No cabe la menor duda de que hoy en día hay más jugadores de videojuegos que nunca. Y gran culpa de ello recae directamente en el reciente auge del mercado independiente, junto a las enormes campañas de publicidad realizadas por titanes como Sony o Microsoft, y a la progresiva aceptación que está teniendo el medio por parte de los demás sectores artísticos, como la música, la
literatura o el cine.

Sin embargo, no todos los usuarios de un buen PC o de una consola doméstica son jugadores dedicados, pues gran parte de la audiencia es, todavía, lo que conocemos como público casual. ¿Qué podemos esperar de esta gente cuando se dispone a iniciar un videojuego? Está claro que todos tenemos nuestros propios gustos y preferencias, pero ¿y si nos encontramos ante un grupo de personas a las que se les ha impuesto un género? ¿Acaso son los videojuegos diferentes – o los de bajo presupuesto – menos accesibles o divertidos?

Ceguera a la hora de elegir

Actualmente, los juegos más vendidos son aquellos que son promocionados por grandes compañías, tales como Electronic Arts o Activision. Los ejemplos más claros son, respectivamente, FIFA y Call of Duty, que presentan unas cifras de ventas muy encima de las de otros videojuegos de igual calibre.
Curiosamente, ambas propuestas tienen un denominador común, causa de su éxito, y es que estamos ante dos fuertes apuestas por el modo multijugador – ya que, desgraciadamente, hoy en día el modo para un jugador está quedando cada vez más en segundo plano.

Muchos títulos han destacado por su multijugador, y aún cuentan con su debido reconocimiento dada su exagerada calidad. Sin embargo, la Campaña sigue siendo necesaria en muchos casos. Es decir, ¿os imagináis un God of War enfocado exclusivamente al modo online? Raro, ¿verdad? Por ello, y
especialmente en la pasada generación de consolas, muchos fueron los estudios que se decantaron por incluir las dos modalidades en sus productos, pese a que en la gran mayoría de las ocasiones el multijugador no estuviese al nivel del singleplayer.

Overwatch, Paladins, PUBG. Son videojuegos enfocados a jugar con amigos, y es por ello, por su propia naturaleza, que tampoco precisan de un modo historia. Lamentablemente, no todos los títulos que llegan a nuestras manos son así de claros con su audiencia. En su lugar, con tal de abarcar el mayor contenido posible, las compañías optan la gran mayoría de las ocasiones por trabajar duro en un modo multijugador divertido y adictivo, dejando la Campaña en un plano muy secundario. Y sí, te estoy mirando, COD: la gente solo te compra por tu modo multijugador, y prácticamente tres quintos de tu audiencia ni siquiera juegan más de diez minutos a tu mediocre historia. Es hora de pasar
página.

No hay mucho más que objetar sobre los juegos de esta calaña, que priorizan de una forma demencial las ventas antes que la calidad, cayendo en la repetición y en el tedio mucho más de lo que nos gustaría. Por suerte, es una auténtica satisfacción reparar en la abrumadora cantidad de géneros que
existen, cada uno con sus propias joyas. Es el caso de Nier: Automata, que me gustaría destacar especialmente por la poca repercusión que ha tenido. Es una pena que millones de jugadores gasten decenas y decenas de horas en aventuras vacías como las ya citadas, en lugar de descubrir maravillas como la última obra de PlatinumGames.

Eso sí, hay un determinado matiz que debemos de tener en cuenta a la hora de comparar dos juegos así: el coste de desarrollo. Los juegos triple A suelen contar con un precio considerablemente elevado, debido al gran presupuesto del que hacen gala. Pero, ¿realmente vale la pena gastarse 70 eurazos en unjuego, para, un par de meses más tarde, acabar dejándote otros 50 euros en expansiones y Pases de Temporada? No entraré al trapo, pues todo depende de gustos personales y de cuántas horas de diversión sea capaz de darte un mismo producto, pero, en lo personal, yo creo que no. Y creo que no, por el mero hecho de que la industria tiene algo más que ofrecernos, más allá de disparos y goles. Algo que realmente merece nuestro tiempo y nuestro dinero. Cuanto más juegas, más aprendes, y cuanto más aprendes, más disfrutas.

Publicidad engañosa por doquier

Seguramente a todos nos haya llegado ese correo electrónico de un videojuego nuevo por parte de alguna empresa. Un email promocional de ese título que va a arrasar estas Navidades, y que también se deja ver en los anuncios de televisión, y en los espacios promocionales de webs y redes de todo tipo. El problema llega cuando ese correo, o ese anuncio tan espectacular que acabas de ver en tu monitor, no es fiel a la realidad, y de hecho, no tiene miedo a la hora de alejarse de ella descaradamente.

Pongamos algún ejemplo, como aquel anuncio tan famoso de FIFA 18 que tanto triunfó en Instagram, en el que un locutor lo calificaba como “el mejor juego del mundo”. Algo similar ocurrió con el anuncio de Mighty Nº9, que, con un presupuesto de cuatro millones de dólares (de los cuales únicamente se
llegó a utilizar uno para el desarrollo), resulto ser una increíble decepción y un insulto para la marca Megaman.

En fin, supongo que al final del día, lo único que importa es disfrutar de ese juego que tanto te gusta, independientemente de la opinión que la comunidad pueda tener al respecto. Pero en ocasiones también debemos de jugar con cabeza, y de juzgar los productos como lo que son, si queremos crear un ecosistema sano tanto para jugadores como para desarrolladores, y en el que todos disfrutemos de una industria completa y variada, sin pay-to-win y sin engaños varios.