Tensión, intriga, claridad y camaradería

Los multijugador online son algunas de las producciones más populares que encontramos en la industria. Abarcan distintos géneros: Call of Duty es uno de los shooters más destacados; FIFA reina en los videojuegos deportivos con su modo Ultimate Team; mientras, Fortnite sigue siendo un icono cultural en nuestra sociedad. En medio de esta oleada de grandes éxitos también aparece Rainbow Six Siege. Lo demuestran sus registros de jugadores activos: 50 millones de personas probaron el shooter táctico de Ubisoft Montreal hasta el año pasado, según señalaba el analista Daniel Ahmad. Pero como sabemos, un gran número de estos títulos enfocados al multijugador han estado apostando fuertemente por los eSports. Consciente de ello, el estudio canadiense se ha esforzado por erigir a Rainbow Six Siege como uno de los referentes de los deportes electrónicos. Y, sin duda, lo ha conseguido siendo uno de los diez juegos más impactantes en PC, de acuerdo con The Esports Observer.

Pese a tener un lanzamiento más bien templado – la crítica ni lo vapuleó ni lo idolatró – esta obra de la saga Tom Clancy’s ha ido ganando adeptos gracias un extenso plan de actualizaciones y nuevos contenidos. De hecho, este apoyo seguirá en la nueva generación, ya que Leroy Athanassof, director de Six Siege, confirmó a Windows Central que estaban trabajando en las versiones de PlayStation 5 y Xbox Series X. ¿Pero, cómo hemos llegado a este punto? ¿Cuáles son las razones de este éxito? Cada uno de nosotros puede identificar diversas causas. En mi caso, tengo claro que la tensión que se respira en las partidas es una de ellas.

Empieza la cuenta atrás. Tenemos poco tiempo para fortificar la habitación donde guardamos la bomba. Un compañero pone un refuerzo en la pared para evitar que las balas rivales la atraviesen; otro se encarga de construir una barricada; entre tanto, los demás vigilan que los drones enemigos no avistan el objetivo. Fin del tiempo, los adversarios se acercan y así empiezan los nervios en nuestro equipo. ¿Por dónde vendrán? ¿Entrarán a saco por la puerta principal o nos pillarán por detrás despistados? Sin respuestas esperamos cubiertos, sin hacer ruido, y nos agobiamos porque no viene nadie. Como sucede en la vida, esperar es duro, mas cuando aguardas a un grupo de personas que te quieren matar. Parece que no pasa nada y, de repente, alguien rompe una barricada. Una cabecita asoma por la puerta y, pum, primera baja. A partir de este momento la tensión es más intensa si cabe. Esto es porque mueren compañeros y enemigos, lo que provoca una desestabilización de los planes iniciales de ambas escuadras. Toca maniobrar sobre la marcha: cambiar de lugar porque una cobertura ha sido destruida o dar un rodeo para sorprender al oponente. Esta tensión causada por los preparativos de la batalla y su desarrollo es uno de los grandes aciertos de Rainbow Six Siege. El título engancha a un jugador que sabe que se va a enfrentar a un duro reto y lo implica en la consecución de su objetivo.

Las partidas son variadas gracias a la singularidad de cada jugador.

Una meta que se comprende con facilidad con base a unos modos de juego claros que van desde proteger a un rehén hasta desactivar unas bombas. Todo ello con una familiar perspectiva en primera persona acompañada de todo tipo de indicaciones con las cuales guiar al usuario. Así pues, Rainbow Six Siege abraza a la comunidad con tal de que disfrute la experiencia desde el minuto uno. No obstante, las partidas están llenas de tensión y son difíciles de ganar. Esto sucede gracias a la figura del jugador. Nunca sabes si te vas a enfrentar a un equipo desordenado o vas a tener enfrente a gente muy compenetrada. La intriga se adueña de los escenarios: ¿Vendrán todos en masa o se dividirán?

Es una cuestión de respuesta ardua. Por un lado, mantener a todos los participantes unidos supone una ventaja en los tiroteos, pero por otra banda fraccionarse significa que los enemigos deben defender varios frentes. Empero, esto es solo la teoría. Tu estrategia se puede frustrar en un santiamén por culpa de una granada que acabe con la mitad del pelotón o porque los compañeros que han tomado una ruta alternativa hayan sido sorprendidos desde una esquina. La dicotomía entre accesibilidad en la estructura y complejidad en el desarrollo hacen de Rainbow Six Siege un título variado, divertido y sorprendente.

Rainbow Six Siege

Antes de los enfrentamientos hay tensión. Después, incluso más.

Se podría decir que el jugador genera una narrativa emergente en cada asalto. O más bien los jugadores, puesto que el compañerismo es otro de los cimientos del título. La camaradería actúa como un elemento vitamínico. Enfrentarse a las adversidades en conjunto te hace concentrarte más en tus deberes. Por ejemplo, si estás tú y un compañero frente a cuatro rivales, el saber que tienes alguien al lado te implica más. Empiezas a dejar de lado la tensión y a pensar en una estrategia. Entiendes que no estás solo y que, pese a la dificultad de la situación, aún existen posibilidades de salir victorioso. Como consecuencia de la división por equipos, sientes que formas parte de algo; te sientes útil y te implicas en tu labor con más entusiasmo. Por supuesto, este efecto solo se da cuando hay química en tu equipo o cuando juegas con amigos. En este último caso, la avidez es mayor debido a la relación cercana entre camaradas. Y es que dar instrucciones a tus compañeros como si fueras un experto criminal o un agente secreto te mete muchísimo en el papel.

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El compañerismo, el ingrediente que potencia la tensión y la intriga I Fuente: Twitter de Ubisoft.


Rainbow Six Siege no es una propuesta revolucionaria. No cuenta con las más originales modalidades de juego ni tampoco ofrece mecánicas genuinas. Lo que hace Ubisoft Montreal es perfeccionar su jugabilidad – sin perder accesibilidad – con tal reunir unas características adecuadas en un shooter táctico. Esto es que sea intrigante y tenso. Para salir victorioso hay que planificar, mantenerse cauteloso, ser hábil para desenvolverse en entornos cambiantes sin sucumbir ante la presión y, sobre todo, trabajar en equipo. Una buena coordinación garantiza estrategias potencialmente ganadoras, que nunca imbatibles. Puedes intuir que harán los contrincantes, pero no siempre saber cuál será su plan al completo; el suspense y la incertidumbre evitan la monotonía. Con todo ello, no es de extrañar el éxito del que está gozando esta entrega de Tom Clancy’s. Porque retener a rehenes o tratar de liberarlos mientras pones a prueba tus nervios, tu intuición y tu compenetración no es solo un placer efímero, sino que resulta adictivo con el paso de las horas. Vamos, que es una droga.