Problemas filosóficos y videojuegos

Neo Cab es un juego aparecido el pasado 3 de octubre, una aventura conversacional en la que asumimos el papel de Lina, conductora de, precisamente, “Neo Cab”, émulo futurista que emplea el título para empresas de nuestro día a día como Uber o Cabify. La historia transcurre en la ciudad de Los Ojos, en un set cyberpunk distópico que nos resultará familiar a lo visto en multitud de obras de ciencia ficción, no por ello resultando menos válido o efectivo para la narración. Como suele hacer la ciencia ficción, la obra de Chance Agency utiliza el futuro para hablarnos del presente, del posible futuro cercano y de  sus consecuencias para los que habitamos este cada vez más deshumanizado planeta.

Desde nuestro papel como jugadores vivimos las ilusiones de Lina, que llega a la gran ciudad para reencontrarse y mudarse con su mejor amiga, de la que se había distanciado, y viviremos las dificultades con las que se encuentra, empezando por un trabajo precario que conlleva grandes dificultades para subsistir económicamente a pesar de consumirle muchas horas diarias. A ello se une el miedo a perderlo, pues la ciudad de Los Ojos está dominada por “Capra”, malvada corporación que centra su actividad en los servicios de coche sin conductor, pero que poco a poco va extendiendo sus ramas a todos los ámbitos, corrupción mediante. No es el único modo en que Lina podría perder empleo, y es que está sometida a la esclavitud de las muchas veces arbitrarias valoraciones de los usuarios, lo que puede suponerle incluso la expulsión del servicio.

El mensaje de Neo Cab se desarrolla a través de las conversaciones que mantenemos con los pasajeros, cada uno con sus puntos de vista y más y menos empáticos con la situación de Lina. Pasaremos por entusiastas de la automatización, defensores a ultranza del progreso cueste lo que cueste, personas que directamente se sienten aterradas por los conductores humanos o amantes de la decadencia y destrucción que se refugian en extraños cultos para sobrellevar la cada vez más deshumanizada vida que el progreso tecnológico les ha traído. La narrativa y las interacciones con estos pasajeros son la clave de la jugabilidad y se nota el esmero que el estudio ha puesto en ellos. Además nos reencontraremos con muchos de ellos durante la aventura, con lo que iremos viendo la progresión de sus historias y visiones sobre el mundo.

Neo Cab: la investigación más sacrificada en pro del retrato social

Por Carlos Sánchez

El título no esconde en ningún momento su parecer político-social, quizá rondando lo obvio, pero a veces también es importante  el no tener que  buscar los tres pies al gato para encontrar el mensaje, máxime en un medio como este en el que las opiniones políticas o ideológicas suelen quedar soterradas por otros valores más puramente jugables o estéticos. La automatización de los trabajos manuales, que en el juego vemos representada en los coches autónomos de Capra, es una de las grandes amenazas para la clase obrera, problemática ya muy estudiada y vivida en etapas como la revolución industrial, pero que a día de hoy cobra una vital importancia y riesgo por la intrusión de los robots y unas inteligencias artificiales cada vez más sofisticadas.

El trabajo asalariado supone el único medio para vivir del ochenta por ciento de la población en nuestra sociedad capitalista y estos avances tecnológicos ponen en tela de juicio la necesidad de los mismos, dado que salen perdiendo en rentabilidad con las máquinas. Es un proceso que ya hemos empezado a vivir, y de qué manera, sólo hay que compararse con generaciones anteriores, que orgullosamente trabajaban en la industria del metal, la madera o el textil, y fijarnos en como se han ido sustituyendo dichos empleos por otros englobados en el sector servicios como conductor de Uber o “rider” para empresas de reparto. Esto nos lleva a una conclusión, y es que, ante los que pregonan que durante toda la historia ha habido cambios drásticos en la producción y, a pesar de ello, hemos seguido subsistiendo (la mencionada revolución industrial, por ejemplo), parece claro que, aunque pudiera mantenerse el número de empleos, la precariedad de los mismos va en franco aumento, con la consiguiente pérdida de calidad de vida de la clase trabajadora, que cada vez tiene que “dar” más horas al capital por menos salario.

Este riesgo de una automatización que afecte a todo el tejido productivo es un riesgo inminente que afrontará inevitablemente nuestra sociedad (si no media alguna revuelta) pues, como vemos claramente en el juego, el dinero manda y empresas multimillonarias como Capra (sustituir por empresa real de nuestra elección)  ejercen la suficiente influencia en gobiernos a través de lobbys y puertas giratorias, con lo que los derechos del “común” nunca se ven defendidos. Todas estas maniobras se ven reforzadas por campañas publicitarias que se nos presentarán bajo el apodo de informes científicos o de expertos. Así lo plasma Neo Cab, donde algunos pasajeros se nos muestran como auténticos convencidos de la automatización aparejada al progreso, aunque a ellos mismos pueda perjudicarles, sin duda no hablando por si mismos, sino por la influencia de todas estas campañas orquestadas por organismos internacionales, gobiernos y consultoras “independientes”.

Otro punto de reflexión que nos presenta el título de Chance Agency y que refleja una problemática que sufre hoy día el trabajador es la esclavitud que supone el dejar nuestra reputación en manos de terceros, los usuarios de nuestro servicio, que por cualquier circunstancia arbitraria y que escapa a nuestro control nos pueden hundir en dos clics. Esto aporta, por si no fueran de por sí ya precarias las condiciones de trabajar como conductor o “rider”, un extra de estrés y presión por complacer, hasta el extremo de la alienación de la propia personalidad individual. Todos hemos leído además noticias sobre la extorsión ejercida por usuarios de portales que comparan alojamientos o restaurantes, que exigían a los restauradores beneficios o incluso servicios gratuitos a cambio de no dejarles malas opiniones. Lo mismo ocurre en multitud de servicios pertenecientes a lo que se ha dado en mal llamar economía colaborativa, que no es más que una estandarización de la precariedad encubierta en eufemismos.

Pese a todo lo comentado, existe otra problemática que aborda Neo Cab, y una muy de actualidad también, es la de la pérdida flagrante de privacidad que conlleva el desarrollo tecnológico aparejada al peligro que esto conlleva, visto recientemente en casos como el de Cambridge Analytica. El juego lo hace a través de una mecánica que es el uso del “Feelgrid”, un artilugio muy de moda en la gran ciudad (auspiciado por Capra, claro está), que llevamos en forma de collar o brazalete y que se ilumina en diferentes colores dependiendo de nuestro estado de ánimo, dejando expuestas nuestras emociones a los demás, algo aterrador si nos paramos a pensar en ello y que, por supuesto, es usado por las empresas para bombardearnos con publicidad perfectamente adaptada para así influirnos a la hora de realizar una compra o emitir un voto.

Todo ello lo hemos visto recientemente en casos como el que mencionaba de Cambridge Analytica o en el proceso electoral brasileño que llevó al populista de extrema derecha Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil. En el caso de la empresa con sede en Londres (no tiene asociación alguna con la universidad de Cambridge a pasar del nombre), mediante la obtención de datos privados de los usuarios de Facebook y el acceso a sus preferencias e intereses, logró enviar publicidad y noticias falsas prácticamente individualizadas para cada persona, lo que contribuyó a influir en su decisión a la hora de votar. Esto nos da una magnitud del poder casi omnímodo y perjudicial que ostentan algunas empresas tecnológicas, capaces de alterar procesos electorales y, con ello, la historia y las vidas de millones de personas.

Todas estas problemáticas y más son las que trata Neo Cab, un título tan divertido y bien narrado como actual y valiente en su propuesta. Puede caer como decía anteriormente en el mensaje obvio, algo superficial, e incluso pecar de quedarse corto, pero hay que agradecer que desde su perspectiva de un futuro muy cercano nos ponga delante mensajes que están hoy tan de actualidad y que pueden hacer reflexionar a más de uno sobre las contradicciones, miedos y retos que nos suponen el progreso tecnológico y la acumulación del capital por cada vez menos actores si abandonamos por el camino lo importante, los seres humanos.