Otro día, el mismo cuento

Nunca he sido fan de Call of Duty. Eso de pegar tiros nunca se me ha dado bien. Me gusta el rollo arcade que tiene frente a, por ejemplo, Battlefield, pero tampoco es que haya tenido mucha oportunidad de degustarlo. Sin embargo, sí que he visto su caída de lejos y cómo, mientras otros juegos tiraban hacia el frente, Call of Duty avanzaba lo mínimo para diferenciarse de su anterior título, manteniéndose conformista. No llegué a ser consciente del boom de Modern Warfare en su día, pero sí de como Ghosts fue el primer gran desastre de la serie de una serie de catastróficas desdichas. Ahora, viendo el tráiler del reboot Modern Warfare, me ha dado la impresión de que quieren volver a ese espíritu de los primeros títulos; a misiones del palo “Nada de ruso” de Modern Warfare 2, o a aquella escena arrastrándonos por el campo de batalla maltrechos de la primera entrega, donde la guerra se antojaba como un elemento completamente devastador y destructivo.

En el tráiler cambiamos de una escena nocturna con un plano de un soldado tirando un puro a cámara al más puro estilo Clint Eastwood a escenas propias de una guerra civil o atentados terroristas, incluso operaciones militares reales. Se ve ese ansia por tener una historia que contar, y más importante aún, por contarla bien; que no sea una simple atracción de feria más propia de un tutorial o preludio de lo que se viene después (el multiplayer, en estos últimos años). Desde Infinity Ward ya han declarado cosas interesantes como la eliminación del pase de temporada, el retorno de la campaña un jugador y un nuevo modo cooperativo; concretamente para el segundo han aclarado que pretenden mostrar ambas caras del conflicto armado.

Cierto es que el componente multijugador ha tomado un papel muy importante al entrar como un torbellino en Call of Duty 4 y asentarlo como algo indispensable para cualquier shooter en primera persona. Este nuevo CoD promete mucho en ese aspecto, manteniendo crossplay entre distintas plataformas (siendo lo más importante consola y PC), saliendo para Xbox One, PS4 y PC – la pobre Switch se queda a dos velas, al menos de momento -. Como fecha a anotar en el calendario, nos resta el 25 de octubre de este año, aunque a buen seguro no tendremos que esperar tanto para conocer nuevos detalles sobre las mecánicas, el enfoque narrativo o las novedades del que promete ser el retorno definitivo a la fórmula original.

No obstante, entre tanto optimismo puede llegar a resultar complejo pararse a echar la vista atrás para realizar un ejercicio de retrospección que creo necesario, y es que, si bien creo que la franquicia no había recibido un reboot como Dios manda desde su concepción hasta nuestros días, año tras año se encuentra perenne ese discurso de “vuelta a los orígenes” que comenzó poco después del lanzamiento de Black Ops II, y que durante los últimos meses no ha dejado de atomentar a una saga que en ocasiones parece hacer todo lo posible por renovarse, pero que cuando toca hablar del núcleo jugable no puede evitar llenar la pantalla de insignas, de asignar habilidades especiales a sus héroes o de incluir ciertas diferentes mínimamente palpables con respecto a los capítulos base, como lo veloz del contemporáneo movimiento individual, pero que están ahí y que no dejan de crear una diferenciación insalvable que no tendría por qué desaparecer en este título. Crucemos los dedos para que así sea.