Modern Warfare 2: Alpine contra Alpine

Entiendo que, con su consentimiento, Activision accede a qué se publique este artículo hoy mismo por la tarde. Esto es correcto y con ello se procederá a rajar de la nueva entrega de Call of Duty para 2022. Y para la del año que viene, también. Cualquier cosa que no fuera empezar este artículo parafraseando el tuit más famoso de la semana pasada (y posiblemente, del mes y del año) hubiera sido desaprovechar la situación. No sólo porque un asunto serio ha trascendido la barrera del meme, sino porque Infinity Ward ha anunciado, prácticamente de la nada, un mapa ambientado en un circuito de Fórmula 1 (en concreto, Marina Bay, ubicado en Singapur) y que estará disponible en la beta del mismo (que tendrá lugar en la segunda mitad de septiembre, según plataforma y reserva que hayamos realizado), antes de que llegue a las tiendas el próximo 28 de octubre.

Lo cierto es que, más allá de que Call of Duty haya dejado de ser la referencia indiscutible a nivel de popularidad y marketing que fue la década pasada, este tipo de maniobras demuestran que, aunque la masa no acompañe, la gente de Activision sigue sabiendo lo que hace a la hora de promocionar sus productos. Si en 2019 se publicó el remake de Call of Duty: Modern Warfare, la entrega que impulsó de forma definitiva la saga, pasando a la ambientación moderna, este año toca su secuela, a la que acompañará una nueva temporada de Call of Duty: Warzone (bajo el sobrenombre de 2.0). ¿Acaso estamos entrando en un uso comercial del nombre de un título que marcó records a todos los niveles en su momento para vender otra cosa este otoño a los usuarios?

En su día, Modern Warfare 2 tenía los lanzacohetes más rotos de la historia, no un Battle Royale y un mapa ambientado en un circuito de Fórmula 1. ¿Ha pasado Infinity Ward de ser una desarrolladora de videojuegos respetable (con sus malas praxis, obviamente, pero que en líneas generales hacía un buen trabajo) a ser una agencia de marketing bajo las directrices de Activision? Nunca he sido especialmente fanático de la franquicia, pero el simple hecho de que hayan adelantado el anuncio de este nuevo contenido aprovechando una polémica externa frente a la celebración de la competición (que sería lo lógico y normal) dice bastante de la perspectiva comercial del mismo. Tienen que aprovechar cada resquicio posible para no seguir cayendo en ventas. Y que tienen el juego ya terminado y con margen de actuación, por lo que cualquier error mínimamente grave que se de en su lanzamiento debería tener, precisamente por eso, el doble de delito.

Evidentemente, todos esperamos (y sabemos por experiencia) que la primera semana de vida de cualquier Call of Duty es más propia de un parto prematuro que de una de las producciones más caras de la industria del videojuego, y la duda que surge (como otras tantas veces) es, ¿a dónde se destina el grueso del presupuesto del proyecto? Esta vez, ya ni siquiera la publicidad es excusa, teniendo en cuenta que han adelantado esta campaña (o la han improvisado, lo cual sería más irónico aún). ¿Cómo? ¿Que si el factor nostalgia cuenta? Bueno, que se lo digan al remake de Call of Duty: Modern Warfare.