Mission failed

Los modelos relacionados (y en muchos casos dependientes) con internet son cada vez más prolíficos en la industria del videojuego. Ya sea por la cada vez más popular tendencia de los títulos multijugador en línea, de los pases de temporada y las actualizaciones regulares, o por las plataformas y servicios online como Epic Games o Game Pass, los videojuegos están cada vez más estrechamente relacionados a la conexión permanente o, al menos regular, a la red. Saltaron las alarmas cuando se planteó que Xbox Series necesitaría conexión obligatoria para jugar, por ejemplo, y se han dado otros ejemplos similares durante los últimos años, y como era natural, la comunidad respondió con quejas y descontento. Sin embargo, la evolución natural del mercado y la comunidad de jugadores durante los últimos años parece haber empujado el modelo de negocio hacia esa dirección, con una masificación cada vez más evidente de los videojuegos en línea, supuestamente en detrimento del modelo offline, y con la extensión de los videojuegos como servicio. Pero, ¿realmente tiene una cosa que llevar a la otra? ¿O pueden recorrerse ambos caminos en paralelo?

Es cierto que la comunidad de adeptos al videojuego ha engrosado sus filas considerablemente con títulos como Fortnite, Call of Duty: Warzone o el más veterano League of Legends, entre muchos otros. Títulos que han servido de entrada al mundo del videojuego para muchos jugadores, incluso convirtiéndose en los únicos juegos que frecuentan dichos nuevos jugadores en muchos casos. Han ampliado el alcance de este mercado y, por tanto, los beneficios para la industria, lo que inevitablemente los convierte en las gallinas de los huevos de oro, y el principal interés de muchas compañías, como es natural. Sin embargo, por mucho que crezca esta vertiente de la industria, siempre habrá una parte importante del público que siga interesada en el videojuego tradicional, entre muchas comillas, lejos de los pases de batalla, los emparejamientos online y la conexión a internet para jugar. Y lo que es más importante aún, incluso aquellos jugadores que se decanten por el modelo online, pueden (y suelen) consumir obras single player en algún momento. Así que, debe ser tan natural que se potencien los títulos online para estar en consonancia con las demandas del público, como que aquellos juegos pensados para la experiencia individual funcionen al cien por cien sin necesidad de conexión o añadidos online. Pero muchas veces no es así, y hasta estos títulos pensados para la experiencia individual requieren de funcionalidades online para estar completos. Es el caso que ha envuelto recientemente a la saga Hitman y a la tienda GOG.DRM GOG

Precisamente la ausencia de DRM, es decir, la ausencia de necesidad de estar conectados para exprimir el juego, es una de las características de GOG, la tienda de títulos para PC propiedad de CD Projekt. Su catálogo al completo está conformado por juegos libres de dicha condición, pero recientemente, la saga de acción y sigilo desarrollada por IO Interactive ha supuesto una pequeña excepción para la plataforma del estudio polaco, y los usuarios han lanzado una oleada de quejas y review bombing contra el título. Argumentaron que un título bajo estas características no debería aparecer en un listado que afirma ser “DRM Free”, y desde GOG respondieron de manera activa, eliminaron el título de su catálogo y afirmaron que los usuarios que lo deseen podrán pedir un reembolso por el precio del producto.

Si bien es cierto que el título en cuestión puede ser jugado sin necesidad de estar conectados a la red, aparecía listado en la tienda con la etiqueta “DRM Free”, lo cual indica no solo que podemos jugar desconectados, sino que no hay una conexión directa del juego con los servidores o launchers, como para enviar datos de juego, por ejemplo. No obstante, en el caso de Hitman existen una serie de características que sí requieren de conexión, como pueden ser las misiones de intensificación, los objetivos escurridizos y la posibilidad de acceder a misiones creadas por los usuarios (esta última totalmente lógica por su mera naturaleza), y esto estaba especificado en la descripción del producto, en la letra pequeña, vamos. Pero existe un detalle más, y que no se especificaba en dicha descripción, y es que para desbloquear armas, equipo y algunas ubicaciones de misión también es necesario estar conectados a internet.

GOG DRMTras el aluvión de quejas, el pasado día 8 de octubre, la administradora de la comunidad de usuarios de GOG, Gabriela Siemienkowicz, lanzó un comunicado en los foros de la plataforma, diciendo que están en conversaciones con IO Interactive para resolver la situación, y que “no debería haber sido publicado en su forma actual, como habéis señalado”. Por el momento se desconoce si el título será relanzado en la plataforma bajo otras condiciones o si, por el contrario, será eliminado de manera permanente.

Esta situación plantea, desde mi punto de vista, varias reflexiones. Por un lado, es cierto que GOG cometió un error al listar un título con funcionalidades online en un catálogo caracterizado por ser “DRM Free”. Y que, si bien se especificaban algunas de estas excepciones, tratándose de un juego lanzado hace varios años, GOG podría haber acordado una versión con el desarrollador que incluyera en el paquete esos elementos extra, para luego no tener que descargarlos. Por otro lado, si fueran elementos añadidos a posteriori, sería inevitable la utilización de parches para mantener el juego al día, y probablemente, los usuarios querrían que fuera así. Al menos una parte considerable de los mismos.


En definitiva, los usuarios debemos ser conscientes de hacia dónde vira el modelo de mercado actual en los videojuegos, y que dicho cambio de rumbo no se debe a otra cosa más que a nuestra propia demanda, en líneas generales. Sin embargo, también es cierto que existe esa porción del público que sigue prefiriendo la experiencia individual y alejada de las funciones online, y que precisamente GOG pretende ofrecer un servicio a esos jugadores, por lo que debe ser coherente con la propuesta. Obviamente, los usuarios estamos en nuestro derecho a quejarnos y demandar un servicio que se ajuste a lo anunciado, pero tal vez, como en otras ocasiones, las formas se han vuelto un poco excesivas, con técnicas como el review bombing, que, desde mi punto de vista, no es más que una pataleta de niños pequeños. De cualquier manera, esta vez las quejas han sido efectivas, y la compañía ha tratado de enmendar el error.