Y eso que ha sido asiáticos contra asiáticos

Estoy escribiendo esto mientras veo la última partida de la final de Worlds 2021. Incluso para alguien que (en mi caso, por salud mental) dejó de jugar a League of Legends hace un año, desconoce el estado actual del juego y a día de hoy es incapaz de saber qué objetos tiene cada personaje con los constantes cambios que implementa Riot Games parche a parche, lo cierto es que ha sido, desde el punto de vista de espectador puro y neutral, un torneo de lo más interesante y posiblemente, la mejor versión del competitivo de League of Legends en su historia.

Sí, siempre hay margen de mejora, bien sea en formato (tantos años ampliando el número de equipos y regiones presentes en el evento, aunque sea con el trámite de los Play-In como fase previa y testimonial en la mayoría de casos, pero sin señales de implementar un Loser Bracket para mejorar el espectáculo en las fases finales), en cobertura por parte de terceros o en simple realización. En estos dos últimos aspectos, la influencia de Tencent parece haberse impuesto por encima del resto, al haber recibido acceso únicamente medios chinos (abriendo así una nueva polémica en torno a la empresa), así como haber realizado el evento sin público y en una burbuja, ignorando los avances sanitarios en medio de la pandemia. No seré yo quien diga que un aforo del 100% sin distancia interpersonal es lo adecuado, pero algo de público (¿la mitad del habitual? ¿un cuarto si acaso?) le dan vidilla a estos eventos y se ha vuelto a prescindir de ello, cuando en esta ocasión (y más celebrándose en Europa, donde las tasas de vacunación son elevadas) podía ser algo viable.

En este rato, he visto como Damwon conseguía un Baron Nashor sin que el otro equipo se diera cuenta en ningún momento, y como Edward Gaming, como buen equipo chino, consigue a base de peleas en equipo sobreponerse a un contratiempo que en otras situaciones podría haber dado la vuelta a la partida y ser el punto final de la serie. Esto solo puede explicarse en base a que el nivel individual sea ya tan alto que las diferencias entre regiones no sean como antaño, y que ahora sea la mentalidad y la fortaleza las que marquen las diferencias.

Dejando a un lado fanatismos de equipos y regiones, lo cierto es que esta edición de Worlds ha sido probablemente la mejor en años. Un meta no excesivamente tóxico (hola Colosos en la temporada 5, hola Incensario Ardiente en la Temporada 7,) sin equipos que arrasaran allá por donde iban sin apenas oposición (saludos a los SKT de las temporadas 3 y 5), y con un formato mejorable pero aun así aceptable, puede que lo peor haya sido ver que, tras un par de años con G2 Esports dando pelea, la hegemonía competitiva ha vuelto a recaer en Asia, bien a través de China (con Edward Gaming como flamantes campeones) o Corea del Sur (con Damwon como subcampeón finalmente, a pesar de haber sido el gran favorito a, en su caso, revalidar el título).

Y por más que los números, tanto de jugadores de League of Legends como de espectadores en la parte competitiva sigan creciendo, este aumento viene principalmente de China, con el resto de regiones apuntando hacia el estancamiento. Es imposible igualar artificialmente la situación, pero el precedente de volver a ver Worlds sin expectativas está cada vez más cerca. Y más, cuando la única posible baza de Europa (por barrer para casa) es un superequipo en el que la incógnita es cuanto tiempo tardarán en explotar por desavenencias internas.