Actitud que impacta a trabajadores y empresa

Jason Schreier lo está haciendo muy bien. El periodista de Kotaku está en boca de todos gracias a sus últimas investigaciones sobre las malas praxis en la industria del videojuego. El pasado mes le tocó a Naughty Dog con su política de desarrollo basada en el crunch. Schreier contrastó con detalle la explotación con una gran cantidad de fuentes, uno de los fundamentos del periodismo. Es cierto que muchas eran anónimas y que pocas estaban identificadas como el caso de Jonathan Cooper. Aunque eso tenía una explicación en los contratos de los californianos que impedían hablar con soltura del tema. Ahora, con los mismos métodos periodísticos, Schreier vuelve con artículo dedicado a Randy Pitchford, CEO de Gearbox. Un directivo que ha decidido recortar los bonus de sus trabajadores después del lanzamiento de Borderlands 3.

ceo gearbox

La Gearbox que conocemos no funciona tan bien como esta.

Los empleados de Gearbox, según cita el texto, reciben unos de los salarios más bajos de todo el sector. Por ello, los bonus derivados del desarrollo resultan importantes para la cartera de cada uno. Tan relevantes son que les han servido para comprar casas. Sin embargo, Pitchford alega que los altos costes de Borderlands 3 reducirán la cuantía de estos extras. Vale, entiendo que el devenir de la producción te haya obligado a tomar esta decisión. Más pensar eso sería ser superficial. El responsable de los recortes es Pitchford. Aún siendo todos los desarrollos complicados, es el CEO quién debe llevar a cabo una buena planificación. Él no lo hizo, ya que generó sobre costes que se elevaron hasta los 140 millones de dólares, tal y como expone Schreier. Y es una injusticia que quien pague el pato sea el trabajador. Si se trata de plantear una medida inmediata, ¿no sería más democrático bajar el sueldo de los altos cargos y redistribuir la riqueza entre todo el estudio? No creo que quitar un cero de la nómina duela mucho teniendo en cuanto los acumulados durante toda la vida.

gearbox vs sega

Con Segata, Pitchford no hubiera salido ileso.

La medida ha escocido más si cabe a la plantilla por quién la ha realizado. Estamos hablando de Randy Pitchford, persona que se llevó 12 millones de bonus en 2016 de los royalties que le correspondían a la compañía, de acuerdo con las demandas del exabogado de la empresa. Para más inri, según el mismo abogado, Pitchford olvidó una vez un USB con material pornográfico ilegal en un restaurante. Tampoco hay que olvidarse de las acusaciones de SEGA a Gearbox de desviar dinero de Alien Colonial Marines a Borderlands 2 y Duke Nukem Forever. No parece alguien de fiar. Ante esta situación, Schreier indica que se prevé un éxodo de trabajadores del estudio. Esto complicaría los futuros proyectos. Primero por la fuga de cerebros y la disminución de talento bruto. Se tendrían que buscar sustitutos y adaptarlos a las dinámicas de trabajo, algo que alargaría los desarrollos e incrementaría los costes y el crunch, del mismo modo que sucedió en Naughty Dog. Además, quedaría instaurado un ambiente tóxico que nadie desea tener en su espacio de trabajo.

El estado financiero de Gearbox impide pagar los extras acordados. Es un mandato con el cual salvaguardar la salud de la empresa. Pero es posible que en el futuro se tengan que tomar disposiciones de más calado. Sobre todo teniendo como CEO a Pitchford. Los de Texas han tenido problemas económicos en el pasado causados por los fracasos de Colonial Marines y Battleborn. En las finanzas nadie es invulnerable. En los últimos años los bonus se han reducido incluso con el éxito de Borderlands 3. Eso quiere decir que la fase de preproducción no está siendo óptima. ¿Qué pasará si el jefe sigue siendo el mismo? Que los problemas se repetirán hasta que no sea suficiente recortar los salarios. Aparecerán las reestructuraciones y los despidos. Los juegos no serán igual de ambiciosos, las ventas bajarán. En consecuencia, más sufrimiento; menos ingresos y más costes.


De nuevo la responsabilidad recae en los trabajadores. Seguramente puedan sobrevivir sin sus extras, pero es una decisión injusta. Se deriva de una nefasta gestión del mandamás de la compañía. Lo que ahora puede parecer nimio podría ser un indicador de una crisis mayor en Gearbox. Existen un par de remedios para dichos problemas. Uno sería echar al CEO, si bien eso sería casi imposible al ser el fundador de la empresa. Sería lo mejor teniendo en cuenta su historial de escándalos. La otra solución, más factible, sería que Pitchford dedicara más recursos a una gestión óptima. Lo podría hacer él mismo o relegar el trabajo a un experto. En cualquier caso, es necesario un cambio en Gearbox. Para que los trabajadores mantengan sus derechos y para que la entidad sea sostenible.