2021 con nuevas misiones, nuevas ubicaciones, nuevo equipo y nuevas mejoras legendarias. Los planes de Bethesda van aún más allá y recientemente han anunciado una actualización gratuita para el próximo año 2022: La Fosa, proporcionando nuevas misiones en el exterior, aleatorias y en lugares reconocibles del universo de Fallout.

Los esfuerzos de Bethesda por Fallout 76 son loables. Aún considero que Fallout 76 se encuentra en una primera fase de juego de nicho que no gustará a todo el público, todavía, pero si Bethesda juega bien sus cartas, alberga suficiente potencial para sobresalir el próximo año. Fallout 76 no va a hacer que otros Fallout se pospongan, ya que actualmente es llevado por un el equipo de Bethesda Game Studios Austin, un equipo pequeño que pondrá a prueba todas sus capacidades para sacar adelante un videojuego como Fallout 76 para toda una comunidad. Y puede que sea esta misma, al igual que ha sucedido con otros juegos como Destiny 2 de Bungie, quiénes marquen un rumbo alto y visible para Fallout 76, haciéndonos volver al resto de jugadores. Las próximas actualizaciones gratuitas y el período de prueba son una excelente oportunidad para probarlo por vosotros mismos. Os encontraréis luchando por sobrevivir en el yermo y masacrando a las mutaciones. Permitidme un consejo, llevad siempre una Rad-X y unos cascos para resistir la radiación tóxica y no oír a quiénes os impidan disfrutar de un videojuego que simplemente no empezó con buen pie.