Azul sí, negra no, por favor

Que Matt Sophos, director narrativo del futuro God of War Ragnarok, haya tenido que dar explicaciones de una decisión de diseño es estúpido. Desde que PlayStation presentó el primer vistazo al futuro título de Kratos, la polémica ha estado servida. Y lo ha estado porque, en el año 21 del segundo milenio, hay personas que no están preparadas para aceptar que un personaje de fantasía puede ser negro. El “rigor histórico”, ese que solo a la palestra cuando Thor no es un fornido leñador rubio de 2 metros o cuando un personaje pertenece a una raza no caucásica, se ha convertido en estos últimas días en la excusa estrella para esconder un mal endémico: el racismo está muy lejos de desaparecer.

God of War logo

Una de centauros en los fiordos

Lo está, por desgracia, por cuestiones como la de la presentación de God of War Ragnarok. Sí es cierto que se polemizó con otras cuestiones más relacionadas con la propia identidad del juego. A través de Twitter, un usuario señaló que la nueva entrega de la aventura nórdica parecía “un clon” de la anterior porque reutilizaba animaciones. Sí, la desarrolladora del GOTY 2018, lejos de tumbar todo y construir un nuevo titán, es tan osada que recicla algunos de los assets que usó hace menos de un lustro. Lo sé, ver para creer. Esta polémica duró algunas horas, en lo que la bola creció y se hizo más grande algunos jugadores desviaron su mirada hacia otro frente abierto. Pasaron de exigir que se tumbara todo el trabajo reutilizado, porque el tiempo de los demás lo gestionamos como queremos, a pedir rigor histórico con la figura de Angrboda. De explotación laboral a racismo, con un poco de gordofobia de por medio. Como el juego popular, de oca a oca y tiro porque me toca.

Como indiqué al principio del texto, Matt Sophos ha querido responder a través de Twitter a varios jugadores indignados. De manera magistral, Sophos consiguió ridiculizar los argumentos de varios detractores del juego. Según la perspectiva de estos, no hay problema con la existencia de Jörmungandr, la serpiente gigante que protagoniza varios eventos del God of War de 2018. Tampoco lo hay con enanos azules o el nuevo padre de Loki, un semidiós procedente de la mitología griega. Y, tras analizar el tráiler, sumo un argumento más a la fácil tarea de desbaratar los planes de estos racistas: no ha habido quejas por el centauro (exclusivo del folklore heleno) que aparece amenazando a Kratos. Un ser mitad hombre mitad caballo sí, pero una gigante ficticia negra no, por favor, que no estamos siguiendo ningún rigor histórico. Y así durante días, qué calvario.

Cuando Ariel conoció a Angrboda

La polémica surgida con el color de piel de la gigante de la mitología nórdica ha sido tan grande que el grueso de jugadores ha pasado por alto dos noticias más importantes. Cory Barlog, director de la anterior entrega, abandonó su puesto para la secuela. Si bien esta es una jugada habitual en el seno de Santa Mónica, la reasignación de Barlog cogió a muchos por sorpresa. Pese a esto, el director americano sigue siendo el único que ha repetido dicha labor en la franquicia estrella del estudio, ya que antes de ponerse al frente del título de 2018 dirigió la segunda entrega para PlayStation 2. Junto a esta decisión se comunicó que God of War Ragnarok será el último capítulo del arco nórdico. Por tanto, la rumoreada trilogía quedará en nada. Y, pese a estos dos megatones, el color de piel de Angrboda y el peso de Thor han sido lo más comentado en relación al juego.

Utilizo a Ariel como ejemplo en la entradilla de estos párrafos porque es uno de los ejemplos más recientes. Halle Bailey, la actriz elegida para dar vida al personaje de la literatura danesa, lleva años aguantando campañas de odio y acoso. Ella, a diferencia de Angrboda, es una persona real que trata a diario con el odio de internet. Una actriz que solo bordó una audición para el papel de su vida, independientemente del color que tenga que tener una sirena. Una vez más, el rigor histórico entra en acción y dictamina que Ariel es blanca y pelirroja. Es indiferente que sea un personaje de ficción y que, por tanto, adaptarlo dependa de la interpretación del equipo tras el proyecto. Angrboda, según el criterio de estas personas, habría lucido mejor con la tez azul, tal y como la representan en Assassin’s Creed: Valhalla.

Te hemos oído y sí, eres un racista de mierda

Sin medias tintas. Si tengo que leer estupideces durante días, que menos que llamar a las cosas por su nombre. Disfrazado del ya ilustre rigor histórico, los argumentos de los detractores de esta decisión esconden un profundo racismo que intentan justificar con malabares. Los días pasan, Marta Trivi publica ensayos como “¡Tu personaje mitológico no es históricamente realista!” en AnaitGames e internet sigue alimentando al monstruo. El invento más importante de la humanidad, ese que nos ha permitido conectarnos con todas las partes del mundo, ha propiciado que el tonto del pueblo conozca a otros como él. Y, una vez reunidos, logren expandir su semilla con argumentos estúpidos e ideas que, según ellos, “hace años no habrían molestado a nadie”. Así son, aceptar que una gigante ficticia puede ser de otra raza es algo incomprensible para estos seres del averno.

Lo peor de este capítulo es lo que está por llegar. Hace tiempo que, por cosas como esta, perdí la esperanza en el sector. Polémicas como las de Thor y Angrboda son “minucias” (muchísimas comillas) si las comparamos con los casos de abuso de Activision Blizzard. Y como esta, otras tantas como Ubisoft, Riot o Quantic Dream. Los videojuegos, que no deberían ir más allá de una expresión cultural o una vía de escape, son el campo de guerra de personas frustradas que solo buscan crear odio. Formarlo, desarrollarlo y expandirlo. A polémica diaria desde hace años, que el color de piel de un ser ficticio provoque malestar en cierto sector es tan estúpido como innecesario. A estas alturas “juega y deja jugar” es un lema vacío, un mantra que pertenece a una época donde hombres de cuarenta y tantos no se peleaban por compañías que ignoran su existencia. Por eso, si te molesta que Angrboda, una gigante de la mitología nórdica, sea negra, jódete y vuelve a la cueva de la que nunca tendrías que haber salido.