The times they are a-changing

El sector de los videojuegos está sufriendo cada vez más cambios en lo que a los desarrollos se refiere. En la última década hemos podido conocer historias que ponen los pelos de punta, desde horas extra sin pagar, dar luz verde a proyectos titánicos con escasa preproducción o planificación previas, abusos sexuales y de poder… Por estadística, y conociendo como se mueve la industria del cine, se tenía que saber; lo que no conocíamos era la escala. El mundo del desarrollo de videojuegos está hasta el cuello de basura, y mientras la situación se vuelve más insostenible dentro, se exige mucho más desde fuera. La cultura gamer es aquella en la que tu trozo de plástico es el mejor y en la que lo que importa es que se le vean los pelos de la nariz a tu personaje, el cómo se mueva ya tal. Ahora estamos entrando en un periodo de compras mastodónticas, alianzas titánicas y un acojone tremendo por lo que puede llegar a ser un posible oligopolio. Por suerte, las cosas empiezan a cambiar.

sonic meme shorter gamesSi nos paramos a pensar en las noticias más fuertes de los últimos años en el sector son prácticamente todo escándalos: desde el crunch en Naughty Dog, Rockstar, Irrational Games y BioWare (entre otras muchas), pasando por los abusos dentro de Ubisoft y Activision-Blizzard-King y lanzamientos desastrosos como el del memorable Cyberpunk 2077. Sin embargo, también tenemos varias victorias de las que estar orgullosos, como que haya estudios que estén cambiando su horario para que sea de 4 días (cosa que parece que está funcionando), obligar a los empleados a que se tomen vacaciones y que estén empezando a nacer los primeros sindicatos en empresas grandes. A esto se le suma que en ABK y en Quantic Dream no consigan atraer empleados, o mejor dicho, que cada vez menos gente quiera trabajar en esas empresas.

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Anthem: cómo destruir a tus trabajadores en tres sencillos pasos

Es un caso que me recuerda al de la hostelería en España, uno de los sectores clave para nuestra economía y a su vez uno de los más descuidados, con contratos basura en los que cobras lo mínimo tras hacer lo máximo. Es la burbuja que no para de crecer hasta que explota de forma violenta, y los desarrolladores están cada vez más cansados. Queremos juegos técnicamente espectaculares, por lo que necesitamos más gente y a su vez más dinero, pero cobrando nosotros aún más. Explotamos a nuestros empleados para llegar a fechas imposibles mientras intentan levantar un portento técnico y hacemos crecer aún más y más la expectación, lo que hace que haya aún más presión dentro del equipo. Sale el juego, no vende los 500 millones de copias esperados, éxodo de trabajadores o disolución del equipo, pero da igual porque va a llegar más carne fresca que aún no sabe lo que es el trabajo duro, ¿verdad?

Todas estas noticias tan aberrantes y crudas están teniendo un efecto que no tuvimos en cuenta en su momento, y es que entre ese público que lee ojiplático como su empresa de videojuegos favorita roza prácticamente el esclavismo, están los desarrolladores del futuro. Asimismo, cada vez hay más voces que se están levantando y exigiendo cambios dentro de las propias empresas y aplicándolos, y es un rayo de esperanza e indicador de que las cosas están cambiando y lo harán para bien. Habrá que pelear por ello, por supuesto, pero la oportunidad está ahí.

Que el nuevo juego de Star Wars se pueda retrasar porque nadie quiere trabajar dentro de Quantic Dream es una noticia que hay que celebrar, porque significa que el mensaje, poco a poco, está calando. Además, imagina tener de jefe a un señor que dice que no hace juegos para maricones.