Sobre la eterna batalla de la preservación

Estos últimos días con motivo del décimo aniversario de una saga que ha empezado a calar, Nier, se han activado todas las alarmas tras la inesperada aparición de una página web que homenajea el momento de su aparición. En este sitio tenemos diferentes enlaces para acceder a la información de los juegos, tanto de las diferentes versiones de Nier como de Nier:Automata, de la misma manera que al merchandising oficial. Pero esto no es lo más importante. Los rumores han empezado a difundirse por Internet como si de pólvora se tratara, unos apuntando a una nueva entrega, otros a un port, por ejemplo, del último a la consola de Nintendo, el único lugar donde le queda por salir, pero otros tantos hablan de un remake/remaster del primer juego, salido en la generación de PS3 y Xbox 360, lugares de donde no escapó ni como port a PC.

Estas voces van cogiendo fuerza en las comunidades, foros y redes sociales, donde muchos fans del último título no han podido disfrutar de Nier por varios motivos, ya sea por no tener la consola de la generación o por no poder acceder al juego. Esta última posibilidad es uno de los principales problemas, y es que, al ser un título en su momento de nicho, ya que debido a la inexistencia de una obra tan viral como Nier:Automata, en el momento de su salida lo único que respaldaba a este juego era la saga Drakengard, también del creador nipón Yoko Taro, la cual sigue siendo de nicho y difícilmente disfrutable actualmente. Teniendo en cuenta todos estos factores, las ventas de Nier en nuestro país no transcendieron más allá, y encontrar una copia puede ser bastante difícil, sobre todo si no queremos caer en los mercados de la especulación, donde el precio se ha visto inflado tras el éxito de Automata.

Square Enix supo en su momento intentar paliar el problema, sacando de tiempo en tiempo alguna remesa de unidades que en el momento de pisar la página web solían desaparecer, debido principalmente a la alta demanda provocada por lo mencionado anteriormente. Todavía cuesta encontrar este juego a un precio asequible, y un remake, por ejemplo, podría ser un gran aliciente para que todos aquellos que querían disfrutarlo y no podían debido a la especulación de una vez por todas tuvieran una oportunidad. Pero no es tan sencillo. Tras el lanzamiento de Nier, su desarrolladora, Cavia, cerró sus puertas, desperdigando al equipo a diferentes lugares. Todos los proyectos que se desarrollaron a día de hoy no se tiene la certeza de si fueron conservados o se perdieron tras la desaparición del mismo, llegando al problema que ya traté cuando se anunció el cierre de los servidores de Battleborn y la salida de las tiendas digitales.

De confirmarse las sospechas nos volveríamos a encontrar otro caso similar al de Final Fantasy VIII, juego del que no se conservó el código original y del que se ha tenido que trabajar prácticamente de cero para traernos el remastered que hemos podido disfrutar de nuevo este año. De ser así, lo mismo ocurriría con la remasterización de Nier si se confirmasen los rumores, la recreación del título debido a la toma de una serie de mala decisiones. Pero el principal problema no residiría en una “mayor” carga en el desarrollo, sino lo que implica perder todo ese legado, la desaparición total y completa de una obra entera, con todas las horas de trabajo que ello conlleva. Pérdidas así son un palo general para la industria, tanto por lo que conlleva perder el original como a “método de estudio” se refiere. Conservar este tipo de títulos para que se sobrepongan al paso del tiempo no solo ayuda a que nuevas generaciones puedan disfrutar del mismo, sino para que estas puedan estudiar y aprender cómo se hacían los juegos en otras épocas, con otras herramientas de trabajo o estilos.

De sobra es conocido que diversos géneros, como podría ser el RPG, provienen como respuestas ante las limitaciones físicas de las consolas de aquel entonces. Ya apunté en el texto que he mencionado anteriormente que diversas instituciones, asociaciones y personas a título individual hacen esfuerzos titánicos por la conservación de los títulos, aunque en su momento puse ejemplos más enfocados al entorno arcade, por lo que… ¿y para los juegos actuales?

La especulación de la que he hablado anteriormente no es nada si la comparamos a juegos y consolas de generaciones bastante anteriores. El auge de los videojuegos es bastante reciente, lo que nos puede resultar raro ya que muchos llevamos en este mundillo desde que éramos unos enanos, pero durante los comienzos y su crecimiento el público general era bastante más escueto del que es actualmente, por lo que las unidades que salían al mercado fueron bastante más reducidas para no tener un exceso de producción. Esta decisión (obviamente acertada) transcendió a su época y a día de hoy sufrimos sus efectos, ya que si por algún casual queremos acceder a un juego en específico, muchas veces nos veremos obligados a desembolsar grandes cantidades.

Por poner un ejemplo, Paper Mario: The Thousand-Year Door, título muy querido entre los que han podido probarlo y que fue lanzado en 2004 en la consola de Gamecube, a día de hoy lo podemos encontrar en los principales portales de compra de segunda mano rondando los 100€ e incluso más. Todo esto no ayuda, dejando varias opciones más abiertas, como la emulación o piratería. Este tema puede llegar a ser complicado, siendo la fina línea que los separa bastante difusa, pero teniendo en cuenta que la emulación lucha por la preservación del medio, dando libre acceso a todo aquel que esté interesado en la historia del medio, mientras que la piratería es una práctica dañina.

El tiempo terminará recolocando y modificando el mercado, muchas empresas se suben al carro para rescatar sus entregas estrellas ya añejas, otras deciden darles una actualización y otras dejan morir su producto, recalcando la importancia de aquellos sitios y personas que los recogen y colocan en vitrina para que esas partes de la historia de los videojuegos no mueran nunca.