Juega hasta el final y recibirás una recompensa

Over the Garden Wall es no solo una de mis series preferidas, sino una de mis cosas favoritas, en general. Desde mi primer contacto con ella, la serie me tocó de una forma que muy pocas han llegado a hacerlo. Es una serie que me parece sencillamente perfecta, a la cual no le cambiaría absolutamente nada. Desde su historia, que usando elementos propios del terror adaptados para un público más infantil (algo similar a lo que hace, por ejemplo, Coraline), nos habla sobre el miedo mismo, sus efectos y el sobreponerse a éste; pasando por sus personajes, tremendamente carismáticos y divertidos; hasta un estilo artístico sublime que no solo es absolutamente precioso, sino que, junto con la música, completa un aspecto ligeramente tétrico propio de un cuento oscuro. Mucho se ha hablado de Over the Garden Wall y cada uno de los apartados que la componen; sin embargo, hoy no estoy aquí para hablar de la obra de Patrick McHale, o al menos no directamente de ella. Hoy vengo a hablarles sobre Little Misfortune, un pequeño juego desarrollado por Killmonday Games (creadores de Fran Bow) y cuya protagonista es toda una señorita.

Little Misfortune es una aventura narrativa en la cual acompañaremos a la pequeña Misfortune Ramirez Hernández, una entrañable niña de ocho años que intenta siempre dar un toque de alegría a las cosas, buscar siempre una perspectiva positiva a sus vivencias. Al iniciar el juego, tras una pequeña cinemática, nos situamos en la habitación de la pequeña mientras un narrador nos informa, a nosotros que estamos más allá de la pantalla, que éste es el último día de vida de la niña. Sin embargo, el juego nos sorprende de inmediato cuando Misfortune deja sus muñecas para informarnos de que ella también puede oír al narrador. En vista de esto, la voz opta por negar sus palabras y proponer a la pequeña un juego, y si ella logra completarlo, será recompensada con la felicidad eterna. Este punto de partida ya de por si resulta interesante, y es que precisamente es en el guion y en la relación entre la niña y el Sr. Voces (así lo llama ella) donde encontramos el principal pilar del título. Así pues, las mecánicas se simplifican al máximo, reduciéndose a movernos lateralmente mientras interactuamos con distintos elementos en el escenario y unos pocos minijuegos en puntos concretos de la aventura. Además de esto, su principal baza jugable es la toma de decisiones, las cuales afectan en mayor o menor medida a la historia, mostrándonos diferentes interacciones durante nuestra aventura en función de nuestras elecciones.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver aquí Over the Garden Wall? Pues que ya desde el inicio del juego podemos ver unas pocas similitudes con ésta, siendo la principal el hecho de que ambas obras nos cuentan historias de terror ligero en las cuales nos presentan a personajes infantiles cuyas vidas están en riesgo. Sin embargo, mientras que en la serie de Cartoon Network, los niños intentan volver a casa tras perderse en un bosque, en el juego de Killmonday la niña abandona su hogar para adentrarse en el bosque y otras locaciones. En segundo lugar, si bien Little Misfortune muestra una estética un poco más alegre que la mayoría de episodios de Over the Garden Wall, con colores más vivos, las dos presentan un estilo de dibujo muy estilizado y agradable capaz de atraernos desde la primera mirada. Puede sonar simplista, pero básicamente a lo que quiero llegar es que ambas son historias con elementos de terror que, al menos para mí, son tremendamente bonitas en lo visual. Sin embargo, creo que la principal similitud entre estas obras (y que de hecho inspiró este texto), no es otra que sus protagonistas. Y es que a medida que jugaba con la señorita Misfortune, no podía dejar de pensar en Greg, el menor de los dos hermanos en Over the Garden Wall. Esto es debido a la manera en que éstos ven el mundo, a la inocencia y optimismo de ambos personajes, así como la forma en la que afrontan sus respectivas desventuras. Los dos niños, pese a estar en situaciones complicadas y peligrosas, siempre las encaran desde una perspectiva de diversión y aventura, de juego. Aunque por supuesto, esto no significa que no se asusten cuando la cosa se pone seria. Es este espíritu alegre e infantil lo que los lleva a cantar patatas y melaza o iniciar un duelo de baile en un club de strippers para hámsters –aunque ciertamente, debido a la naturaleza del juego y lo que nos cuenta, el caso de Misfortune es más extremo que el de Greg–. Pero por sobre todo, ambos son personajes altruistas. Así como Greg en un determinado momento antepone el bienestar de su hermano, Wirt, sobre el suyo, Misfortune no quiere la felicidad eterna para ella, sino que desea conseguirla para poder dársela a su madre. Los dos están dispuestos a sacrificarse –uno más literalmente que el otro– para poder ayudar a quien quieren. Además, pese a su inocencia, ambos resultan ser más receptivos de lo que puede parecer. Y por supuesto, los dos tienen de juguete una Piedra con una cara pintada. ¡Es un dato de la roca!

De lo infantil a lo adulto

Si bien estos no son los únicos paralelismos que podemos establecer entre dichas obras, algo que es importante destacar es que sus estilos de terror y de humor son diametralmente opuestos. Y es que Little Misfortune no es un juego dirigido a un público infantil.  El humor dulce que aporta Greg a su serie aquí se ve sustituido por un humor bastante negro. De la misma forma, si bien el juego tiene toques de terror, no es hasta su tramo final cuando este empieza a tomar verdadero protagonismo, de manera que en los primeros compases de la aventura, se hace énfasis principalmente en comentarios y situaciones incómodamente divertidas.

Así pues, durante toda la primera mitad del juego, el “terror” viene de la realidad en la que vive la señorita Misfortune Ramírez Hernández. Desde el inicio del título nos enteramos de la disfuncionalidad de su familia, con un padre ausente y violento y una madre alcohólica y negligente. Si bien esta situación se nos plantea, como digo, nada más iniciar, a medida que avanzamos en el juego se irá profundizando en esto a través de anécdotas que nos narra la pequeña. Luego de iniciar nuestra partida se nos anima a explorar la habitación de Misfortune y adentrarnos en su secretísimo lugar secreto –un pequeño fuerte de sabanas donde se esconde cuando sus padres discuten–, donde podremos leer su diario. En él, la niña anota pensamientos y vivencias, siendo uno de éstos el ver cómo su padre agredía a su madre, así como la vez que, tras prometer que la llevaría al parque, acabó dejándola sola y llorando. El diario sirve como un adelanto que en cierta medida nos deja claro tanto del contenido luego nos encontraremos al avanzar en la trama, como del carácter de Misfortune y la manera con que afronta las vicisitudes de su vida.

Más allá de las similitudes entre sus protagonistas que mencioné antes, otro gran parecido que podemos detectar lo encontramos en los villanos de las historias, en su naturaleza y en cómo “juegan” con los protagonistas. No quiero hacer spoilers de ninguna de las obras, con lo cual me limitaré a decir que a pesar de lo agradable que resulta oírles –el trabajo de doblaje del juego es completamente exquisito, siendo obligatorio destacar el trabajo de Natalia Martinsson, quien además de dar voz a nuestra protagonista también se encargó del arte y diseño de todo el juego–, sería un grave error confiar tanto en La Bestia como en el Sr. Voces.

Pese a las oscuras situaciones a las que se enfrentan, tanto Greg como Misfortune (casi)siempre le buscan el lado positivo; desafían la cruda realidad que les tocó vivir con la mejor cara posible mientras endulzan su vida con sus fantasías e imaginaciones. Ambas obras nos hablan, entre otras cosas, de la muerte y el miedo, mezclando, cada una a su manera, lo inocente con lo adulto y lo tierno y lindo con lo espeluznante y macabro. Hay pocas obras a las que les tengo más aprecio que Over the Garden Wall, y si bien Little Misfortune es una creación más humilde que de hecho no se acerca al impacto que me provocó la miniserie de Patrick McHale, es un título solido que juega con las expectativas del jugador sorprendiéndolo en reiteradas ocasiones. Durante las tres horas que dura, nos brinda una historia interesante con la cual podemos reír a medida que nos encariñamos con su adorable protagonista, y tememos por su seguridad mientras esperamos que regrese a salvo a casa. Quizá en Lo desconocido pueda encontrar la felicidad eterna.