La comodidad no es siempre la mejor opción

Nintendo ha sido siempre una compañía que ha jugado en otra liga diferente: la suya propia. Aunque durante estos últimos meses de lo único que se habla dentro de la actualidad de los videojuegos es de la nueva generación de consolas por parte de Sony y Microsoft, desde la compañía de Mario y Zelda se le ha seguido dando importancia a una Switch que llegó algo tarde a la fiesta, pero que se ha convertido en un auténtico éxito. De hecho, aunque hemos tenido un año bastante tranquilo en cuanto a anuncios y lanzamientos, Nintendo Switch cuenta ya con casi 60 millones de consolas vendidas en todo el mundo, y juegos como el nuevo Animal Crossing se han colado entre los más vendidos tanto dentro del catálogo la propia consola como en el resto de plataformas. Gran parte de la culpa de este logro la tiene esa original y ya famosa filosofía de poder jugar tanto en modo portátil como en sobremesa con una sola consola, potenciando con ello la comodidad frente a la potencia.

Una tendencia que ha convertido a los juegos de Switch, tanto exclusivos como multiplataforma, en auténticos pelotazos en ventas, simplemente por salir en ella. Algo curioso si nos paramos un momento a pensar. Raro es que hoy en día una compañía no saque su juego en la consola de Nintendo -si no es por limitaciones técnicas-, pero si se da el caso, lo primero que se suelen preguntar los consumidores en redes sociales es cuándo acabará haciéndolo. Algo que inevitablemente hace que me pregunte, ¿todos los videojuegos tienen que salir sí o sí en Switch?

Para contestar a eso creo que tenemos que volver a una frase que decía en el primer párrafo del texto: Nintendo Switch potencia la comodidad dejando -a veces- de lado la potencia gráfica. Sí, todos queremos jugar tirados en la cama con nuestra consola portátil a cualquier juego actual, pero debido a los evidente limitaciones técnicas de su hardware, la mayoría de las veces lo haremos en “peores condiciones” que si los jugáramos en una PlayStation 4 o un PC. Es obvio. Como también es obvio el hecho de que si nos compramos una Switch no lo estamos haciendo para jugar a una resolución 4K y 60 fps. Lo hacemos por el resto de posibilidades que nos regala. Sin embargo, y volviendo a esa tendencia de los lanzamientos multiplataforma de tener que salir sí o sí en ella, creo que aquí debemos empezar a marcar una línea, porque no todo vale.

Cuando la propia Nintendo lanza al mercado uno de sus exclusivos lo suele hacer exprimiendo al máximo las capacidades de su máquina. Sin embargo y aún así, muchos de sus juegos no presentan las mejores capacidades técnicas del mundo. Por ejemplo, The Legend of Zelda Link’s Awakening presentaba en algunas de sus zonas varios problemas de rendimiento, con rascadas de frames importantes, siendo algo que no se ha llegado a solucionar nunca en ningún parche. Por otro lado, y yéndonos a un ejemplo más actual, el nuevo Xenoblade Chronicles: Definitve Edition cuenta con una resolución dinámica entre 540-720p en modo sobremesa y 378-540p si lo jugamos en modo portátil. Es decir, apenas llega a alcanzar una resolución HD aunque la consola es capaz de ello.

Obviamente esto no pasa siempre, y tenemos buenos ejemplos de optimización dentro de su catálogo como Breath of the Wild o Super Mario Odyssey. Además, muchos jugadores no le dan demasiada importancia a estos aspectos, algo también lógico. Sin embargo, si incluso la propia Nintendo se encuentra con problemas a la hora de llevar sus videjuegos a Switch, ¿qué podemos esperar de desarrolladoras externas? Aquí hemos tenido un poco de todo a estas alturas de la película. Hemos visto cómo un mastodonte como The Witcher 3 llegaba a la consola en muy buenas condiciones teniendo en cuenta el portento técnico y gráfico que fue en su momento. Pero también hemos visto lanzamientos como el actual The Outer Worlds que te hacen preguntarte si de verdad era necesario desarrollar la versión de Switch en estas características. Quiero decir, sólo hay que ver el vídeo que le ha dedicado Digital Foundry para darse cuenta.

Aunque sea motivo de celebración que un juego como lo nuevo de Obsidian llegue a Switch, ¿merece la pena jugar a esta versión en vez de las otras de The Outer Worlds si cuenta con todos estos problemas?¿Merece la pena simplemente contratar a una desarrolladora externa para hacerlo en estas condiciones? Aquí podríamos entrar en el debate de cuantas más opciones para los jugadores, mejor, pero sinceramente creo que esa bala no siempre es adecuada, como en este caso. Como digo, Nintendo siempre ha estado jugando en su propia liga, algo que nos ha dado grandes momentos y videojuegos inolvidables por su parte. Sin embargo, y por mucho éxito que tengan actualmente o en el futuro, la comunidad de jugadores va evolucionando a la vez que lo hace la propia tecnología. No todo son gráficos, pero todos queremos jugar a nuestros videojuegos favoritos en las mejores condiciones posibles, y si Switch ya se va quedando corta en algunos de los lanzamientos multiplataforma importantes de este momento, ¿qué va a pasar cuando sean de la próxima generación de consolas?

Es por ello que creo que hay que empezar a trazar una línea en este aspecto. Nintendo Switch ha sido un bombazo y una de las mejores consolas que personalmente he tenido en mi vida por la comodidad que ofrece, pero no es una para cualquier juego y estos trabajos lo que hacen es dar un poco de mala imagen a la propia consola. Es bonito ilusionarse porque puedas jugar a tu lanzamiento favorito de todos los tiempos en el váter. Ahora, ¿es de verdad esa la mejor opción?