Una lucha contra las microtransacciones desde la sátira

SuperEpic: The Entertainment WarNo todos los vídeo juegos logran ser disfrutados a través de los mismos medios, así como tampoco se puede evaluar todas las obras del medio con la misma vara. SuperEpic: The Entertainment War, el juego de la desarrolladora Undercoders, lanzado el 12 de diciembre de 2019 es uno de esos casos. Si se le evaluara sólo por sus mecánicas de combate -lo cual no es del todo injusto dado que es una de las acciones principales de la aventura- o por su historia no quedaría muy bien parado. Ahora, esto suena mal, ¿no es así? Pero la verdad es que son muchos los títulos que, a la hora de ser vistos bajo este lente, aislados de otros componentes más inusuales y probablemente más subjetivos, quedarían mal. Solo por dar un ejemplo, Uncharted, la aclamada franquicia de Naughty Dog no pasaría de ser un juego mediocre si solo lo evaluamos bajo estas métricas.

Pero antes de comenzar, ¿qué es exactamente SuperEpic: The Entertainment War? Pues éste es un metroidvania de corte pixel art ambientado en un futuro en el que una gran compañía controla la mente de la ciudadanía a través de vídeo juegos para móviles gratuitos pero cubiertos con microtransacciones y con mecánicas diseñadas para ser adictivas. En eso, entran nuestros protagonistas, TanTan Ola, un mapache y un guanaco respectivamente que, indignados por los sucios actos de Regnant Corp -la compañía desarrolladora de estos juegos- deciden ir a la central de ésta y enfrentar a los malvados empresarios y detener sus malévolos planes.

Uncharted 4

Un metroidvania cumplidor

SuperEpic: The Entertainment War cuenta con tres aspectos claves de todo juego del género, los cuales son combate, desplazamiento y exploración y, si bien ninguno de estos destaque mucho por sobre la media, tampoco es que fallen en su objetivo. Comenzando por el combate, este se siente similar al de los clásicos Beat ’em up en dos dimensiones de los años 90. Donde la estrategia ideal será atrapar a un enemigo con un combo y lanzarlo encima de otros para, así, tenerlos a todos en un mismo sitio y hacerles daño a todos juntos. Esto, por una parte, porque los enemigos son algo más resistentes que en otros metroidvanias, necesitando más golpes de lo que resultaría normal para caer y por otro lado meterlos en una combinación es una mecánica fácil de abusar y las combinaciones son sencillas de realizar, lo que hará que el jugador se vea apilando enemigos y realizando combos que mantengan a los enemigos o en el aire o pegas al piso, evitando de esta forma recibir daño de vuelta. Si a esto le sumamos el hecho de que la vida solo se recupera en los baños del edificio, los cuales no son muy comunes y que los objetos curativos además de escasos no recuperan sino un pequeño porcentaje de la vida, entonces mayor motivación tendrá a jugar de esta manera.

El desplazamiento, otro aspecto clave en un juego de este género, especialmente por la cantidad de backtracking que se debe hacer para obtener elementos ocultos detrás de espacios inalcanzables sin una habilidad adquirida más adelante en la aventura, también resulta agradable, sin llegar a ser tan fluída o emocionante como en los mejores metroidvanias. En este caso, en un punto dado de la aventura, el jugador obtendrá una barra de energía, la cual se gastará al desplazarse rápidamente por el escenario, una especia de dash, como la vista en juegos como Celeste Cuphead, y que se podrá ir mejorando a través de compras durante la historia. Este desplazamiento, por simple que parezca, resultó clave en mi experiencia con el juego dado que, cuando no quería enfrentarme por enésima vez a los mismos enemigos solo para ir a obtener un objeto en particular, me permitía, prácticamente, saltarme ciertos escenarios, encadenando un desplazamiento tras otro, dejando a los enemigos detrás.

La exploración, es quizás el mejor aspecto de este juego. Dada la variada cantidad de mejoras que obtendremos a través de la aventura, podremos acceder a múltiples zonas escondidas, donde encontraremos una gran variedad de tesoros, desde objetos de defensa, de salud, dinero, otras mejoras o secretos. Son muchas las zonas escondidas a primera vista en el juego y ningún espacio parece estar ahí sin un propósito particular.

Los elementos menos tangibles

Como mencioné anteriormente, SuperEpic: The Entertainment War, no es un juego que se deba medir solo con las métricas recién mencionadas, a menos que el propósito sea evaluar cuanto destaca por sobre otros juegos de su género y ya. Pues mucho de lo que hace a este juego especial son cualidades menos tangibles y más subjetivas, ya que para algunos añadirán mucho a la experiencia mientras que, para otros, no serán más que un mero condimento. Estos factores son, por una parte, la atención que se le dio a las animaciones tanto de los protagonistas como de los enemigos, con movimientos fluidos y realistas, sobre todo considerando que están hechos con pixel art y que apelan mucho a lo retro. Muchos juegos que hacen esto, excusan el poco esfuerzo en el apartado visual apelando a que “se inspira en juegos antiguos”. SuperEpic no es el caso. Y el otro elemento es el humor. Desde el principio con su historia centrada en criticar las decisiones de negocio de muchas empresas de vídeo juegos, pasando por sus personajes carismáticos, sus diálogos livianos cargados a la comedia y diversos elementos visuales y, por sobre todo, la variedad de minijuegos de celular a los que se pueden tener acceso teniendo un celular con un lector de códigos QR.

Para acceder a estos juegos, se deben encontrar los diversos códigos QR esparcidos por los niveles y, tras escanearlos y acceder al sitio web correspondiente, se podrán jugar. Entre estos se parodian a títulos populares como Candy CrushBubble Witch y juegos clickers como Cookie Clicker Clicker Heroes. Muchos de estos están hechos con una calidad no del todo buena, lo que se podría considerar parte del mensaje, pero todos contarán con un puntaje objetivo, el cual, tras conseguirlo, otorgará un código que se podrá usar en paneles de control encontrados cerca de su respectivo QR dentro del juego para obtener recompensas adicionales.

Más que amor al pasado, desdén al presente

SuperEpic: The Entertainment War salió para Nintendo Switch, PlayStation 4, Xbox One y PC el 12 de diciembre de 2019. Y si bien su jugabilidad no pasa de ser cumplidora, divertida en ocasiones y algo repetitiva en otros, lo que lo hace resaltar sobre la mediocridad es su mensaje en contra a prácticas abusivas dentro de la industria, siendo la manipulación a los adictos a los vídeo juegos y el uso excesivo de micro transacciones su mayor mensaje. Y si bien el título tiene claras inspiraciones en juegos del pasado, la verdad es que pasa la mayor parte del tiempo mirando con desaprobación a juegos actuales que añorando la época por la que sus creadores claramente sienten más afecto. Esto no lo hace un mal juego de ninguna forma, pero quizás el enfoque para luchar contra ciertas prácticas del medio le quita algo de luz a lo que el juego tiene que ofrecer por sí solo.


Este análisis ha sido realizado con una copia digital entregada por Meridiem Games.