El ratón cree que son todos de su condición

American Arcadia ha salido recientemente para todas las consolas actuales e incluso para PlayStation 4 y Xbox One, así que he aprovechado la oportunidad para poder jugarlo, ya que, con su lanzamiento en una segunda mitad de 2023 en la que cada semana había algo nuevo que jugar, no me dio tiempo. El juego hace un gran trabajo a la hora de criticar al consumismo al que nos lleva esta sociedad capitalista, la nostalgia barata, la objetivación del ser humano y la justificación de cualquier cosa mientras sea a favor de nuestro entretenimiento. De todo esto ya se habló en nuestra crítica, así que yo voy a abordar un tema un poco más específico que creo que la obra también trata de maravilla.

Dentro de la misma, American Arcadia (AA) es un proyecto de ciudad futurista que se ha transformado con el tiempo en un reality show, sin que las personas que viven dentro de la ciudad sepan que realmente no estamos en los 70 y que son parte de un programa de entretenimiento. La razón por la que Walton Media, la empresa ficticia que lleva AA, no afronta ningún tipo de consecuencia, a pesar de tener un zoo con personas reales en el que trata su vida entera como producto, es porque lleva muchas décadas existiendo y es la responsable de muchas obras clásicas e icónicas.

Obviamente, tanto Walton Media como Elijah Walton, el fundador de la empresa, están basados en Walt Disney. Lo que me ha parecido interesante respecto a esta inspiración en Disney es que, para mi sorpresa, American Arcadia la utiliza para mostrar una realidad bastante preocupante respecto a la impunidad que puede tener una empresa a la hora de ser, literalmente, villanos de telenovela, solamente porque la gente le tiene cariño y siente nostalgia con sus productos. Hay un momento del juego en el que podemos pasearnos por un museo conmemorativo de Walton Media, y justamente en ese momento me di cuenta de este mensaje.

A lo largo de la obra se nos demuestra que, por mucho que se exponga a Walton Media y por muchos esfuerzos que se hagan para derrocarlos, la gente va a seguir viendo American Arcadia y las acciones y beneficios de la compañía no se van a ver afectados de forma significativa. Esto se debe a que, en sus inicios, la empresa publicó cortos animados de su mascota en blanco y negro que la han acabado convirtiendo en un icono de la cultura pop, es la responsable de muchas películas que la audiencia considera clásicos del cine y porque tienen una amplia gama de juguetes, peluches, parques de atracciones y muchas otras formas de merchandising.

El museo que podemos recorrer no solamente sirve como una manera de referenciar a muchísimas cosas de nuestra cultura popular, sino que también evidencia una realidad escalofriante. Disney encaja perfectamente con todo lo que he mencionado en el párrafo anterior, y además le podríamos sumar experiencias como el Disney Cruise Line (el cual está en constante crecimiento), que se aprovecha de la nostalgia de sus consumidores para darte un crucero normal y corriente pero más caro. Y, al igual que Walton Media, Disney utiliza esta lealtad de sus consumidores basada en una falsa imagen de empresa de ensueño que hace todo bien para encubrir las múltiples atrocidades que lleva a cabo.

Y lo peor de todo es que funciona. He visto a muchas personas calificar el mensaje y el final de American Arcadia como algo más derrotista de lo que esperaban, pero es que Disney está haciendo exactamente lo mismo año tras año, y en el proceso dándole verosimilitud a este tipo de historias. Porque la empresa del ratón no solamente tuvo también una idea similar de construir una ciudad futurista; también defiende ideologías como mínimo cuestionables y comete actos deleznables que dejarían a la Walton Media del juego como una empresa buena. Por desgracia, la realidad supera a la ficción.

Walton Media

Desde quitar una historia LGBT de la serie de animación Win or Lose de Pixar, no vaya a ser que un niño o niña llegue a saber que las personas trans, efectivamente, existen; hasta tener a muchos de los empleados trabajando en Inside Out 2 explotados para sacar la película (de la que se eliminó también representación del colectivo) dentro de la fecha límite que la misma empresa se ha autoimpuesto. Disney está podrida por dentro, pero a nadie le importa, porque Inside Out 2 ha sido un exitazo y a Win or Lose le ha ido bastante bien, con la mayoría de las críticas que recibe no teniendo nada que ver con el hecho de que haya eliminado por completo la identidad de género de un personaje.

¿Y qué más da que Disney donase 2 millones de dólares para apoyar al estado ilegítimo y genocida de Israel, o que tratase de censurar los tuits en apoyo de Palestina y en contra de Donald Trump de la actriz Rachel Zegler porque es su nueva Blancanieves (y una princesa Disney no apoya los derechos humanos por lo visto)? Si es que Disney es nuestra infancia, y mira lo majo que es Mickey Mouse y cuánto le gustan las princesas y los personajes de Disney a los niños; tan malos no serán. Si abren un nuevo parque de atracciones en un país donde ser homosexual es ilegal y los trabajadores de construcción sufren de condiciones laborales pésimas, alguna razón tendrán.

Con la falsa imagen de representar la inocencia y la bondad en base a que hacen películas para todos los públicos que nos gustaron de pequeños, Disney se sale con la suya sin importar qué haya hecho. Porque la gente no está dispuesta a dejar de ver sus películas en el cine, dejar de pagar Disney+ o a no comprar su merchandising ni ir a sus cruceros o parques de atracciones. Y entiendo que es difícil, porque las obras, experiencias y productos de la empresa suelen ser de buena calidad y llevan acompañándonos toda la vida, pero no podemos sorprendernos de que Walton Media se salga con la suya en American Arcadia mientras empresas como Disney financian el bombardeo de una escuela.

La separación entre obra y artista o, en este caso, empresa y producto, siempre ha sido un tema complicado; y una sociedad capitalista nos obliga a vivir en una constante contradicción en la que todo lo que disfrutamos tiene algo malo detrás. Pero eso no nos impide hacer todo lo que esté en nuestra mano para que las cosas no sigan así. Manifestaciones, boicots, denuncias…no somos los espectadores de American Arcadia, no estamos sujetos al guion de una historia con un final ya escrito, y Disney no es Walton Media, así que no permitamos que tengan la misma impunidad.