Cuentos y milongas a otro lado, gracias

Sony, hoy os habéis cubierto de gloria. Anunciado en medio de la Gamescom de tapadillo, a ver si había algo de calado que pudiera taparlo, habéis anunciado una subida de precio de PlayStation 5 (en todos sus modelos) de 50€ en territorio europeo, con equivalencias distintas según los territorios, pero sin afectar al mercado estadounidense. Por lo que sea. Como motivo, o más bien excusa, “la situación global de inflación y dificultades económicas”. En definitiva, palabrería barata para ampliar márgenes de beneficio en medio de una economía de guerra para medio mundo. Expuesta la idea, ahora toca elaborar y ver por qué Sony no tiene vergüenza alguna.

Rompiendo la tendencia lógica que siempre ha seguido el mercado de las consolas, en las que tienden a abaratarse con el tiempo (al reducirse el precio de fabricación), Sony decide que no, que a ellos no les va eso, y que pueden ganar más dinero. Porque, aunque sí es cierto que a nivel de transporte y distribución puede haber aumentado de coste, los componentes por ahora siguen intactos. Y si no, que se lo digan a las tarjetas gráficas, que están viendo reducido su precio en medio de la tormenta.

La excusa podría ser en todo caso el stock (o más bien, la ausencia de él), pero en el caso de Sony y PlayStation 5 esto ha sido una constante desde la llegada al mercado de la misma, o sea que tampoco cuela la palabrería barata de Sony. Podrían decirlo alto y claro, siguiendo la estela empresarial a lo largo y ancho del mundo: “aprovechamos el contexto global para colar subidas de precios injustificadas y así aumentar nuestros márgenes de beneficio de manera descarada mientras vosotros os quedáis con cara de tontos.” Después de todo, son los mismos que defienden un precio de salida de 80€ para sus juegos, tampoco debería sorprendernos. Pero como PlayStation 5 se sigue vendiendo como churros, agotando las unidades disponibles según llegan, Sony puede permitirse este movimiento. Y colar como excusa, siguiendo la siempre infalible ley de la oferta y la demanda, que si suben el precio habrá más unidades disponibles. Desde luego, los auténticos beneficiados van a ser los especuladores que compraron varias consolas, que ahora van a poder revenderlas aún más caras sin tener que hacer nada gracias a esta subida de precio de PlayStation 5. Gracias Sony, para nosotros, jugadores.

La pregunta real no es cuantas unidades va a dejar de vender Sony por esto, o cuanto va a subir su cuenta de beneficios. La duda es qué hace Microsoft sin mover ficha y anunciando una bajada de precio tanto para Xbox Series S y Xbox Series X aprovechando la coyuntura, y vengándose de paso de aquel fatídico E3 de 2013 que les mandó a la tumba durante una generación entera. Vale que no tenga exclusivos de peso como sí tienen los nipones, pero tienes un Game Pass cada día más fuerte (hasta que apliquen la táctica de Netflix y empiecen a destruir el imperio que han construido) que al menos puede ser una baza. Pero tampoco pueden esperarse mucho, y menos imitar el movimiento, que tampoco sería del todo descartable. Desde luego, a la hora de pensar en verde, las empresas suelen tener pocos problemas, y menos aún escrúpulos.