El ritual que todos esperamos

Se acerca el invierno. Y sí, puede que no haya caminantes a la espera tras un muro pero con el frío llega la Navidad y una de las noches más terroríficas del año: Halloween. Las telarañas y calabazas decoran en primer lugar los escaparates de las tiendas, adelantándose a nuestros caprichos y nuestro bolsillo. Los cines acaparan su cartelera con películas de terror y los más implicados preparan sus disfraces para esa noche especial. La noche en que la línea que separa los vivos de los muertos es difusa y cabría esperar que la magia de lo sobrenatural flote en el aire como un canto de sirena. Y puede que así sea para nuestros ojos y nuestros oídos al ver ofertas tan suculentas como podría serlo una manzana de caramelo o dulces hechos por brujas con verrugas falsas. Si hay una bruja que nos lleva hechizando desde tiempos inmemoriales se trata de la que habita en la mansión sobre la colina, en la que su dueño, Gabe Newell, lleva tiempo haciendo rituales cada invierno a la llamada de las rebajas de invierno.

En cada rincón de nuestra ciudad oscura, como Gotham o Yharman, soplan vientos que recorren los callejones sombríos y ululan como espectros de la noche llevando consigo voces y rumores. Y si por rumores se refiere, últimamente nos sentimos como Melinda Gordon, la chica de Entre Fantasmas, conversando con ellos y lidiando con profecías o filtraciones cada día. Podría hacerse un drama de ello, si es un don innato o una dedicación designada por una mano negra, pero ni por asomo somos creyentes de la videncia que aterroriza las almas más impacientes a la espera de falsas promesas o hechizos de amor corrompidos. Lo único que compartimos es un aprecio por la belleza de lo sobrenatural, todo lo demás lo escribimos en nuestro grimorio particular, lleno de magia y sentados como niños pequeños, expectantes. Niños viendo los macabros espectáculos que el circo ambulante de las afueras ofrece. Si pasas con el coche puedes oír el rasgar de las telas que cubren la carpa principal, rojiblanca, con una terrorífica cara de payaso en la entrada. Si escuchas atentamente oirás una voz cavernosa y macabra de payaso en su interior diciendo: “flotarás, flotarás…

También se puede ver el decrépito cartel del circo pegado en cada pared roñosa de la ciudad. En él se aprecia el dibujo de la mujer barbuda recibiendo pesadas bromas o un calvo levantador de pesas animando a las masas con su pestilente odio a temer a los niños como si en cualquier momento fueran a estar poseídos con los ojos iluminados. Nada más lejos de la realidad. Quizás sintamos que perdemos la cordura ante el terror, pero la locura es un escalofriante camino que puede darnos más sabiduría que razón. Y sólo por ello, volvemos sanos tras sumergirnos en las aguas dominadas por las profundidades para traeros antiguos relatos de terror.

La maldición de cada año

La historia de hoy versa sobre un fantasma llamado @SkrSkrGVNG en Twitter, con un fulgurante resplandor azul, nos habla en susurros sobre las próximas fechorías de Gabe. Si miramos el cielo, empezando por la cuarta estrella a la derecha, los astros revelan que las ofertas de Steam empezarían el próximo 29 de octubre y terminarían el 1 de noviembre. Y las de otoño e invierno serían del 21 de noviembre al 27 de noviembre y del 21 de diciembre hasta el 3 de enero de 2019. Todo parece indicar que las de invierno así serían, pues otros años cayó la misma maldición en los mismos días. Una maldición que como viene a ser habitual, nos despoja de nuestros ahorros preciados y nos colma de satisfacción para quién tome una buena elección.

Este año, con grandes títulos a la vuelta de esa tenebrosa esquina (Red Dead Redemption 2, Fallout 76, Pokémon Let’s GO, Battlefield V, Hitman 2, Spyro Reignited Trilogy…), el ritual de las ofertas cobra un sentido más terrorífico. ¿Será esa la única forma de lidiar con la novedad? Hay todo un año para eso, pero apoderarse de las fechas navideñas parece más decisivo que nunca. El Grinch sentiría envidia de ello pero apostaría a que Jack, de Pesadillas Antes de Navidad sería un buen candidato. O mejor aún, nuestro Sir Daniel Forsteque de Medievil que amenaza con volver con su sonriente calavera y su único ojo.

Si hasta ahora sabíamos que el plato principal siempre caía en invierno, puede que no estemos acostumbrados a tantas maldiciones y se rompa nuestro amuleto contra maleficios y vampiros. Como bien exponía nuestro cazador de la noche, movimientos así sólo debilitan el mágico velo que cubre la ciudad y nos corresponde a nosotros cambiarlo para que la magia de lo sobrenatural persista y nos proteja de los habitantes del exterior.

Sabemos el coste que supone lanzar pequeños conjuros que apenas traspasan la dimensión de lo visible. Participarán nuevas brujas en el aquelarre que se está celebrando ahora mismo en el bosque, con ofertas mejores y Steam deberá responder sopesando lo viable para todos y asegurando que los pequeños conjuros no se pierdan. Una industria, por muy terrorífica que sea, no puede valerse de promociones para una ciudad no tan grande como parece. No dejemos que vampiros chupasangre absorban aquello que apreciamos de forma tan ávida y esperemos con paciencia a la próxima luna antes de salir a la calle. Mi consejo es que tomen precauciones hasta entonces, tapien las ventanas, enciendan sólo una luz, lleven viales o hierbas curativas y no hagan caso de los susurros de la noche. Después, en la calma más absoluta, en el frío de la desolación, cuando todos estén sumergidos en la pesadilla, abrid la puerta y abrazad a las sombras de la noche porque la hora de la cacería habrá llegado.