Una vida, una muerte, un ciclo

No sé qué hago hablando de un juego de peleas. El fighting no es un género que me desagrade, pero no estoy demasiado versado en él. Nunca he sido la persona más habilidosa del barrio ni tengo total desprecio por mi túnel carpiano como para dedicar cientos de horas a dominar los controles de cada luchador. No obstante, todavía queda dentro de mí algo de espíritu infantil, el cual me hizo levantar la mano cuando se ofreció la oportunidad de escribir este texto. Al leer las palabras Mortal Kombat, desbloquee un rincón de mi cerebro que llevaba tiempo cerrado.

Pese a que ahora mismo dedique muy poco tiempo a los juegos multijugador (y a los juegos en solitario, si nos ponemos exquisitos), antaño pude, como muchos jóvenes, disfrutar de infinitas tardes tontas, sin mucho qué hacer más allá de matar el tiempo. Una forma muy buena de hacerlo era aniquilando a mis amigos en sucios combates extremadamente sangrientos y divertidos. Y es que Mortal Kombat siempre fue ese “juego prohibido”. El margen legal caía en que ningún padre se asomara por el comedor en el momento de realizar un fatality. Que un título te dejara desmembrar, deshacer o triturar a tu contrincante era digno del mayor de los honores. Así pues, nunca era mal momento para echarse un torneo, doritos en mano y ver quien de todos era digno de coronarse campeón de este torneo mortal.

Con los años entendí que ni yo ni mis amigos éramos especialmente buenos en este juego. Sencillamente, estábamos en una misma mediocridad técnica, lo que provocaba que pese a ser toscos como nadie, sintiéramos que estábamos dándolo todo en cada golpe. Esta sensación es una que no he podido sentir en otros juegos del estilo. Tekken o Soulcalibur, por ejemplo, siempre se me han antojado como enormes muros que no he podido franquear. Jugar era sentirme totalmente inútil, atrapado en un fango del que no sabía siquiera como salir.

Estoy seguro de que, si hubiera dedicado el tiempo suficiente, habría mejorado, al menos para poder ofrecer un combate digno, pero carecía de la motivación suficiente para hacerlo y esos juegos tampoco fueron capaces de atraparme. Partir en dos la cabeza de mi mejor amigo, en cambio, si era un aliciente lo suficientemente sabroso como para buscar en internet un arcaico tutorial de como hacer combos con Sub-Zero y gracias a ello puedo conservar bonitos recuerdos de tiempos pasados.

Tan pasados son que, mi último contacto fue con la novena entrega, allá por 2011. Doce años después, he entrado a Mortal Kombat 1 con algo de miedo, pero no he necesitado demasiado tiempo para sentir que estaba en el lugar correcto. Con el “reseteo” al universo del juego, esta nueva entrega actúa como una suerte de reboot y permite que nuevos jugadores se adentren tanto en la trama de la saga, como en sus conceptos jugables más complejos.

Paso a paso, pequeño saltamontes

Si no tienes mucha idea de la escena competitiva, lo más probable es que empieces tus pasos por la kampaña, la cual se encuentra lejos de ser un añadido más y mantiene la esencia de las últimas entregas de la saga, intentando ofrecer una experiencia divertida y satisfactoria. Entre combate y combate, nos recibirán cinemáticas que desarrollan una historia con todos los deliciosos toques de una comedia de serie B, que hará que nos relajemos un momento entre tanta sangre. Estas cinemáticas exprimen al máximo el Unreal Engine 4, donde los diseños y animaciones posicionan cada momento en un pico técnico muy elevado. Eso sí, por lo menos en mi equipo, estas cinemáticas se desarrollaban a una baja tase de frames (¿más… cinemática?) que los combates, lo que provoca una ligera incomodidad frente a cada cambio.

Ya en esta narrativa, iremos acostumbrándonos a los nuevos añadidos del título: el sistema de Kameos y las mejoras en el combate aéreo. Este primero se basa en una plantilla extra de ayudantes, a los cuales podremos invocar en mitad del combate y que servirán para darnos un empuje extra en mitad de la pelea o librarnos de un implacable combo enemigo. Es una adición que puede darle la vuelta a cualquier enfrentamiento, lo que provoca que mantengamos la tensión hasta que suene la campana final.

Respecto al combate aéreo, no he podido probarlo en mis carnes con demasiada frecuencia ya que bastantes problemas tengo intentando completar un combo en el suelo, pero a través del tutorial y de actuar de espectador en peleas ajenas puedo confirmar que parece extremadamente satisfactorio. Hacer volar a tu adversario y mirar a la cámara como diciendo “esto no es todo amigos” es un vacile suficiente como para que tu rival no quiera sacar la cabeza del suelo en unos cuantos lustros.

Tal y como hemos acostumbrado en anteriores entregas de la saga, la pasión por el dinero es fácilmente reconocible. El principal contenido de pago se traduce en ampliar nuestro plantel de luchadores, junto a la incómoda idea de introducir a uno de los personajes principales de la campaña como una compra extra. Aún así, independientemente de la suma que inviertas en Mortal Kombat 1, las horas de juego para exprimirla están aseguradas. A parte de la Kampaña es posible disfrutar de contenido casi infinito fuera del online, con el modo torres clásico y las Invasiones, una suerte de tablero que combina este tipo de juegos con la pelea y le añade un aspecto RPG muy interesante.

Estaría negando una realidad si dijera que la variante multijugador no es tan importante. Una vez pasada la fiebre tras su lanzamiento, es el entorno competitivo el único superviviente. He intentado disfrutar de este aspecto y no he tenido mucho éxito, ya que en cada enfrentamiento me encontraba con alguien capaz de demostrarme que podía matarme tres veces antes de que fuese capaz de tocar el suelo. Pero entre torta y torta, he tenido suerte de luchar contra usuarios con una buena conexión de internet y gracias al rollback netcode fue posible exprimir cada milisegundo, resultando en luchas tan fluidas como las vistas en los modos sin conexión.

“Viajar en el tiempo manteniendo el conocimiento del presente”

Así pues, si yo he pasado un excelente tiempo jugando a Mortal Kombat 1, sin tener demasiada idea de donde me estaba metiendo, estoy seguro de que todo aquel fan de la saga o seguidor del género fighting va a encontrar aquí una joya. Más complejo, más pulido y completo, con este título NetherRealm Studios da un paso más en la franquicia y marca tendencia para el futuro del género.

2023 está siendo, sin duda, uno de los años dorados de este género. Casi todas las franquicias se suman a la corriente y cuentan con una nueva entrega de sus sagas. Es verdad que seguimos hablando de un género de nicho, que requiere de un gran esfuerzo para superar la hostil barrera de entrada. No obstante, cada vez contamos con más facilidades, con tutoriales más ampliados y detallados y oportunidades de cruzar el umbral. Con Mortal Kombat 1, estamos delante de una de ellas. Si vais a elegir alguno de estos títulos como primera andanza, podéis hacer caso a la sabias palabras de mi abuelo, que recitan: ante la duda, la más tetuda sangrienta.


Esta crítica ha sido realizada con una copia para Steam cedida por Warner Bros.