Aquí no se salva ni Dios

Hoy en día, la igualdad y el feminismo son temas en boca de todos. O temas que, por lo menos, no dejan indiferente a nadie. Como era de esperar, las empresas —o aquellas que quieren ganar dinero y parecer “amigables”— aparentan apoyar estas causas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Muchos han sido los casos recientemente de discriminación, acoso laboral o desigualdad de género en la industria de los videojuegos. En febrero de este mismo año, el CEO de Riot Games fue denunciado por acoso sexual, y hace tan solo un mes, Ubisoft comenzó a investigar las acusaciones por parte de mujeres que aseguraban haber sido víctimas de acoso sexual por parte de altos cargos de la compañía.

ceo riot games

El CEO de Riot Games. Terminó saliendo absuelto de su demanda por acoso sexual.

La última polémica de la industria nos viene de la mano de Activision Blizzard. El Departamento de Igualdad en el Empleo y la Vivienda de California ha demandado a la compañía conocida por juegos como World Of Warcraft, Overwatch o Call Of Duty, por acoso sexual y discriminación hacia sus empleadas. Esta investigación se ha llevado a cabo durante dos años y recoge múltiples casos de esta cultura corporativa tóxica y nociva hacia sus empleadas. Algunas de estas discriminaciones se dan en el salario (recordemos que recientemente se despidieron a 190 empleados mientras el CEO de la compañía recibía bonos de 200 millones de dólares), en el tipo de tareas asignadas, las condiciones de despido o las posibilidades de ascenso. Según Bloomberg, las mujeres representan alrededor de un veinte por ciento de la compañía, las cuales se ven sometidas a un entorno de trabajo en el que las bromas sexuales o sobre violaciones son lo habitual. La demanda del Departamento de Igualdad también constata que no pueden acceder a ascensos porque la empresa teme que acaben embarazadas y “les guste demasiado ser madres”. O casos más concretos, como el de una empleada que terminó suicidándose a causa del acoso sexual por parte de un supervisor de la compañía. Sin mencionar el reciente artículo de Jason Schreier en el que señala la ansiedad, la depresión y el cansancio que tuvieron los trabajadores de Blizzard por más de un año después de trabajar en el desastroso Warcraft III: Reforged.

Recordemos que es una compañía cuyo lema es “every voice matters

Vergüenza. Eso es lo que siento cada vez que sale una noticia de este estilo. Vergüenza por pertenecer a un sector en el que el dinero y las apariencias valen más que los valores y la verdad. Los videojuegos no es el único sector que hace esto, sin embargo, la caradura y el descaro con el que lo hacen parece de cachondeo. A esto de limpiar la imagen de tu empresa poniéndote tu logo con la bandera LGTB en Twitter, se le llama comúnmente pinkwashing. Esto también se hace con el feminismo, llamándose purplewashing, que es básicamente lo mismo: decir que tu compañía apoya la igualdad de género mientras se realizan acosos y prácticas discriminatorias. En esto, Activision Blizzard deben de ser expertos, ya que no son pocos los eventos dentro de juegos como Overwatch o Call of Duty con skins que apoyan a estos movimientos—la primera que se me viene a la mente es la de Mercy Rosa, con motivo de su colaboración con la Fundación de la Investigación contra el Cáncer de Mama— o con multitud de personajes inclusivos.

mercy rosa

Una de las tantas prácticas de purplewashing de la compañía.

 


 

Los jugadores no han permanecido callados y han juzgado las acusaciones hacia la compañía a su manera: entrando en World of Warcraft y reunirse en espacios concretos del juego para hacer sentadas multitudinarias. La protesta se organizó por iniciativa de Fence Macabre, una facción interna del juego centrada en el rol y han recaudado alrededor de 8000$ para Black Girls Code, una organización que aspira a introducir a mujeres jóvenes de color en los sectores de la programación y la tecnología. Muchos de estos jugadores, obviamente, han cancelado su suscripción a WOW y han decidido aprovechar su último mes apoyando a la protesta.

La compañía tampoco ha permanecido callada: un portavoz de Blizzard ha respondido a estas acusaciones asegurando que, en la empresa, “valoramos la diversidad y aspiramos a crear un lugar de trabajo que ofrezca inclusividad para todo el mundo” y que “el Departamento de Igualdad incluye descripciones distorsionadas y en algunos casos falsas del pasado de Blizzard”. J. Allen Brack, el CEO de Blizzard, mandó un email a los trabajadores de la compañía decepcionado por las acusaciones y mostrando su lado más “humano”.

Por lo menos aparenta un atisbo de emoción y tristeza en sus palabras. Sin embargo, y sobre todo después de que la compañía comience a irse a pique, hay que reconocer que hay que tener cuidado con estas alegaciones y no fiarse de ninguna compañía que se lave las manos por presentarse de inclusiva y amigable con todo el público. Porque, como bien se ha podido demostrar, muchas veces las apariencias engañan. En ocasiones solo son lágrimas de cocodrilo.