No sé que está ocurriendo, pero quiero más

Antes de comenzar con el análisis en profundidad, quiero aclarar que la copia que he recibido del juego es de prensa y no la versión comercial. He tardado tanto en sacar este artículo tanto por motivos personales como por la dificultad del título, como podréis leer en los párrafos siguientes. Todo lo que comente estará basado en mi experiencia, que posiblemente sea muy distinta a la vuestra si acabáis adquiriendo el juego. Pese a ser un juego corto, no voy a contar gran cosa de los últimos mundos para que descubráis ciertas sorpresas por vosotros mismos. Dicho esto, al lío.

Mezmeratu

Mezmeratu es un spin-off de Baobabs Mausoleum, trilogía desarrollada por Celery Emblem, el estudio de Jacob Jazz. Al igual que sus antecesores, este no es un juego para todo el mundo, ya que combina elementos muy extraños que, por alguna razón que nadie llega a comprender, funciona la mayor parte de las veces. El universo que nos presentan parece sacado del pozo más oscuro de la carpeta de memes de Twitter, con figuras horripilantes, música que incomoda pero no puedes quitarte de la cabeza y muchos colorines y luces parpadeantes. Todo se mueve, todo brilla y todo parece que está vivo aunque no lo quiera. Este quizá es el punto más fuerte de Jacob: extraer todo lo que tiene en la cabeza, sus experimentos e ideas y retorcerlos sin piedad. Muchas veces cuesta seguir qué está ocurriendo, pero sigues y sigues y sigues porque quieres terminar de una vez esa tortura de la que tampoco quieres escapar.

Mezmeratu

Universidad: El Videojuego

A diferencia del resto de títulos de la saga, este es un plataformas 2D con tintes de roguelite y acción. En los diferentes mundos las pantallas se generarán aleatoriamente siguiendo ciertos patrones, por lo que la frescura se irá difuminando poco a poco. Esto es un arma de doble filo, porque la dificultad está llevada a niveles estratosféricos. No me considero ni muy bueno ni muy malo, aunque estos géneros son de mis favoritos, y no puedo expresar lo suficiente la rabia y desesperación que sentía cada vez que moría. El juego no tiene función de guardado, por lo que tienes que empezar desde el principio cada vez que lo abres, y esto tendría sentido si fuera algo más permisivo. Consigues poderes a medida que avanzas, como un salto doble o pegarte a las paredes, y a diferencia de otros juegos en los que te sientes más poderoso, te planteas cómo has podido avanzar tanto sin ellos. Hay checkpoints cuando atraviesas cierta parte del nivel, pero están distribuidos con muy mala baba, a veces medianamente cerca y a veces absurdamente lejos. No se siente una cohesión real con lo que estamos haciendo, y en parte es por los controles.

Mezmeratu

El mapa del mundo, en glorioso 3D

Se puede jugar tanto con teclado como con mando; personalmente recomiendo la segunda, aunque ambas opciones son viables. Las acciones son muy pocas: moverte, atacar y agacharte, junto al resto de poderes que adquieras. El control en un plataformas tan complicado debería estar pulido hasta el extremo, pero por desgracia no es así. Los controles son algo toscos; a veces el personaje no responde como quieres debido a la hitbox de las superficies y en cierto momento van a su bola. Hay una parte en la que tienes que moverte boca abajo, y todos los controles se invierten para que sea más cómodo… exceptuando el de agacharse, por lo que vas a tener bastantes muertes por salir disparado al cielo sin querer. El combate es nimio, los enemigos aguantan bastantes golpes y hay diversos tipos, pero no te aclaran cómo puedes atacarles. He muerto no pocas veces por saltar encima de un enemigo; a veces les hacía daño, otras no.

Hablando de las hitbox, son un inmenso desastre. Hay secretos escondidos para los más curiosos, sobre todo vidas extra o atajos para saltarte alguna pequeña zona, pero nunca vas a saber si donde estás pisando te lanzará al vacío o no. También hay pinchos repartidos por el mapa que quitan una gran cantidad de vida y se vuelven de los peores quebraderos de cabeza. Las colisiones no son nada precisas, y quizá estés intentando saltar a otra plataforma, toques una pared con pinchos apuntando al lado contrario y recibas daño de gratis. No puedo olvidarme de mencionar que hay una especie de bug cuando mueres, en el cual reapareces durante un frame en los pinchos y luego te teletransporta al chechkpoint, así te ha quitado media vida. El estilo artístico es muy original y mola un montón, pero me esperaba cierta coherencia estructural y no dónde se solapan las texturas de dos paredes. El problema de que sea tan extraño es que a veces no sabrás si a donde vas a saltar es parte del fondo o te vas a chocar.

Mezmeratu

Algo me dice que las piedras no funcionan así, pero hay un pino colgando en diagonal, qué voy a saber yo

Todo esto va sumando y sumando, y una experiencia que comienza siendo muy agradable, como mínimo curiosa, termina siendo un infierno. The End is Nigh es de mis juegos favoritos, y maneja su dificultad a la perfección, porque si tardas dos horas en pasarte una pantalla vas a gritar porque no es que hayas ganado, sino que el juego ha perdido. Sin embargo, en Mezmeratu da igual lo que hagas: siempre pierdes. Puedes perder hasta tal punto de caer en unos pinchos, que te atraviesen y caigas fuera de la pantalla sin opción a que reaparezcas, con lo que solo puedes salir al menú y empezar todo desde el principio, tirando varias horas de tu vida sin sentir que realmente hayas aprendido algo. Por cierto, los botones cambian en cada pantalla del menú. Nunca entenderé por qué.

A Mezmeratu le queda poco para brillar, y es simplemente pulir, pulir y pulir

De nuevo, todo esto ha sido mi experiencia. Hablé con Jacob Jazz sobre estas cosas para que me aclarase qué es diseño y qué no, y me comentó que muchos errores han sido parcheados y algunos conceptos están mejor explicados. También está disponible la banda sonora, que es de lo mejor del título. En Steam los comentarios que hay son bastante buenos, y los de otros jugadores en foros también son positivos. Os quiero recomendar este juego con todo mi corazón, porque sé que tiene el potencial de ser un juegazo si se pulen cosas básicas o se mejora el rendimiento, que también me ha dado más de un susto. El juego se hizo durante el confinamiento en España, y ciertos temas como la muerte o la inseguridad han calado dentro del propio título. Lo abro, me frustro y al día siguiente quiero volver. Si todo esto lo ha conseguido estando prácticamente roto, no me quiero imaginar cómo será con los parches, pero eso ya os lo dejo a vosotros.


Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para Steam cedido por Zerouno Games.