Ni modelo Pro, ni modelo con sentido de existir

Nintendo, Nintendo, Nintendo… Cómo te gusta evitar los grandes momentos para anunciar a bombo y platillo tus novedades más importantes para luego hacerlo cuando nadie lo espera, sin preparativos de ningún tipo, y con toda ausencia de detalles que puedan ser mínimamente relevantes para el consumidor, porque aquí importa lo que importa, Nintendo lo sabe, y el anuncio de la nueva Nintendo Switch, al margen de como resulte ser luego el producto, parece una broma de mal gusto.

Una vez pasado en el E3, sin presencia de la (o las, según qué rumor quisieramos creer) revisión de Nintendo Switch que se venía anticipando, a modo de imitación de Sony y Microsoft con versiones más potentes de sus consolas de referencia (PlayStation 4 Pro y Xbox One X, a falta de novedades para la nueva generación), de la nada, y en preparación claramente de la campaña navideña, Nintendo ha anunciado la versión OLED de Nintendo Switch con fecha de lanzamiento para el próximo 8 de octubre.

Con un vídeo de poco más de 2 minutos como presentación en sociedad (del cual sobra la mitad en lo que mostrar las bondades del nuevo modelo se refiere, dejando incluso fuera aspectos como el almacenamiento, que pasa a 64 GB de capacidad como base), las novedades se resumen en una nueva pantalla, que pasa a las 7 pulgadas de tamaño (frente a las 6.2 del modelo original) con tecnología OLED, la cual debería ofrecer una mejor interpretación de los colores, a falta de ver en profundidad la calidad de los empleados para la construcción de la consola, un stand más ancho, mejoras en el apartado del audio y la inclusión de un puerto Ethernet en el dock (que realmente no es una novedad de la consola, ya que es totalmente independiente y podrá utilizarse con versiones previas).

Dicho lo cual, tendrá un precio de 350 [inserte euro o dólar al gusto del consumidor], sin que se intuyan rebajas en el resto de modelos, quedando así como la versión superior de la consola, a pesar de que no parece tener ningún cambio interno que pueda proporcionar potencia adicional, pudiendo descartar así la teoría del modelo Pro, al menos por ahora (en ambos casos).

Sin embargo, parafernalias aparte, lo cierto es que a Nintendo le da igual todo, y sabe que su comunidad va a comprar sus productos, tengan sentido o no, y dejando la puerta entreabierta a un modelo Pro, de manera que si muerdes el anzuelo con el modelo OLED, puede que a los pocos meses vuelvas a verte tentado por una versión superior en lo técnico (y en lo económico). La familia de Nintendo 3DS es el mejor ejemplo, con el modelo original, que tras ver rebajado su precio recibe un modelo XL, para luego recibir una versión recortada, y luego una más potente, y luego una versión más potente de la recortada… En definitiva, multitud de modelos, lanzados de manera escalonada porque si existe la posibilidad de pasar dos veces por caja, no hay que desaprovecharla, y con una comunidad de usuarios que sonríe y asiente a lo que se les de.

Y realmente este modelo, que presumiblemente arrasará en ventas, es el mejor ejemplo de esto. No solo es un modelo más caro sin ofrecer nada que no tuviéramos ya, sino que además deja a Nintendo Switch Lite en tierra de nadie. ¿Para qué vas a comprar el modelo más barato, si para ser utilizada como portátil existe la versión OLED? ¿Se han guardado en la recámara una versión OLED que no pueda conectarse al Dock como sorpresa para el mes que viene? Por ejemplo, el hecho de no rebajar el modelo original, que sigue en el precio de 329 [de nuevo, inserte divisa al gusto] con el que llegó al mercado allá por 2017 no deja de ser la declaración de intenciones de que, de cara a un usuario que pretenda utilizarla como consola de sobremesa, sigue siendo la apuesta segura, por precio, y ausencia de mayor potencia en esta versión OLED. Pero como Nintendo es la Apple de la industria del videojuego, nada de esto importa, batirá récords de ventas estas navidades, y procederá a amasar billetes como si no hubiera un mañana.