¡Mira mamá, sin manos!

Rayman es un personaje memorable. Quizás no pueda parecerlo en una primera instancia, pero todos nos acordamos de él. Y es que claro, si nos ponemos a pensarlo, tiene arduos competidores entre las compañías niponas con Mario y Sonic. Incluso en occidente lo tiene difícil para enfrentarse a Spyro, Crash Bandicoot y algún que otro personaje mítico de la escena jugable que todos añoramos. Pero, aun con todo, Rayman es y ha sido uno de estos grandes iconos.

El regreso a sus orígenes con Rayman Origins y Rayman Legends (que, tal vez, exploremos en futuros artículos) propició la nostalgia por la primera entrega de la franquicia creada por Michel Ancel cuando Ubisoft aún creía que crear nuevas IPs y generar nuevas historias era el camino correcto. Sin embargo, siempre que se piensa en este curioso personaje veo a muchos dejar de lado las entregas en formato 3D. Y sí, todos coincidimos en que un buen 2D, como bien han demostrado numerosos metroidvanias o juegos de plataformas, puede superar a la profundidad tridimensional si el diseño es bueno. Sin embargo, con sus más y sus menos, los juegos en 3D de esta suerte de Titeuf cuyos brazos andan separados del torso son perfectamente funcionales y unas aventuras extremadamente divertidas.

A menudo me gusta traer tributos aquí en HyperHype sobre juegos que me marcaron de una forma u otra (o que, simplemente, fueron relevantes en su momento y considero interesante recordar). Y lo cierto es que Michel Ancel, sin quererlo, influyó mucho en mi vida (sobre todo con Beyond Good & Evil, que considero uno de mis juegos favoritos y que merece algún texto futuro). Así que ahora le toca a Rayman, concretamente sus proyectos en 3D. Abracemos (ya que él no puede) a la que podría haber sido la mascota insignia de Ubisoft.

Rayman 2: The Great Escape

El cambio de milenio fue algo convulso. Para mi yo de aquel entonces no mucho, dada mi corta edad, pero el desarrollo de videojuegos estaba inmerso en ese cambio generacional a consolas como la PS2, que suponían un gran salto cualitativo en comparación a los límites de su predecesora. Rayman 2 salió primero para N64, pero un año después surgió en el resto de plataformas del momento. Era una época en la que los ports recortaban y añadían a conveniencia. Algo curioso que en portátiles destacaba especialmente, con versiones que cambiaban la estética por completo para poder encajar en una máquina con menor potencia (llegando a cambiar de 3D a 2D en algunos casos).

La versión que recuerdo de mi infancia es la de PS1, algo que parece que le sucede a la mayoría. Sin embargo, después de investigar un poco descubrí que no es, ni de lejos, la mejor (ese puesto se lo lleva el port de Dreamcast). Pero claro, esto del videojuego “retro” es complicado y rejugar algunas de estas versiones es casi imposible por medios legales a día de hoy.

El bueno de Globox, ese bichejo azul grandote tan amigo de Rayman, ha sido capturado y tenemos que rescatarlo de un barco pirata volador. Por vicisitudes del destino acabamos nuevamente en el terreno y para afrontar la amenaza pirata del malvado Barbaguda solo tenemos a Rayman como héroe. Por tanto, toca recolectar unas máscaras mágicas que, en teoría, despertarán a Polokus, una especie de dios que nos prestará su ayuda. Mientras tanto, personajes recurrentes en la franquicia como el hada Ly o los Diminutos (que siempre funcionan como recurso cómico) harán acto de presencia y nos echarán una mano.

Tenemos un hub desde el que ir accediendo a los diferentes niveles. Gracias a esto podemos rejugar fases ya completadas para recolectar los Lums que nos faltan, esa especie de insectos espirituales que tienen que ver con la energía del mundo y sin los cuales no desbloquearemos nuevas zonas. Algunas fases se centran en minijuegos, en ir por debajo del agua, en montar sobre cohetes (algo extremadamente complejo dadas las físicas y el control de tanque característico de la época). Otras, sin embargo, son más tradicionales y consisten en plataformeo intercalado con combate hasta llegar al final.

Es interesante prestar atención a todo el contenido oculto para así ir aumentando nuestra barra de vida. Sin embargo, esto puede costarnos en ocasiones por culpa de la cámara, que no facilita la exploración de este entorno tridimensional. Así, encontrar la jaula donde se encontraba encerrado un bichejo para rescatar no siempre es la tarea más sencilla. El movimiento de Rayman, por el contrario, no es demasiado tosco, siendo sorprendentemente fácil acostumbrarse aunque su apariencia sea de control pesado. Esto le permitió lucirse como plataformas, pese a que la competencia en la época (con Banjo-Kazooie ya en el mercado) no era sencilla.

La trama en sí es bastante simplona. Barbaguda, al ver que el carismático Rayman anda consiguiendo las máscaras sagradas decide enviar súbditos de forma constante contra nosotros. Enfrentarlos no es difícil, pues suponen un combate con fijado de cámara bastante simplón que podemos resolver esquivando un poco los golpes y atacando con orbes de energía como si nos fuera la vida en ello. Por suerte no todo es atacar y la recolección de lums de distintos colores para recuperar vida, así como los lums que hacen de anclaje le dan cierta variedad a un título que, sin ellos, se volvería bastante monótono.

En relación a las versiones, esta mencionada versión de PS1 tiene algunos recortes en relación a minijuegos o zonas ocultas, pero en general es bastante competente. El diseño de los escenarios en 3D eran una revolución en la época, aunque verlos ahora no suponga nada especial (y eso que el juego se concibió en un inicio en 2D). Quizás por ello el juego merezca un remake o, al menos, algún tipo de remasterización que absorba el contenido subdividido en las diferentes versiones. Quizás haya Rayman para rato, si Ubisoft decide rescatarlo del abismo.


Rayman 3: Hoodlum Havoc

Rayman 3 apareció unos años después con una PS2 ya estandarizada y, en consecuencia, un 3D a la orden del día que ya incluía elementos en el escenario con mayor soltura, frente a ese aspecto de “decorado” que a menudo asociábamos a la generación anterior. La existencia de nuevos proyectos como Ratchet & Clank o Jack and Daxter en el mundo de las plataformas afianzaron el entorno 3D para el género. Estas influencias pudieron ser claves para avanzar en un control más pulido y que el movimiento de nuestro querido Rayman fuera fluido y mucho más acertado. Menos pesado, por decirlo de alguna forma. Curiosamente, es la entrega más vilipendiada de la saga por varios motivos, aunque que Michel Ancel no tuviera implicación se lleva la palma. Sin embargo, es el juego de la franquicia que recuerdo con más cariño, así que vamos con la tercera entrega de nuestro querido héroe, que esta vez comienza sin manos.

Esto, por suerte, no dura mucho. Ver a Rayman en formato salchicha no es agradable, menos aún con la cantidad de chistes malos que giran en torno a ello por parte de Murfy, un personaje recurrente de la saga. Este juego en líneas generales tiene un tono mucho más “adulto” en lo relativo al humor. Ciertamente es sorprendente la cantidad de insinuaciones por medio de chistes bastante oscuros, pero imagino que en la época no tenía cabeza para asimilarlos y darme cuenta de los dobles sentidos. En cualquier caso, la trama es bastante sencilla: André, un Lum oscuro, quiere convertir a los Lums rojos (que si os acordáis, eran los que nos curaban) en Lums oscuros como él. Teniéndolos bajo su control, estos se convierten en Hoodlums, haciendo un juego de palabras con el término anglosajón que referencia a criminales y matones. Su intención es dominar el mundo, pero la cosa sale regular y pronto acaba en el estómago de Globox, nuestro querido colega.

Tenemos así una dinámica de personajes bastante divertida, con el villano acompañándonos toda la aventura como uno más de nosotros. Nuestro objetivo pasa entonces por conseguir que alguien pueda sacar a André del interior de Globox (que, por cierto, es más tontuno que en el juego anterior). Además, no hay que olvidar que tenemos que frustrar sus planes, por lo que iremos derrotando Hoodlums por el camino y rescatando a, cómo no, más Diminutos, que en esta ocasión nos irán ofreciendo una serie de mejoras mientras se esfuman a toda prisa con la excusa más ridícula que se os pueda ocurrir.

Estas mejoras que encontramos al rescatar a los Diminutos o al eliminar a algunos enemigos se encuentran dentro de latas de diferentes colores, cada una asociada a una mejora concreta. Resulta bastante divertido porque ofrece ese cambio estético que nos gusta tanto a los que hemos crecido con transformaciones épicas en mundos de manganime o en videojuegos como la saga Megaman. Estas latas ofrecen a Rayman una mejora temporal que puede implicar unos puños de metal con los que romper puertas, unos garfios para balancearse y alguna que otra que no comentaré para que podáis disfrutar por vuestra cuenta. En general, son una forma estupenda de lidiar con el entorno en una especie de puzle constante que nos obliga a intercalar entre mejoras que están repartidas por la estancia.

Pero, además, estas habilidades nos sirven para el combate, que ahora se propone como una experiencia más realista donde Rayman no lanza orbes de luz, sino sus propios puños (si es que a esto se le puede llamar realismo). En todo caso, esto obliga a llevar una cadencia determinada en los ataques, pues puños solo hay dos y tenemos que esperar a que vuelvan. Así, nos veremos lidiando con hordas de Hoodlums que llevan trabucos y todo tipo de armamento a base de puñetazos en toda la cara. Eso sí, habrá que atinarles con efecto lateral porque algunos llevan escudos, además de tener que cargar nuestros ataques para hacer más daño. En general, un combate más elaborado que se luce, sobre todo, cuando algún jefazo envía a sus súbditos a por nosotros y los eliminamos con cierto estilo.

Rayman 3 es, a mi juicio, el cúlmen de la fórmula tridimensional del héroe de Ubisoft, con un montón de escenarios diferentes que van desde un pantano a una mazmorra antigua repleta de momias. Un juego que, pese a arrastrar algunos problemas de cámara de la entrega anterior (sobre todo en espacios cerrados), propone una aventura enormemente divertida y lo suficientemente variada como para que la disfrutemos hasta el final, pese a los años que hace desde su lanzamiento.


Jugar a Rayman a día de hoy, si no hablamos de Origins y Legends, es un poco complicado. Es buena idea tirar de la comunidad para realizar arreglos sobre las versiones para PC, ya que pueden llegar a ser un poco toscas. Por suerte, existen páginas dedicadas a mejorar la experiencia que suele acarrear varios problemas en las versiones de la Ubisoft Store. Por todo ello, como decíamos al inicio, sería estupendo ver algún tipo de colección remasterizada que aúne contenidos y que permita disfrutar de toda la franquicia de este entrañable personaje.