España y el potencial desaprovechado de un escenario multicultural

Casi estamos en Semana Santa. Ya puedo oler las torrijas y las vacaciones. Unos días de relax en los que perder de vista la universidad. Una semana en la que tendré mucho tiempo libre.  ¿Qué podría hacer? ¿Ver una serie? ¿Leer un libro? ¿Jugar al ordenador? Las posibilidades son enormes, pero creo que hay un videojuego idóneo para estas fechas: Blasphemous. Muchos de vosotros ya lo conoceréis, y quizá os haya picado el gusanillo de pasaros aquel boss en el que os quedasteis atascados, o simplemente de rejugarlo en unas fechas tan señaladas. Para los que no lo conozcáis, el resumen más conciso que podría hacer sería: “Semana Santa: El videojuego”.

España, capital: Andalucía

Blasphemous es un videojuego indie desarrollado por la empresa sevillana The Game Kitchen y lanzado en 2019. El título es un metroidvania unánimemente aclamado tanto por la crítica como por los usuarios. Uno de los pilares de la obra es su ambientación, plagada de referencias a la cultura religiosa andaluza. Esto contrasta radicalmente con la imagen del sur de España (extrapolada al conjunto del país) que se da en los videojuegos. En Blasphemous no hay toreros enfundados en un traje de luces repitiendo como un disco rayado la palabra “olé”. Tampoco hay bailaores de flamenco con una rosa en la boca y gruesas patillas. Ni todas las mujeres visten trajes de lunares y tocan las castañuelas. No, en este juego no se cogen cuatro estereotipos del sur de España y se mezclan y moldean para dar lugar a una representación de lo más típica del país.

De izquierda a derecha: Vega, Miguel Caballero Rojo y Laurence Blood.

De izquierda a derecha: Vega, Miguel Caballero Rojo y Laurence Blood.

Y es que la tónica general de las apariciones españolas en los videojuegos ha seguido este camino. Algunos de los ejemplos más conocidos y esclarecedores de este fenómeno se pueden observar en los videojuegos de lucha. Vega, de Street Fighter; Miguel Caballero Rojo, de Tekken; o Laurence Blood, de Fatal Fury; son algunos personajes que, de forma más o menos acertada, han representado a España en diferentes sagas de lucha. Además, el común denominador de estos tres personajes no es otro que estar basados en la cultura de Andalucía o en el mundo del toreo, lo cual responde a los estereotipos españoles más reconocidos fuera de nuestras fronteras.

¿Y qué tiene que ver todo esto con Blasphemous? El videojuego sevillano, a pesar de tomar como referencia el folclore sureño, se atreve a indagar en él, a darle una vuelta de tuerca que hace de su ambientación algo único.Hemos intentado reivindicar todo eso que creemos que nunca se ha hecho en videojuegos anteriores ─dice Enrique Cabeza, uno de los creadores del juego─, pero sí lo hacen otros países como Japón o Estados Unidos. Ellos hablan de su historia, de sus periodos medievales. Como el Japón feudal que mezclan con fantasía y muestran sus deidades“. Es precisamente esa reivindicación arriesgada y original de la cultura propia la que ha hecho destacar a este videojuego, tanto nacional como internacionalmente.

Con esto no quiero decir que se tenga que alejar la imagen de España de los estereotipos del sur, sino que se pueden coger esas preconcepciones y plasmarlas en un videojuego de una forma creativa. Blasphemous ha sido el perfecto adalid de esta idea, y esperemos que no sea el último. Es entendible que para diseñar a un personaje basado en España se tomen los estereotipos más conocidos del país, pues, al fin y al cabo, el objetivo es que personas que no estén familiarizadas con la cultura del territorio puedan reconocerlo. Aun así me entristece que las apariciones de España en los videojuegos se resuman, prácticamente, en la reproducción de los clichés más trillados de la cultura española.

¿Qué tratamiento ha recibido España como escenario?

No es de extrañar que el primer juego ambientado en España que se te haya venido a la cabeza sea Resident Evil 4. La cuarta entrega de la saga de zombis de Capcom es una de las más icónicas, y todavía más para los jugadores hispanos, ya que está ubicada en un peculiar pueblo español. Para la recreación del lugar no se tomó como referencia ninguna población en concreto, sino que se creó un pueblo a medida para el videojuego basándose en las características de las villas españolas. Aunque el acento de los lugareños, alejado de cualquier pronunciación del español en la Península Ibérica, hacía que la experiencia made in Spain fuera poco creíble. Pero, ¿y si ambientáramos un videojuego en una ciudad española real?

Si nos centramos en una recreación contemporánea, sin duda Barcelona ha sido una de las más representadas. La Ciudad Condal ha aparecido en numerosos videojuegos de mayor o menor envergadura. El que dotó a la capital catalana de un mayor protagonismo fue Wheelman, una suerte de GTA protagonizado por Vin Diesel. El título está ambientado enteramente en Barcelona y recrea varios de sus puntos más emblemáticos, a saber: Las Ramblas, el Maremágnum o la plaza Catalunya. Barcelona también ha hecho apariciones menores en diversos videojuegos de lucha, de carreras, e incluso en la saga Tony Hawk.  Las características de la urbe catalana son idóneas para la ambientación de un videojuego, no solo en su versión actual, sino también en la antigüedad.

La historia de España es un perfecto reclamo (o debería serlo) para los desarrolladores de videojuegos. Continuando con Barcelona, la ciudad fue coprotagonista, junto con Zaragoza y Granada, de Assassin´s Creed II: Discovery, una de las adaptaciones de la saga a Nintendo DS. Y es, precisamente, la saga de los asesinos de Ubisoft una de las que más ha coqueteado con España. El estudio francés ya dio una oportunidad a nuestro país con la película de Assassin’s Creed, que tiene sus detractores y sus defensores, y con el juego de móviles Assassin’s Creed Rebellion. A priori no parece que la franquicia vaya volver a la península, pero lo cierto es que el siglo XV, en el que tienen lugar tanto la película como el videojuego, puede dar mucho contenido. Desde la oscura Inquisición, pasando por la unión de los Reyes Católicos, y hasta la conquista de Granada, la historia española está llena de sucesos que servirían para ambientar la acción de un videojuego.

Tampoco hace falta irse tan atrás en el tiempo para encontrar hechos interesantes en los que ubicar un juego. El siglo XX nos ha dejado cantidad de episodios en los se podría profundizar y que nos brindarían un título de gran carga histórica. La convulsa situación de principios de siglo, el periodo de la Segunda República, o la cruenta Guerra Civil. Unos sucesos bastante recientes de nuestra historia que todavía no han sido explorados a conciencia por el mundo del videojuego. Y es que, en líneas generales, es una pena que aún no se haya explotado todo el potencial que esconde España, pero seguro que paulatinamente más obras toman como referencia la interesantísima historia, cultura y ubicaciones españolas para crear sus historias, mundos y personajes. Mientras tanto, a jugar Blasphemous.