¿Quien avisa sigue siendo traidor?

Hackers y compañías de videojuegos suelen configurar una combinación más que interesante. Desde dar lugar a comunidades tan interesantes como la del homebrew, hasta proyectos de conservación de juegos ya olvidados, pasando por lo que tenemos hoy entre manos: un caso de extorsión a Capcom por parte de un grupo de hackers, quienes presuntamente habrían extraído aproximadamente 1 TB (1000 GB para los no informáticos) de datos de la compañía. Tras no aceptar la compañía la oferta de los hackers a cambio de no publicar la información, en las últimas horas se ha liberado ya desde lo más profundo de internet contenido de unos 60 GB del lote de archivos. En otras palabras, lo que hay publicado es poco en comparación a lo que podría salir a la luz próximamente.

Desde su posición de afectada, Capcom ha emitido ya un comunicado de prensa haciéndose eco de la situación y explicando su punto de vista, confirmando datos afectados (muchos de los cuales son información de empleados, que poco o ningún valor deberían tener si lo único que se buscase fueran indicios de nuevos proyectos) y que ya están circulando por diversas comunidades, para desgracia de los afectados, sin saber qué podrá suceder con esos datos. Eso es más grave que conocer fechas de lanzamiento o tener a disposición código fuente de títulos de décadas pasadas, principalmente por el alcance de las potenciales consecuencias que puede tener. Un código puede estudiarse o compilarse, pero no tiene mucho más. Cuando se trata de datos personales, sí.

En cualquier caso, toda la información ya ha sido difundida por los portales más grandes de internet, por lo que el daño más relevante y preocupante para la compañía nipona ya está hecho (favor a los hackers incluido, que ya han visto cumplido su objetivo). Y aunque aquí no vayamos a desgranar parte por parte toda la filtración, tampoco pretendo ser un adalid de la pureza. No vivo en una cueva y he visto nombres de juegos, fechas y plataformas, y no hace falta siquiera aludir a “rumores por confirmar” para hablar de ello.

Una simple búsqueda te lleva directamente al desglose de contenidos, y no es precisamente imposible dar con los enlaces para descargar los archivos publicados (de cuyos potenciales daños no nos hacemos ni mucho menos responsables, pues no sería la primera vez que una filtración incluye virus de todo tipo y condición), por lo que hablar de que hay sagas afectadas a nivel de continuidad garantizada y demás planes relativos no sería ni mucho menos un pecado capital, pero como puede encontrarse ya en todo tipo de páginas, prefiero quedarme con la conciencia tranquila, sin por ello necesariamente ponerme en un pedestal.

Capcom-Hackers

Capcom y los hackers… ¿cual es cual?

Y sí, estas acciones dañan a Capcom, pero tampoco hay quien diga que los planes difundidos – que datan de 2018 – sean fijos e inalterables, y que algunos no hayan podido ser cancelados ya, dejando directamente de lado algunos conceptos que directamente no cuadran en términos de lo que viene haciendo la desarrolladora en los últimos tiempos, en términos de remasterizaciones, cambiando totalmente el concepto del proyecto en cuestión. Hay daños muy mitigables (por ejemplo, lo relativo a proyectos sin anunciar de los que no se sabe absolutamente nada son básicamente una máquina de crear expectación sin aparentes problemas) y no supone el fin del mundo para Capcom como compañía. No es la primera vez que sucede algo de este estilo, ni será la última.

Desde luego, a la hora de declarar culpables, los únicos libres de culpa son los propios trabajadores de Capcom que únicamente son víctimas. Los hackers, por su parte, ya solo a nivel legal tienen delitos de datos y extorsión (y seguramente más, si se profundiza a nivel legal), pero Capcom tampoco tiene el papel de santo en la historia. ¿Por qué no reforzar tus servidores ante este tipo de ataques, cuando lleva habiendo filtraciones de todo tipo y color durante el año? A la hora de pagar, cada uno puede tener sus lecturas, pero desde luego, si Capcom fuera la pureza hecha compañía de desarrollo, seguramente 11 millones de dólares a cambio de mantener a salvo los datos de sus empleados se le antojase como un intercambio más que favorable.