Encuentra al amor (o al arma) de tu vida

Las relaciones son difíciles. Da igual al tipo que nos refiramos, ya sea con nuestra mascota, con un dependiente, con el repartidor, nuestro médico de cabecera, o incluso las más cercanas a nosotros, nuestras relaciones personales sobre las que basamos la vida y el espacio que compartimos con esas personas. Gestionarlas no viene de fábrica, por intuición no seríamos capaces de saber cuál es la manera más acertada por la que acercarnos al resto del mundo, pero esta tampoco se enseña debidamente, se nos lanza al mundo y aprendemos a base de ensayo y error, donde nuestros círculos más cercanos ejercen una gran influencia en nuestro desarrollo personal. No, para nada son fáciles las relaciones, y menos aún si a las que hemos contado u omitido anteriormente le añadimos una más, como es la que desarrolla Boyfriend Dungeon: la relación portador-arma, aunque esta acabe derivando en una mucho más…íntima.

Boyfriend Dungeon

Para ponernos en situación, es remarcable señalar los dos géneros que fundamentan a Boyfriend Dungeon, pues su premisa es bastante única e importante a la hora de desarrollar la idea sobre la que gira el título. En este caso son dos géneros que difícilmente, por no decir nunca, encontraremos juntos, pues no es de esperar que algo tan bueno haya podido salir de la fusión entre los dungeon crawler y los dating simulator. Cierto es que precedentes tenemos, pues Hades está ahí y es una realidad, una donde a través de mazmorras vamos avanzando a la vez que nuestras relaciones con el resto de dioses se van asentando, llegando más lejos con algunas hasta puntos ciertamente románticos.

Sin embargo, Boyfriend Dungeon va un paso más allá, y mientras que en el apartado de mazmorras es similar al trabajo de Supergiant Games, todo lo relacionado con las relaciones, citas y demás progresos se inspiran de manera conservadora (que no por ello pierde calidad) en los simuladores de citas que pueblan el mercado. Habiendo probado otros juegos de este género, como sería Monster Prom, del cual podéis encontrar aquí mi crítica, puedo decir que directamente copia y pega las mecánicas características, como serían los regalos con los que agradar a nuestro proyecto de pareja, las citas donde conocer más a fondo al resto de personajes, y la oficialización de la relación posteriori, después de un avance por niveles. Los pretendientes son variados, cada uno bastante especial a su manera, ya sea tanto por sus diseños, muy acertados, como por la historia que hay detrás de cada uno, aunque lo verdaderamente importante es el nexo común donde existe Boyfriend Dungeon, el lugar del juego donde confluyen los géneros.

Boyfriend Dungeon

Las mazmorras, que aparecen en el lugar donde hemos ido a veranear gracias al piso que nos ha prestado nuestro primo, son un reflejo de nuestros miedos, una especie de terapia donde, a base de espadazos y ataques, iremos venciendo poco a poco y superponiéndonos a ellos a través del combate. La inseguridad, el miedo al cambio, a las tecnologías, estos son los enemigos que pueblan nuestras mazmorras interiores, y a la hora de bajar hacia ellas no estaremos solos con nuestros puños frente a temibles enemigos, pues la arma que elijamos estará en todo momento con nosotros, siendo la herramienta con la que les plantaremos cara. Y será, precisamente gracias a eso, como mejoraremos la relación con nuestra persona-arma, a base de bandazos, confrontando juntos a nuestros demonios internos para avanzar en la mazmorra y en nuestra relación. Aunque no todo será caos allí abajo, pequeños lugares de remanso nos permitirán interactuar con nuestra pareja para, de cierta manera, conocerla un poco mejor dependiendo de cómo interactúe con el evento. Este sería un resumen sobre el funcionamiento de Boyfriend Dungeon, simple pues no llega a reinventar ninguno de los géneros que incluye, pero aporta de manera increíble realizando la mezcla, dando pie a un producto único que difícilmente encontraremos replicado. Con todo esto, no quiero dejar una parte importante fuera de este artículo, y para ello vuelvo a mencionar a mi compañero Jaime Llanos, pues fue él el primero que habló sobre ello, y a partir de ese escrito realizaré un análisis más centrado en ese aspecto, la toxicidad en los videojuegos y cómo el consumidor debe de relacionarse con ella.

Boyfriend Dungeon

Durante toda nuestra historia, cierto personaje irá apareciendo como el cometa Halley, siempre presente, aunque en este caso lo hará con una frecuencia cien veces superior a la que querríamos. Este ser se dedica a acosarnos, perseguirnos, intentar manipularnos para creer que le debemos algo y que se pueda salir con la suya, una clara muestra de toxicidad que se irá viendo conforme avancemos en Boyfriend Dungeon y poco a poco lo conozcamos tanto a él como a sus ambiciones, aunque no le hayamos querido ver la cara en ningún momento. Está claro que su actitud es despreciable, un tipo de persona que en ningún momento querríamos tener cerca en nuestra vida, pero que en este caso parece que no nos queda otra. Pero no por ello debemos de considerar que se trata esa actitud como una oda en su honor, pues en todo momento el juego sabe cómo reaccionaríamos, y nos prepara respuestas dignas a nuestra indignación. ¿Y esto es merecedor de la campaña que surgió contra el juego? Al principio del título ya se avisa, pero parece que para cierto sector este warning no fue suficiente, mientras que en otros lados se prescinde de ellos cuando son más necesarios, aunque personalmente considero que no se necesita nada más. Tenemos a la industria plagada de personajes despreciables, de dioses que se convierten en padres del día a la mañana, todo para acabar despedazando a enemigos delante de su hijo, tenemos casos claros de homofobia, racismo, machismo, pero la principal diferencia se encuentra en la intención, y en este caso su objetivo pasaba por demostrar que este tipo de actitudes son negativas. El problema, como se menciona en el escrito de Jaime, pasa por cómo, cuando se pone la etiqueta de wholesome, ya sea por parte del estudio o por la comunidad, directamente se exigen unos valores excesivamente estrictos, pues no entra en la cabeza que no se puedan tratar ciertos temas (de una manera adecuada) solo porque lo imperante son los mundos perfectos y coloridos donde no hay hueco para el mal, este no es el camino.

Tan simple como recomendable

Boyfriend Dungeon no tiene nada de lo que preocuparse, pues el trabajo realizado es de sobra notable, llegando a un buen nivel en todo lo que intenta, en todo lo que inventa y todo sobre lo que habla. Sin llegar a brillar de manera cegadora, muestra un gameplay entretenido y variado, con bastantes armas y sets de habilidades que adquirimos conforme subimos de nivel con nuestra arma, dejando espacio a la mejora y dando pie a que busquemos compartir tiempo con ellos, luchar juntos contra nuestros miedos, dejarles entrar a tu vida de la misma manera en la que nosotros entramos a la suya, todo esto con una muy buena representación LGTB+ que más de algún gran estudio querría para sus juegos, un gran aporte al medio sin miedo de las represalias de los grupúsculos más rancios, con todo por delante y haciéndose hueco a base de buen trabajo y un bello resultado.


Esta crítica se ha realizado en base a un código facilitado por popagenda.