La quiero, no la quiero...
El anuncio de Nintendo Switch 2 me resultó desconcertante. Se sabía perfectamente que la consola iba a tirar por los mismos derroteros que su predecesora, pero no esperaba que llegase a tales extremos. La presentación en condiciones llegaría en abril, con una propuesta curiosa en la que Nintendo terminaría perdiendo la narrativa de su propio discurso: consola decente, juegos prohibitivos. Cuando se abrieron las puertas de la Nintendo Switch 2 Experience lo que tenía en la cabeza era lástima por una consola al que le faltaba el toque identitario de la juguetera — también estaba con un puzle del Blue Prince, pero eso es un artículo para otro mes. Dos naves enteras para probar títulos de la casa y third-party, un porrón de consolas y una emoción contagiosa. Se cierran las puertas y la gente empieza a vitorear. Vuelvo a ser un niño.

Waluigi Mariachi siempre en nuestros corazones
El primer contacto con un mando es el más importante de todos. Nos surge una curiosidad inmedible por entender cómo funciona, qué se puede hacer con él, cuál es la mejor forma de agarrarlo sin que nos dé tendinitis. Paula García en Eurogamer apuntaba que la Switch se sentía como sujetar un tablón de madera, y no puedo estar más de acuerdo. Los botones de los Joy-Con son pequeños e incómodos como resultado de adaptar el mando al tamaño de la pantalla, cosa que no ocurre en el nuevo modelo. Sí, seguimos sujetando ese tablón de madera, pero es un tablón con botones más grandes y que dan gusto pulsar.
Agarrar la consola se siente más natural para alguien con manos grandes, como es mi caso, pero lo que destaca desde el primer momento es que es más liviana. Jugar en modo portátil ya no dará dolores de muñeca, otro punto a favor para los que se tiran en el sofá. Por otro lado, la pantalla aumenta de tamaño, resolución y calidad. No es OLED, pero los negros ya no son grises y los colores ganan en viveza. Que no os engañen con que 1080p es una resolución muy baja: para el tamaño de la consola, le sobra y le basta, y ver el Tears of the Kingdom suave como la mantequilla en ese pantallón es una verdadera gozada.
Tras unas vueltecitas en el Mario Kart World y crear una nueva línea de metro en Donkey Kong Bananza pasamos a Drag x Drive, el juego al que más curiosidad tenía por sus particulares controles. Mover dos Joy-Con 2 como si fueran ratones para desplazarnos en una silla de ruedas me parece una idea fascinante, y probarlo me ha llevado a tres conclusiones: hace falta mucha destreza, el juego mola un montón y que tengáis cuidado si sois de dejar vasos encima de la mesa. Metroid Prime 4 hace uso de varios sistemas de control, entre ellos usar el mando izquierdo para moverse y el derecho para apuntar. Usar los botones para realizar otras acciones es un poco extraño al depender exclusivamente del pulgar, pero estoy seguro de que es cuestión de acostumbrarse. Lo pude probar en el modo de 120 fps y es una maravilla con su escáner, sus monstruos, y sus explosiones. Cabe señalar que se escuchaban gritos de pavor de dos equipos que intentaban ganar un minijuego del Mario Party Jamboree. Muy temático todo.
Por desgracia, los títulos de GameCube me dejaron un mal sabor de boca. Esta última generación dio carpetazo a la Virtual Console tal y como la conocíamos, y la emulación de Nintendo 64 sigue dejando mucho que desear. Con GameCube pasa lo mismo, con errores en los sprites debido al aumento de resolución. Aparte, es una oportunidad perdida para dar un lavado de cara a algunos títulos. En Mario Strikers, por ejemplo, los menús se ven muy mal, a diferencia de los partidos propiamente dichos. Que se aumente la resolución interna de los modelos 3D ayuda si el resto de elementos también lo hacen, pero quedarse en un punto intermedio provoca un resultado pobre. Qué queréis que os diga, hay alternativas mejores.
En la nave de los juegos third-party nos encontramos de cara con Street Fighter 6, título al que le echaría horas si no fuese un tremendo paquete. De ahí saltamos al Split Fiction y a Yakuza 0 Director’s Cut, y poco más puedo añadir de aquí. Había un par de puestos más con el Cyberpunk 2077, Hades II, Civilization VII y Bravely Default Flying Fairy, pero quitando este último el resto ya están en otras plataformas. Se mueven bastante bien, sobre todo el Cyberpunk, pero se nota que la calidad es un poco más baja que la de los juegos de la propia Nintendo. Nada que no supiésemos, vaya. Una partida al Mario Kart World en modo Supervivencia, una tote bag con regalitos y una taza y pa’ casa. Más no se puede pedir.
Jornada de reflexión hasta el 5 de junio
Si algo me ha quedado claro tras este evento es que Switch 2 es la mejor Switch que se puede comprar. No puedo quitarme de la cabeza la sensación de que es la versión premium de esta consola, y es que le falta personalidad. Le falta el toque mágico de La Nueva Consola de Nintendo, ese brilli brilli subjetivo que hace encajar todas las piezas. Crear la sucesora de una máquina con tanta repercusión ya les salió rana con Wii U, entiendo ese conservadurismo. La magia de sus consolas es la sorpresa y venderte una chorrada como una auténtica revolución, y por el camino darle una vuelta a lo que sigue siendo igual que antes. Con 3DS lo consiguieron, y mira que es una DS con más chicha, y aquí el problema de Wii U no lo tendrán gracias a ese “2” gigante (o eso queremos creer). Sin embargo, ese continuismo estricto va directamente en contra de una parte esencial de la compañía.
El punto fuerte de Nintendo es ser diferente al resto, y por mucho que me guste la nueva pantalla no puedo dejar de pensar en que es “más de lo mismo”. Por otro lado, los juegos first-party me han sorprendido gratamente. Hay más profundidad de la que parece en el Mario Kart World, pese a que sigamos sin saber cómo es su mundo abierto, y Donkey Kong Bananza es una propuesta divertidísima. Ambos tienen la gran ventaja de que sus direcciones artísticas son excepcionales, con animaciones, colores y efectos visuales desbordantes. Metroid Prime 4 tampoco se queda atrás, y la combinación de fijar a un enemigo grande y usar el ratón para dispararle en zonas concretas me ha dejado con ganas de más. A todo esto, el mando Pro también funciona fetén. El resumen de este batiburrillo es que es una Switch muy chula con juegos muy chulos pero muy caros, que tengo una taza nueva y he hecho amigos por el camino (un saludo a Álex). Y que me duelen las rodillas.