Que sientan tu poder

No encontrarás paz en las estrellas, no encontrarás tranquilidad en el incesante silencio del espacio, en los planetas helados ni en las desconsoladas lunas. No hallarás más que el tormento de la guerra. En tu piel vivirán las marcas de la lucha, habitará en tu interior la persistente duda de si pudiste haber obrado mejor, y en tu conciencia solo existirá el grito desesperado de la culpa. Tu culpa. 621, debes de salir de nuevo, pues solo puede huir hacia adelante, hacia tu final, a cumplir la misión. 621, ¿me oyes? ¿Sientes mi voz esparcirse por tus nervios? ¿Extenderse como la voluntad de la que careces? ¿Tomar los mandos de nuevo y pilotar hacia la masacre? 621, este es nuestro mundo. Tu mundo. Jamás vivirás otra vida que no esté envuelta en pólvora, plasma y misiles, jamás olerás otra cosa que no sea el dolor, el hierro extenderse y alimentar los fuegos de Ibis como el mayor de los males temidos y pronosticados. En tu mano está que no vuelva a pasar, pues esta es tu decisión. Tu decisión. Con ella has de cargar 621, sal y cumple con el papel que se te ha otorgado

******** Despegue ********

Armored Core VI: Fires of Rubicon

…..Cuervo, ¿me escuchas?

Puedo asegurar, sin despeinarme, que hacía mucho tiempo que una gran producción no me ilusionaba y gustaba tanto. Más allá de alguna sorpresa, como la ofrecida por Pikmin 4, son obras que de normal no me vuelven loco, que las sigo disfrutando sin duda alguna, pero que no me terminan de enganchar, haciendo que piense en ellas incluso cuando no estoy en casa. Esto era así hasta que el infierno de Rubicon quemó todos los demás pensamientos para dejar un único hueco, presidido por Armored Core VI: Fires of Rubicon. Vengo de haber jugado Dark Souls, disfrutado lo indecible con Bloodborne, y de dejar Elden Ring en los primeros compases, una pausa sin fecha de vuelta aparentemente. Y tras esta última interacción con las obras de From Software, aterrizó Armored Core dispuesto a cumplir con todas las expectativas que me ofrecieron y más. De nuevo, este es mi primer acercamiento a la saga, cosa que, si me has leído antes, no te debería de pillar por sorpresa. Y aunque desconozco cómo son las entregas anteriores, tras haber acabado Armored Core VI: Fires of Rubicon solo pienso en jugar todos los anteriores, y espero acabar haciéndolo de una manera u otra.

Creo que una de las cosas que más me han enganchado es, sin duda alguna, el trato del juego con el jugador. Veníamos acostumbrados al comportamiento superior por parte del título respecto a la persona detrás de la pantalla, reduciéndolo a un mero ente que intenta sobrevivir de alguna manera a un mundo que, en todo momento, es hostil, pero sobre todo superior a él. Que si por este camino hay esqueletos demasiado fuertes, que si por aquí fantasmas, que si por allí los infinitos pantanos venenosos, barreras que no son invisibles y contra las que te chocas una y otra vez. En Armored Core VI: Fires of Rubicon no somos algo menor, y aunque debamos ganarnos nuestra reputación, en casi todo momento te sientes poderoso, una fuerza de la naturaleza que muta continuamente para sobreponerse al reto y superarlo con la mayor clase posible. Al centrar el juego en misiones que se han de ir superando de una en una, limitando de esta manera el mundo disponible, ya no existen esas barreras compuestas por enemigos invencibles que te hacían desesperar, aquí lo importante es la misión, y cuando la completes serás más fuerte que antes, serás mejor, y esa es nuestra única prioridad, ser cada vez más poderosos.

Armored Core VI: Fires of Rubicon Fires of Rubicon está pensado para ser sufrido, porque sigue viniendo de donde viene, y más de un enemigo se nos atragantará, es lo esperable. Pero también piensa en que lo disfrutemos, en sentir los combates como el culmen de la acción, pilotar nuestro robot hasta la victoria en intensas batallas donde no pararemos, literalmente, ni un segundo, y de la mejor manera posible, pues podremos personalizar hasta la saciedad a nuestro compañero de batallas. No, no nos marcará una build que iremos construyendo poco a poco y que difícilmente podremos cambiar durante nuestra historia, aquí deberemos de investigar, estudiar y tomar notas de los enemigos, reconocer sus puntos débiles, y solo después, aplicar cambios en las armas, armadura o componentes de nuestro robot. Entre los 10/20/30 minutos que dura cada misión podremos realizar cambios con las piezas que ya contamos en nuestro inventario, dándonos posibilidades variadas frente a los diferentes enemigos y otorgando una opción de tomar un camino distinto en cada punto de control. Quién sabe, tal vez al principio de la misión necesitamos un movimiento rápido y armas con daño en área para limpiar una zona, y cuando llegamos a un jefe nos estampamos porque requiere que tengamos más vida, más movilidad o un daño individual. Esto se puede hacer de un momento a otro, podemos cambiar radicalmente nuestro robot sin ningún tipo de penalización siempre que tengamos las piezas. Y si no, podemos abandonar la misión, comprar las que mejor nos vengan y volver a cumplir con nuestro deber, esta vez armados hasta los dientes como ha de ser.

Sin embargo, si he de alabar alguna cualidad por encima del resto, es sin duda alguna la duración de las misiones y del juego en su total. Mientras el rumbo de las grandes producciones gira por hacer todo cada vez más, ya sea más grande, más ambicioso, con más contenido, en Armored Core VI: Fires of Rubicon es todo lo contrario. Como he dicho, todo el juego estará centrado en cumplir misiones cuya duración dependerá, pero no nos encontraremos ninguna que supere la hora, ni de lejos. Por mucho que nos atasquemos, siempre podemos echar marcha atrás sin pensar en que hemos perdido el tiempo o recursos, pues si reiniciamos la misión volveremos al menú sin penalización alguna. Esto da una versatilidad casi endémica en la actualidad, pues otorga una flexibilidad única, permitiendo que el jugador, si lo necesita, pare el tiempo que haga falta sin sentirse mal, pues a la vuelta no habrá muchas complicaciones para volver al punto en el que estábamos anteriormente. No son pocas las veces que me he sumergido en uno de esos juegos infinitos que tanto se llevan hoy en día, y sentir que los 20 minutos que he echado porque no podía más, se han ido al traste porque no he logrado avanzar en nada relevante. Este respeto por el tiempo del jugador es, sin duda alguna, algo a valorar muy positivamente.

Los fuegos de Ibis volverán a asolar Rubicon, y esta vez seré yo quien los domine

No os voy a engañar, Armored Core VI: Fires of Rubicon se ha convertido, de lejos, en lo mejor que he jugado en todo el año. Hacía mucho tiempo que un juego de estas cualidades me enganchaba de esta manera, y aunque he completado de sobra la primera vuelta, sigo rejugando para descubrir las nuevas misiones, y por qué no, porque me lo sigo gozando. Sigo sintiendo la misma adrenalina volviendo a hacer misiones que ya había completado, sigo notando la potencia de cada ataque, sigo viendo caer a los enemigos como moscas, meros contratiempos que acaban cediendo ante mi potencia de fuego. Los fuegos de Ibis volverán a asolar Rubicon, y esta vez seré yo quien los domine. Tomaré el poder por la fuerza, y nadie jamás volverá a dominarme, arderán los cimientos de la civilización para que así pueda alzar el vuelo, exterminaré a la misma humanidad si mis alas pueden volver a abrirse, temedme.

¿Cuervo?

Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PC cedido por PLAION.